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C3 CAPÍTULO TRES

"¿Algún problema?" Justo cuando aún lo observaba, finalmente habló y te juro que casi salto de la emoción. Incluso su voz, ¡oh, Dios mío!, era tan reconocible como la de Raxan. "Nooo... no hay nada malo, pero... ¿puedo hacerte una pregunta?" pregunté, mordiéndome el labio inferior por dentro, temiendo que su respuesta fuera desagradable.

"Sí", dijo él con sencillez y sentí que me desplomaba... Esa voz profunda, ¡ay, por Dios!, me estaba afectando más de lo que debería. "Eh... uh...", me quedé sin palabras al mirar lo que llevaba en su bolsa de polietileno transparente. "¿Eres... perdón, eres Raxan Miles?" A pesar de mi tartamudeo, logré articular las palabras.

"Supongo que sí", respondió con una voz ronca y, antes de que pudiera decir algo más, se bajó las gafas de sol hasta el puente de la nariz y casi me desmayo... Era él, el mismísimo Raxan Miles, con esos ojos azul océano helado y el tatuaje de diamante en el lado derecho de su cuello... "Es él... que los dioses me asistan", me mordí el dedo índice, incrédula.

"Soy yo, ¿qué quieres decir?" continuó, observándome mientras yo, perdida en el deseo y la necesidad, desvié mi mirada hacia los preservativos que se notaban en su bolsa. "Pronto los usará con la... con la que vi", me di cuenta de golpe. "¡Oh, Dios, yo los quiero sin nada!", pensé, mordiéndome el labio inferior mientras los miraba fijamente. "Ehm...", tras recordar el tamaño de su miembro, tosí y volví a enfocarme en él.

"De hecho, sigo tu... eh...", comencé a decir rápidamente, pero las palabras se me atoraron en la garganta al recordar que estaba trabajando. Como recepcionista, debía darle la bienvenida y preguntarle qué necesitaba, pero allí estaba yo, sonrojándome frente al cliente... "Dios, soy secretaria, no recepcionista", me recordé, así que no había problema en preguntarle... ¡Vamos!

''. ¡Ah! Quería decir... tus vídeos... Me encantan... Soy tu fan'', intenté decir de nuevo, pero seguí tartamudeando mientras apartaba los mechones de pelo detrás de mis orejas... ''¡Eh!'', tras toda mi vacilación, él solo soltó una carcajada... ''Dime el número de la habitación donde está Alexa, quiero verla'', continuó, y yo deseaba que el suelo se abriera y me tragase... Hablaba de la zorra con la que estaba y, con esos condones, no cabía duda de que iban a grabar un nuevo vídeo...

''Habitación 46 en el piso 11'', respondí con más enfado del necesario; al fin y al cabo, no era recepcionista y no tenía nada que ver con eso, no era mi culpa. ''Gracias'', dijo antes de darse la vuelta. ''Ojalá... Ojalá, por Dios'', me sentí al borde del llanto al verlo alejarse con la misma ropa que en la foto que acababa de darle 'me gusta' en mi Instagram.

''Ojalá hubiera conseguido una foto con él''.

Solo, observé cómo se alejaba con el ceño fruncido por la ira. Era frustrante haberle dejado marchar sin siquiera conseguir un apretón de manos. ''Rinna, cariño, ya estoy de vuelta'', me sacó de mis pensamientos Cecilia con su murmullo mientras se acercaba... ''¿Qué te ha retenido tanto en el baño?'', pregunté con más dureza de la necesaria... ''No seas tan brusca... Acabo de echar un polvo rápido con Mark en el baño'', confesó en voz baja.

''Ugh...'', rodé los ojos al escucharla... Mark otra vez, por Dios, no quería saber nada de hombres sin experiencia... No pensaba que Mark pudiera siquiera satisfacerme, por eso no quería saber nada de él... ''Voy a volver a mi oficina'', repugnada por la idea de Mark dentro de Cecilia, negué con la cabeza y la esquivé... ''Nos vemos luego'', murmuró Cecilia... ''Ja, claro'', forcé una sonrisa antes de dirigirme a mi oficina...

Mi única debilidad era ver los vídeos de Raxan, pero juro por todos los dioses que era una secretaria entregada, a pesar de trasnochar... ¡Eh! Ya había terminado todo lo que se esperaba de una secretaria y, al entrar en mi cubículo, simplemente inflé los labios... "No... no voy a almorzar", me dije a mí misma con el labio inferior atrapado entre los dientes, antes de girar sobre mis talones... Algo en mi mente había despertado un interés mayor que el almuerzo...

Con una idea traviesa rondándome la cabeza, me dirigí directamente al ascensor, rumbo al piso donde Raxan había ido... Agradecida con Cecilia por haberme dado el número de su sala de estar... Caminé con la postura de una secretaria experta hasta llegar a la habitación y, para mi fortuna, la puerta estaba entreabierta... "Rinna, esto no está bien...", me advertía mi voz interior... "Sí, pero... déjame hacerlo", me debatía internamente... No sabía qué hacer... Era terriblemente incorrecto, pero mi deseo era más fuerte; anhelaba ver al hombre de mis sueños una vez más...

"Ven aquí", sentí cómo mi corazón se hundía al escuchar esas palabras... "¡Oh, Dios, estoy en problemas!", con el corazón latiendo a mil por hora, me quedé paralizada observando a mi alrededor... "Sí, señor Miles", un suspiro de alivio se me escapó al darme cuenta de que había sido Raxan quien hablaba y, para colmo de ironías, estaba en la habitación conversando con esa zorra... "Dios, qué idiota soy", me reprendí antes de comenzar a espiar a través de la puerta entornada...

Lo que vi a continuación me dejó sin aliento; él la estaba besando, ¡oh, Dios mío! Se besaban con tal pasión que ella enredaba sus brazos alrededor de su cuello, jugando y tirando de su desordenado cabello rubio... Lo besaba como si fuera lo último que quisiera saborear en la Tierra...

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