C3 CAPÍTULO 2 - El criador del nuevo alfa elegido

Rodó discretamente, tratando de pasar desapercibida. Pensó que lograría huir y ocultarse, pero inesperadamente el foco giró, como buscando a alguien en la inmensidad del campo. Las demás lobas se lanzaron tras la luz como ingenuas y Andreitte tuvo ganas de reírse de ellas, pero su risa se heló en sus labios al verse de pronto bañada por el haz de luz.

Trató de alejarse rodando, pero el foco la siguió implacablemente y, en cuestión de segundos, dos guerreros se aproximaron y la alzaron con facilidad, como si fuera pluma. Cada uno sujetó una de sus manos.

"¡Déjenme ir! ¿Por qué me eligen a mí si ellas desean con más ansias ser la nueva compañera del Alfa?", les lanzó con desdén, señalando con el dedo a las otras lobas que, entre la decepción y la ira, algunas incluso con envidia, la fulminaban con la mirada.

"¡Silencio!", le espetó uno de los guerreros. "Fue la Diosa de la Luna quien te escogió. Ese es tu destino, loba Zeta."

Sentía que su cabeza estaba a punto de estallar en rebeldía ante las palabras del guerrero. "Mi sueño es otro y no incluye ser la compañera de un Alfa. ¡Suéltenme!", gritó con furia, pero los guerreros solo se rieron de su impotencia.

"No puedes huir de tu destino, loba Zeta, grábate eso en la mente", le contestó el mismo guerrero, mientras el otro permanecía en silencio, sujetándole con firmeza la muñeca derecha.

Al observar a su alrededor, Andreitte comprendió que no había salida. Los guerreros custodiaban cada rincón del lugar. Esta vez no había escapatoria posible.

Tomó una respiración profunda y buscó serenarse. Si no podía liberarse ahora, aún le quedaba tiempo para intentarlo antes de que el primer Alfa viniera a reclamarla.

El solo pensamiento del primer Alfa que vendría a tomarla le provocó un escalofrío que recorrió cada fibra de su ser.

"No dejaré que eso suceda", se prometió a sí misma con desesperación.

Cuando los dos guerreros la tomaron y la obligaron a caminar, ella los observó con serenidad. Les ofreció incluso una sonrisa cordial y no se atrevió a desafiarlos más. Cerró la boca y simplemente los siguió. Necesita cambiar de estrategia, de lo contrario, podría terminar estando aún más vigilada todo el tiempo, lo cual sería su completa ruina.

II

Andreitte fue conducida al palacio del Rey Alfa para una breve presentación ante los miembros del Consejo de Ancianos, quienes se habían congregado para recibirla y otorgarle sus bendiciones.

Por su parte, el Rey Alfa no tiene la obligación de encontrarse con la nueva criadora del Alfa, así que Andreitte no esperaba que, al final, tendría la oportunidad de ver al esquivo Rey Alfa en el Palacio.

Solo unos pocos en su reino han tenido la oportunidad de ver al Rey Alfa. La mayoría de las veces, es su Beta o su Virrey quien se encarga de relacionarse con los súbditos en su nombre. Solo unos cuantos privilegiados han podido interactuar con él. Nadie tiene permitido siquiera tomar una fotografía del Rey Alfa y, durante mucho tiempo, muchos de los súbditos, especialmente las lobas, han estado intrigados por conocer su verdadero aspecto.

Andreitte mantuvo el silencio y se esforzó por obedecer cada instrucción que los dos guerreros le daban. Los acompañó hasta la sala de conferencias, donde los miembros del consejo de ancianos se habían reunido para conocerla, a pesar de que ya pasaba de la medianoche.

"Loba, Zeta, ahora serás llevada a tu pequeño palacio, donde podrás considerarte una reina, como una reina hormiga que vive para procrear", dijo por primera vez el guerrero serio y Andreitte no pudo discernir si había sarcasmo en su tono o si su comentario era estrictamente serio y nada más.

Ella lo miró sin expresión, pero luego asintió.

Ya había sido presentada ante los miembros del Consejo de Ancianos y había recibido cada una de sus bendiciones, algo que Andreitte despreciaba en lo más profundo de su corazón.

Durante todo este tiempo, Annie, la loba de Andreitte, ha permanecido en silencio. Andreitte no logra discernir si Annie se siente feliz por haber sido elegida como la nueva criadora del Alfa o si, al igual que ella, está sumida en el miedo y la tristeza.

La noticia de que Andreitte es la escogida para ser la criadora del nuevo Alfa se ha difundido tanto dentro como fuera del palacio, llegando a todos los miembros de su manada e incluso a otras manadas, cuyos Alfas solteros aguardaban el momento en que se designara a la siguiente criadora.

Al día siguiente, los padres de Andreitte fueron citados al palacio por el Rey Alfa, soberano de todos los Alfas y creador de la norma que rige la selección de la criadora. Allí fueron recibidos por el Virrey del Rey Alfa.

Según la tradición, los padres de la criadora del Alfa recién nombrada son honrados con un saco de oro, reconociendo así el honor y el prestigio de haber criado a una loba tan excepcional, que ha sido seleccionada para tan distinguido rol.

Los padres de Andreitte rebosaban de orgullo y alegría al recibir el saco de oro de manos del Rey Alfa.

Al despertar ese día, Andreitte observó el pequeño castillo en el que ahora reside, situado muy cerca del imponente palacio del Rey Alfa. Fue en ese momento cuando realmente pudo apreciar la belleza y la elegancia que la rodeaban. Sin embargo, esto no alteraba su decisión ni mitigaba su antipatía hacia su nueva situación.

Andreitte esbozó una sonrisa irónica. "Entonces, ¿esto es parte de lo que motiva a tantas lobas a aspirar a ser criadoras del Alfa?", reflexionó. Continuó su recorrido y notó que el recinto estaba completamente cercado por una alta valla, y cada entrada estaba custodiada por dos guardias. Había dos puertas: la principal y la trasera, que daba a la vastedad del océano. No había escapatoria, a menos que se atreviera a nadar desde allí hasta la próxima isla.

"¿Cómo lograré escapar de aquí?" reflexionaba Andreitte, mientras su perspicaz mente evaluaba cada posibilidad y alternativa para encontrar la manera de abandonar este lugar antes de que llegara el primer Alfa elegido para llevársela.