La dimensión del deseo/C6 De vuelta a mí
+ Add to Library
La dimensión del deseo/C6 De vuelta a mí
+ Add to Library

C6 De vuelta a mí

Aitana

Todo el camino de regreso a casa fue una maldita tortura a mi exhausto cerebro. Demasiadas cavilaciones en una sola hora, me habían agotado física y mentalmente.

¿Que había querido decir Muriel?

Eso me lo agendaría como tarea para el resto del tiempo, hasta que obtuviera alguna información exacta de la situación.

Conducía un poco estresada por todas las calles, un tanto desesperada por llegar a casa. Cambiaba las marchas de mi auto con una furia que casi sentía pena por la caja de velocidades, pero con alguien me tenía que desquitar mi frustración. Así que sin nada más a mano, le tocó a ella.

Siento mi móvil sonar y me estiro hasta tomarlo. Dándome absoluta cuenta de que había tomado el de Ashton por error de él. Eran idénticos, quizo que tuviéramos hasta el mismo móvil, temía encontrarlo comprando lencería en cualquier momento, con tal de tener más en común.

Sin pensarlo mucho contesto; craso error, lo supe después.

— ¡ ¿Hola?!...

— ¿¡Ash¡? — una tierna voz de mujer llamaba Ash, a mi novio. Me estacioné de momento y por suerte divina no ocacioné un accidente.

— ¿Perdón?¿Quién eres?— pregunté volviendo a mirar la pantalla que ponía número desconocido. No tenía agendada a la chica. Jamás revisaba el móvil de el, eso es algo que no haría, pero las casualidades no están escritas y aquí estoy, respondiendo una llamada de una mujer desconocida para mí y evidentemente conocida por mi chico.

— Disculpa, no debí llamar, lo siento.

Y colgó, dejándome con un espera...a medio decir.

Lancé el móvil al asiento de al lado y apreté el volante con fuerza.

No, esto no, esto no me estaba pasando a mí. Esto es algo de llegar a ser algo, jamás le perdonaría.

Pero es que jamás... No hay oportunidad para que lo perdonara.

¡Hay mi Dios, ayúdame!

Arranqué nuevamente y más furiosa aún logré llegar a mi casa.

— ¡Holaaa... Ya estoy aquí!

Mi madre se asomó por la cocina.

— Hola cielo, Ashton no ha llegado. Llamó para decir que se había complicado en el club y vendría tarde, que no lo esperaramos para cenar y que cualquier cosa lo llamaras a tu teléfono porque se lo llevó por error, que usaras el de él si necesitabas.

— Vale mami, ¿Sigues enojada conmigo?— me acerqué a la isla de la cocina, dando la vuelta mi madre abrió sus brazos y le recargué en ella, joder, que mal todo. Justo un abrazo de mi madre era lo que necesitaba. En realidad uno de mi hermana pero no iría a rogarle, ella se fue y no le quizo pues ahora yo no podía quererla.

— Cariño, no estoy enfadada contigo, es solo que yo soy tu madre y la de tu hermana. Mi trabajo es apoyarlas y enseñarlas. Si hasta ahora no hice bien mi trabajo te puedo asegurar que me esforzaré por hacerlo impecable a partir de este momento. Y eso incluye que consiga tener a mis niñas de vuelta y juntas. Así que vamos a trabajar para restablecer un poco nuestra vida como familia.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas pero las contuve, no quería llorar ya por nadie. Mi madre tenía razón, pero tampoco se lo diría.

— Mamá... ¿Crees que Ash podría engañarme? — me sacó de su abrazo y mirándome a los ojos sosteniendo mi rostro me dijo.

— Todos engañamos, de una manera o de otra Aitana. Pero sinceramente confío bastante en él, no lo creo. Eso no significa que no le estruje los testículos si lo hace. ¿Por qué preguntas?

— Por nada, es solo una revista de infidelidades que estaba leyendo y me hice esa pregunta. Pero tranquila que no hay testículos que pellizcar. — espero, pensé en mi mente.

Sonreímos un poco, yo besé su mejilla y subí a mi habitación.

Más tarde sentí a mi madre tocar mi puerta y yo estaba columpiandome en el sillón para dos del balcón. Ella se sentó a mi lado y ofreciéndome un té me dice...

