C29 Maquiavélico
Andrew
No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba metido en este maldito sitio.
Los putos rusos se estaban bebiendo mi cordura.
Cada día una nueva tortura, cada día una nueva dosis de esa maldita medicina que me hervía las venas, cada día me sentía más lejos de mí y más cerca del manicomio.
No sabía qué cojones era lo que me inyectaban; pero la sensación de dolor que me provocaba