C30 No tengo nada que perder
Amaia
Todo había sido perfectamente planeado , por suerte Muriel sabía que venía el mayor de los Denim y Andrew le contó, movido por el morbo , su idea de el juego de la fortuna.
Una vez que sentí como cedió en mi tobillo la pulsera y que fue Muriel quien la abrió según lo planeado, respiré profundo y me bajé de la mesa para irme con el.
La mano de Andrew me tomó de la cintura