— Mi niña, me ha dejado un poco pensativa tu pregunta— la fuí a interrumpir y levantó una mano para seguir — yo confío bastante en tu novio, tanto que vive aquí y duerme contigo como si estuvieran casados, ya no voy a la iglesia como antes pero me cuesta permitir cosas así y sin embargo lo hago, porque confío en los dos, en el amor que se tienen y en lo mucho que hemos pasado juntos y todo el apoyo mutuo que nos hemos dado.

— ¿Pero? — la cuestioné yo, sabía que venía un pero.

— Pero... Me preocupa el nuevo club que están a punto de abrir y sus repercusiones. Confío en ustedes, te lo repito, y justo por eso los apoyé para hacerlo. Pero no quiero cariño, que el tipo de gente y de prácticas que por allí verán los ponga en peligro como pareja.

Tomé su mano entre las mías, dejando el té en la mesita de al lado — mamá, ya sabes que el club no será para tener sexo. Está prohibido. Es como un sitio para gente de mente abierta que quiere pasar un rato divertido y un poco exitante. Además de personas que busquen pareja de su misma forma de ver el sexo. Es todo. Si se quieren acostar, les alquilamos las habitaciones y automáticamente salen del club. Pero eso es entre los que vayan, nosotros no ponemos personal para hacerlo.

— Ya sé de qué va el club Aitana, no me lo tienes que explicar, yo solo quiero que así como van a ir a conocer gente en un ambiente cargado de sensualidad y morbosos deseos, ustedes sepan abstraerse de todo eso. Solo quiero que no se pierdan en el estilo de su propio negocio. Piénsalo cariño.

Besó mi frente y comenzó a salir del balcón.

— Mamá espera, quiero darte algo.

Y tomé de mi bolso la invitación vip para la inauguración del club. Pensaba dársela yo misma a mi hermana, pero mejor que no, era más cómodo que lo hiciera mi madre.

— Para que se la des a Amaia, dile que debe ir vestida de rojo, los hombres irán de negro.

Ella no dijo nada, solo sonrió y se marchó.

Decidí llamar a mi chico, aún con la maldita llamada de aquella mujer dándome vueltas en la cabeza.

— Dime nena, no sabes cómo te hecho de menos, no dejo de pensar en lo que hicimos esta tarde en la cama. Joder, ya me estoy empalmando de nuevo.

— Ash, quiero que me digas si aún me amas, y si un día no lo haces más, también quiero que me lo digas. Por favor.

Estaba a punto de echarme a llorar. ¿Que clase de relación podría tener el con una mujer que lo llama Ash? No cualquiera le dice así. Eso me hacía temblar el corazón. Me sentía angustiada.

— Angelito, yo te amo más que antes y te voy amar hasta cuándo me muera, tanto tanto, que dios por plasta me volverá a poner en tu camino la próxima vida para seguir amándote. ¿Que te pasa nena?.

No pude evitar romper a llorar. Lo quería tanto y tenía tanto miedo.

— Eh nena, ¿Que te pasa mi vida?

¿Estás en tus dias?.

— No seas idiota Ash, si sabes que no lo estoy, ni tampoco lloro cuando lo estoy. Es solo que te echo de menos y no quiero estar sin tí.

Disimulé lo mejor que pude.

¡Maldito Muriel! ¿Por qué tuvo que decirme aquello?

Sentí una voz de mujer por detrás de él, como susurrando algo. Igual me estoy volviendo loca y ya hasta oigo cosas.

— Nena, tengo que dejarte, pero te prometo que te amo cariño, como a nadie y voy a apurarme aquí para ir enseguida.

Ni siquiera me pude despedir, colgó y me quedé como tonta mirando el teléfono.

Oh dios, no lo estropees por favor.

Amaia

Aquellas fuertes manos me metieron con urgencia dentro del ascensor al lado del cual Aidan estaba por salir y gracias a dios y todos los santos juntos las puertas se cerraron alejándome de mi marido.

Con una mano en el pecho presionando el documento y la otra en mi frente abrí los ojos para encontrarme con un Douglas hiperventilando.

— Maldición Amaia, me van a terminar provocando un infarto entre los dos.

— ¿Pero de dónde has salido?¿Que haces aquí?

Presionó el botón para bajar al sótano.

— Aidan fue a verme, me dió un tremendo escándalo cuando supo que ya no sería tu comandante y vino corriendo para llevarte a la fuerza y que no trabajes con Archer.

— Eso es típico de el, ya lo conoces y debiste saber que pasaría. Por eso me fuí corriendo antes de que llegara. Nada más conocer a Archer supe que esto pasaría.

