C11 CAPÍTULO ONCE
El calor de nuestros cuerpos me estaba volviendo loca. Finalmente, extendí la mano y le bajé los pantalones. Ansiaba sentir su tela contra mi delicado tanga de encaje. No me detuvo mientras deslizaba mis dedos hacia su trasero. Todo era tan erótico que él gruñó en mi boca, me agarró con fuerza las nalgas y me apretó contra él.
En ese instante, yo era un torbellino de sonidos