C48 048
SCOTT
Esa brujita astuta, Julia, metiéndome el dedo en el culo para que me corriera. Estar sentado en el coche varias horas después no fue precisamente agradable, pero supongo que me lo había buscado. El tráfico era tan malo como pensé que sería, todo el mundo volvía a la ciudad desde dondequiera que hubieran pasado el fin de semana: las montañas, las playas, Las Vegas