La velocidad de aqul ascensor era impresionante. En nada estuvimos en el sótano, habiendo bajado veinte pisos como si fueran dos.

Encaminados hacia mi auto me fue contando.

— Archer siempre fué un buen agente Amaia, no creo que sea como su padre, pero precisamente para verificarlo lo puse contigo. Yo no fuí quien te asignó a Aidan. Nada más informar que están casados fue suficiente para sacarlo de esta operación. Necesito que él se encargue de una misión de tráfico de medicamentos de alta gama y tú ya sabes lo que necesito.

— Douglas, me estás demorando y sabes que cuando termine de vociferar con Archer vendrá por mí. No me demores más. Acaba.

Gruñí furiosa. Ya estaba sentada al volante y el seguía sin terminar de hablar.

— Necesito que le des algo que lo controle.

— ¿Perdón?¿Quieres que lo drogue? ¿Que hago, le inyecto un tranquilizante? Por favor Douglas, ¿que mierda hablas?

— Amaia, sabes tan bien como yo, que así como está no podremos trabajar. Necesito que le des una oportunidad. Una conversación al menos. Algo coño, necesito algo. Y tú también lo necesitas a él. Colabora, conmigo y contigo.

Estaba flipando. Justo el, que me había ayudado tanto, ahora le pedía esto. ¿Cómo podría?

— De toda la gente de la que esperé incomprensión, te aseguro que jamás creí verte a tí en ese grupo. ¿Cómo puedes pedirme algo así? Tú, precisamente tú, que viste cómo quedé después de Andrew. Tú qué sabes que Aidan y yo ya no podemos estar juntos. Que me vomitaría encima si supiera lo que su hermano me hizo. Tu que sabes lo que he llorado en tu propio hombro por no poder tener nunca más a mi marido. Esto que me pides, ni siquiera sé, que decir... No puedo seguir aquí.

Y eso fué todo lo que dije. Me fuí de allí marcando mis neumáticos en el suelo. Tiñendo mi rostro de lágrimas que me impedían ver las calles.

Pensaba en todo el tiempo que me tomó decidirme a regresar a mi vida, a las cercanías de el, siendo perfectamente consciente lo que representaría estar cerca, muy cerca pero sin ser nada más que historia.

Y ahora venía Douglas, justamente él a tirarme en los brazos de Aidan. No podía. No ahora y no creo que en un futuro cercano, por no decir que nunca.

Suene mi móvil y lo contesto sin mirar quién es.

— Diga...

— Agente Jhonson su salida fue justo a tiempo.— hablaba Archer en mi oido— su marido pretende arruinar nuestros planes en la misión, debo pedirle que lo controle o pediré un cambio de agente. Con histerias matrimoniales no se puede trabajar. Mañana ya no hace falta que venga, el último miembro de nuestro equipo se reincorporará pasado mañana, así que tiene el día de mañana para controlar a su marido o presentaré la situación al coronel y será sacada del caso. Por muy importante que sea su participación no olvide que está empezando ahora. Igual que hemos funcionado sin usted, podemos seguir haciéndolo.

Joder, joder, joder. Maldito Aidan. Lo estaba haciendo a propósito, quería joderme viva para que fuera yo quien lo buscará. Pero no conoce a la nueva Amaia.

— Sácame del caso Daniel, y si te parece poco pide mi expulsión del cuerpo. No estoy lista para lidiar con mi marido. Si has leído como dices mi historial, entenderás.

Golpeó mi volante tantas veces que hasta el claxon suena. Estoy furiosa.

— Amaia, tu y yo no somos amigos ni nada, por el momento. Pero te aconsejo que trates de superar todo, y controles hasta tus miedos. Solo así conseguirás salir adelante. Te daré hasta mañana en la noche. Recibirás mi llamada y sabré si estás dentro o fuera.

Y colgó, sin más, colgó.

En menos de dos segundos suena el maldito aparato de nuevo.

— ¿Que pasa ahora?— digo sin mirar siquiera quien es.

— Wow, no pensé que una chica tan linda como tú me contestaría así.¿Estás agresiva hoy, eh?

Ya estaba sonriendo, era tan fácil con el. Era como un borrador de penas. Cuatro frases y cualquier sonrisa se asomaba a cualquier par de labios.

