C7 CAPÍTULO SIETE
¡Carajo... Dios mío! Cuando sentí que ella introducía su lengua en mi intimidad, solté un jadeo involuntario, separando mis labios de los de Raxan en el acto... "Aléjate de ella, la quiero solo para mí", sus palabras hicieron que mis rodillas se doblaran... Con su potente gemido, la mujer se alejó temblorosa de mí y, sorprendida, me giré para observarla. Al verla marcharse