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C2 Capitulo 2

Una hora más tarde se encontraba en un salón con una larga mesa curva con sillas del lado de la pared, con la intención de que los presentes vieran en dirección al centro de la sala.

Los omegas pasaron a sentarse, ya con mucha más confianza al ser bien bienvenidos.

—Se preguntarán cuál será su función en éste palacio, porqué se encuentran aquí —comenzó la mujer mayor que los estuvo acompañando todo ese tiempo —, cada uno de ustedes fue elegido como candidato para ser el Omega de nuestro futuro rey, su alteza real Alaric, y así convertirse en reina o rey consorte, y no solo acompañar a su alteza en su estadía en el trono hasta que sea tomado por su primogénito, el consorte deberá guiar a la nación de igual manera que nuestro rey, siempre ha sido una tarea difícil, pero ahora lo es más, ya que nuestro rey consorte ha sido el mejor no solo en la historia de nuestro reino, se cree que del mundo — a mujer caminaba tranquilamente en el círculo que dejaba la mesa, posando su fría mirada en cada uno de ellos —, él los estará observando, aunque ustedes no lo vean será consciente de todos sus movimientos; él es el omega más fuerte y poderoso que ha pisado esta tierra, algunos creen que es un regalo de los dioses para mantener el orden, la justicia y la paz, es conocido como el protector de los débiles, siempre velando por los omegas, las betas y niños de nuestro reino.

Se encontraba bastante absorto en las palabras de la mujer, que solo lo hacían querer saber más.

—Su amor por nuestra reina, su majestad, es inquebrantable, al igual que su compromiso con el trono y la nación, por lo que, no dejará que cualquier omega tome su lugar. Nuestro futuro rey es el que elegirá a su omega, pero sin el permiso del rey ese omega no ascenderá al trono; así que serán educados para ser dignos de la corona, líderes natos, inteligentes y hábiles en las actividades mágicas, como saben, el reino de la magia hereditaria tiene la tradición de que el libro familiar pase a manos del omega de la familia.

—¿Qué pasará con los demás luego de que el futuro rey elija a su omega? —cuestionó una de las omegas que estaba en una de las últimas sillas.

— Los omegas del harem siempre que no cumplan con su función serán casados con personas importantes del reino, o si lo eligen permanecerán solos el resto de su vida, claro que todos tendrán viviendas y un trabajo digno de los conocimientos que obtendrán aquí; conocimientos con los que muchos omegas solo pueden soñar, así que aprovechen la oportunidad, no importa si no se convierten en consortes, es una oportunidad única que los Dioses y el universo ha puesto en su camino.

La mujer se dio la vuelta en dirección a una mesa con papeles en la pared contraria, hurgando entre ellos.

— Así que comenzaremos dándoles sus horarios, generalmente las personas de nuestro reino gozan de bastante tiempo de ocio, pero ustedes deben ser educados de la mejor manera posible

Les fue entregando un rollo de papel y varios libros a cada uno.

—Se levantarán con los primeros rayos del sol, desayunarán, se cambiarán y asistirán a sus clases, serán educados en lenguas, ciencias políticas, astronomía, matemáticas, y ciencias derivadas; hasta la hora de la comida. Luego irán a ser educados en las artes, son de libre elección, podrán escribir y leer poesía, tocar instrumentos, cantar y bordar, hasta la media tarde— la mujer iba diciendo mientras tenía la mirada perdida en los frondosos jardines que se observaban desde las altas ventanas— Pasarán a los baños hasta que se ponga el sol, comerán y tendrán sus horas para estudiar o practicar su magia, si necesitan hacerlo al aire libre lo harán en el jardín del harem, por supuesto, tienen prohibido abandonar éste a menos que sea para ver a su alteza.

No entendía la razón de aquello, pero no cuestionaría algo que no parecía turbar a los demás, y que realmente no le molestaba.

—Los viernes cambia la rutina, un omega es elegido para servir a su majestad, la selección se realiza luego del baño; el omega es preparado y consentido aparte, luego cena con su majestad, pasan tiempo juntos y luego se unen, si el príncipe decide tenerlo más tiempo con él es una gran señal. Estos encuentros dan un preámbulo de quién se convertirá en su omega, así que aprovéchenlo—la mujer comentaba con una gran sonrisa genuina que no estaba ahí las frases anteriores.

—Con eso de unirse al príncipe, ¿Quiere decir que debemos intimar con él? —preguntó el omega que estaba a su lado.

—Claro, cómo más su alteza y el omega sabrán que quieren estar juntos para el resto de sus vidas, deben desarrollar ese vínculo todos estos meses, hasta que él elija a uno— Le respondió la mujer con una expresión de confusión.