— Hola Ash, perdóname es que estoy muy cabreada, pero me alegra que me llames.¿Pasa algo?

— Más importante que yo querida cuñada no creo que pase nada.

— Serás creído, no cambias ¿eh?

— Pues claro que cambio, cada día estoy más bueno terroncito.

Nos reímos los dos, en unas carcajadas que hace meses no practicaba. Se escuchaban tan alto que si me veía alguien de fuera, pensaría que estaba loca. Riéndome sola en un auto mientras manejo.

— ¿Nunca se te va a olvidar lo de terroncito Ash?

— Hay cuñis, hay cosas que son memorables, y desde luego en la puta vida lo voy a olvidar.

— Que payaso eres... Pero me encantas.

— Pss, claro que sí, a tí y a otras muchas personas más.— me respondió el altanero este riéndose todavía más fuerte y yo, casi tenía que mover mi quijada con mi mano de lo enganchada que se había quedado a una sonrisa. Esa que solo Ashton Miller conseguía.

— Te he extrañado Ash, ni siquiera sabía cuánto.

— Quiero verte Amaia, quiero darte algo y no quiero que tu hermana se mosquee conmigo.

— Te paso un sms y vienes a mi apartamento cuando quieras.

— Vale terroncito, pásalo y ahora mismo voy.

— De acuerdo, pero deja de llamarme terroncito. — ya sabía su respuesta. Y conforme la adiviné, la escuché de sus labios al tiempo que aparcaba el coche en mi garaje.

— Eso nunca cuñadita, no no, mejor terroncito.

Y sonriendo ambos colgamos. Le pase la dirección y en menos de veinte minutos lo tenía en la sala, tomando una cerveza y sacándome las palabras.

Ashton era así, el podía parecer un idiota que solo sabía hacerte reír, pero su calma era tan grande que lo hacía sentir a uno en confianza.

Me juró por la vida de mi hermana, que no le contaría a Aidan nada de lo que le dijera. Ni a Aitana tampoco. Pero no pude.

Le conté todo, el acoso de Andrew, la vez que me manoseó, el USB que aún guardo con ese vídeo. El chantaje para llevarme con el, el siniestro tema de querer tener un hijo mío. Y tantas otras cosas entre las que se encontraba el tremendo apoyo que fue Muriel para mí. Pero no pude, lo principal no pude contárselo. Eso no, eso era tan mío que no creía que algún día pudiera contarlo a nadie más que a mí psicóloga.

Y justo cuando me había dado la invitación para ir a la inauguración de su club, y yo había ido a guardarla lo escuché hablando por teléfono con Aitana. Traté de ofrecerle que saliera a la terraza para que hablara con mayor privacidad pero me hizo una seña para que me callara.

Sentí tanta paz, de saber que al menos ella tenía a alguien que la quisiera así de bonito, que me dió incluso un poco de envidia.

Yo nunca podría tener a Aidan de vuelta conmigo. Porque ya estaba, rota y sin arreglo. No podría permitir que me tocara después de haber sido manoseada por su propio hermano. Si el lo supiera me aborrecería tanto, que no podría soportarlo.

— Amaia me tengo que ir, mi angelito le extraña y no lo puedo soportar. No le digas que he venido por favor, dale tiempo. Ella entenderá, es muy buena y te quiere. Solo le hace falta tiempo.

Me tomó las manos entre las suyas y beso mis dos palmas.

— Si alguien sabe de tiempos soy yo Ash, esperaré tranquila.

— Te quiero terroncito...

— Basta... ¿No te cansas eh?

Necesito decirte aún algo más Ash. Por favor no te vayas.

— Cuñadita, no hay nada que me detenga ahora de ir con mi ángel, pero mañana me dices lo que quieras, y debes ir vestida de rojo. Los hombres iremos de negro. — me guiñó un ojo— muy sexi todo.

Me abrazó y me apretó fuerte, le devolví el gesto con la misma fuerza.

— Joder Amaia, en serio te he extrañado. Y ahora me voy que le duele la polla, tu hermana me ha calentado por el teléfono sin saberlo.

— Serás asqueroso tío, largo de aquí.

Y así sonriendo antes de una tremenda carcajada despedí a Ashton.

Sentí mi teléfono sonar una puta vez más. El aparto me tenía loca. Todo el día dando por culo.

Está vez un sms que si amenazaba con llevarse mi poca cordura.

*Mañana en la noche estarás de vuelta a mí...pequeña*

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height