C34 Capítulo 34
Azima abrió los ojos mientras su garganta se apretó. Le había repetido miles de veces por el camino a su nieta Amaal, que nadie debía saber sobre el paradero del príncipe, pero por supuesto, jamás elaboró un escenario donde apareciera la chica de la cual el mismo príncipe llamó en su delirio.
No podía culpar a su chica por soltar su lengua