C10 Es mía.
Un joven que aparentaba estar en la treintena entró en la mansión de Alfred y, con una sonrisa de satisfacción, admiró la belleza del lugar. Se quedó sin palabras al contemplar la exquisita decoración de la habitación. Tenía que admitir que el decorador había hecho un trabajo impecable.
Tomó asiento en un sofá, aún observando cada detalle, cuando de repente su teléfono sonó