C37 Capítulo 37
Con las toallas en sus manos, y sus pies caminando lento, Nadia resopló todas las veces hasta que llegó a esa puerta comprimiendo sus ojos. Debía prepararse para lo peor, porque conociendo a ese hombre, sabía que su amplia tristeza no le detendría para dejar salir a ese arrogante que siempre fue.
Sin embargo, algo dentro de Nadia se removió