C20 Luces apagadas
ISLA
Desde el instante en que cruzamos la puerta del apartamento, Zero se apoderó de mis labios y me prensó contra la pared. El golpe fue algo brusco por la intensidad de su empuje. Un dolor agudo atravesó mi espalda, pero se disipó cuando él comenzó a mordisquear mis labios y a explorar mi boca con su lengua, degustando su dulzura.
Nuestro frenesí se asemejaba al de leones famélicos