—¿Y si no quiero? — cuestionó él esta vez.

—Pues se irá del palacio— le mujer respondió con aún más confusión, pero respondiendo lo que dictaba el protocolo.

Se le hacía inconcebible que un omega no quiera estar a disposición de su alteza, en todo sentido, su reino estaba acostumbrado a no tener pudor sobre el deseo y los placeres carnales, no comprendía por qué no querrían, por más que fueran omegas de afuera, pero no comentó sobre ello, no era su trabajo.

—Ya falta una hora para que se ponga el sol, les mostraré sus habitaciones y el lugar.

Fueron guiados de vuelta al gran salón que ahora se encantaba vacío, suponiendo que los demás omegas estaban en los baños.

Subieron por las escaleras del lado izquierdo y en éstas había 9 habitaciones repartidas en un círculo con un hexágono en el suelo.

—Pueden pasar todo el tiempo que quieran en el salón principal para pasar el tiempo, los sábados y domingos pueden ir a las fuentes y piscinas del jardín y estar al aire libre, las comidas son entregadas ahí, son días de fiesta y descanso de las labores, tienen suerte de haber llegado al palacio un jueves, su estadía aquí comenzará con lo mejor de la semana.

Fueron repartidos de a dos por las habitaciones que no estaban ocupadas; él fue asignado junto al omega que estaba a su lado en el salón de clases, al entrar por las dobles puertas más pequeñas vieron una pequeña mesa con cojines y muebles al rededor, en el centro de estás frutas, quesos y galletas.

Al recorrer la habitación con su mirada vio dos camas al fondo de la misma; estaban decoradas con finas telas claras y doradas, con las que nunca imaginó siquiera tener contacto; entre las camas una larga mesa con tres floreros con rosas y velas repartidas por dicha mesa.

En frente de las habitaciones había baúles dorados. Altas ventanas con un balcón, toda la habitación cubierta por paredes color crema y alfombras blancas con dorados en las orillas, con detalles negros en toda su extensión.

Unas horas después fueron llamados al salón principal, subieron por las otras escaleras, y en vez de ir a la habitación de los baños, cruzaron la puerta que estaba del lado contrario llegando a una sala con una larga mesa ovalada. Ya en ésta se encontraban personas esperando.

Omegas, para ser exactos.

Fueron invitados a sentarse amablemente, intercambiando presentaciones con los dulces omegas que ya estaban ahí, aunque había cierto aire de incomodidad, fueron bastante amables.

Fue llegando la comida, los sirvientes saliendo de un pasillo al fondo de la sala. Realmente no esperaba que fuera tanto para 13 personas. Había una variedad increíble, pollo en diferentes presentaciones, diferentes tipos de peces, carnes, frutas, vegetales, vinos, jugos y de más, era realmente un banquete y parecía que comían así todos los días.

El lugar comenzaba a gustarle, aparte de esa aura mágica y especial que cubría el harem, y suponía era porque nunca había sido pisado por alfas.

Ya no estaban siendo llevados de un lugar a otro, pero los encargados siempre estaban a la vista.

Al terminar todos comenzaron a levantarse y retirarse, así que imitó sus acciones y fue a su nueva habitación, encontrándola vacía.

Se comenzó a desvestir y posteriormente se colocó un vestido sencillo de seda dorada.

Escuchó la puerta de la habitación ser abierta, por lo que su atención se desvío a dicho lugar.

Su compañero estaba entrando. Pronto lo vio acercarse al otro baúl y sacar su ropa que consistía del mismo vestido dorado.

El chico conectó miradas con él, abrió la boca, pero nada salió por unos segundos.

—¿Te podrías dar la vuelta? —le pidió con una inocente mirada.

Se vio tomado por sorpresa, pero se giró a encarar la pared contraria.

Cuando el chico le dijo que ya podía girarse conectaron miradas.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó mientras tomaba los cerillos junto a las velas, colocando uno entre sus dedos y rasgando hasta que la llama se hizo presente, acercándola a una vela blanca en un candelabro individual.

—Fay —le contestó el omega arrodillándose hacía su cama, por lo que no le respondió para no interrumpir su rezo.

Se deslizó por las suaves sábanas hasta quedar sobre su costado viendo toda la habitación desde su posición.

Como era costumbre comenzó a pensar y rememorar cosas, recordando su hogar, extrañando el aroma de su madre omega, las tardes que pasaba a cabello con su madre alfa. El aroma de su familia, ese pequeño nido que lo hacía sentir seguro y que sabe que no lo volverá a ver más que en sueños, poco a poco quedando sumido en la inconsciencia.

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