C9 Capítulo 9

Desde la perspectiva de Sharanya

Ya ha transcurrido una semana desde mi primer día en la universidad. Estos días me he sentido emocionada y a la vez nerviosa; Sir no se ha burlado de mí, ni hemos cruzado palabra. Agradecí al cielo que Priyank partiera hacia Delhi la noche anterior, evitando así cualquier encuentro directo. Él era extraño y aún peor que el monstruo de ojos marrones. Era peligroso y lo que hizo ayer fue suficiente para aterrorizarme.

La señora Anusha siempre se mostraba descortés, dándome órdenes de hacer esto y aquello sin cesar.

He visto a mamá en dos ocasiones; se encuentra bien y los doctores planean operarla en dos meses. No entiendo por qué debe esperar tanto tiempo. En fin, no soy médica, así que no tengo voz ni voto en eso.

Solo me quedan 2000 rupias. No he utilizado ninguna prenda del armario, ni he hecho uso de su tarjeta. No soy ninguna cazafortunas, aunque él parezca pensar lo contrario.

Tras ducharme, me vestí con unos sencillos pantalones palazzo y un kurti, y tomé mi estola. Me peiné, me apliqué un poco de compacto y bálsamo labial, y salí de la habitación.

Ahora debía preparar café negro para el señor Neil y té verde para la señora Anusha.

Caminaba cuando de repente, ¡pum! Oh, sí, vaya, tropecé con algo tan sólido como una pared.

¡Ay! Me duele el trasero.

Al levantar la vista, mis ojos se abrieron como platos; era el monstruo de ojos marrones. Tan alto, ¡ugh! Me quedé paralizada, me sentía diminuta frente a él.

"Lo siento", balbuceé, dándome la vuelta para alejarme.

"¿Estás bien?" preguntó él. ¡Vaya, también podía hablar suavemente!

Asentí y justo cuando iba a marcharme, me hizo una pregunta inesperada: "¿Qué te pasó en la mano?" Señaló hacia mi mano izquierda.

"No... nada..." tartamudeé, ocultando mi mano con el pañuelo.

Se acercó a mí y tomó mi mano izquierda, lo que me hizo emitir un leve siseo. "Está bien, señor", murmuré, intentando suavemente liberar mi mano.

"¿Quién te hizo esto?" preguntó, examinando mi mano quemada y luego fijando su mirada en mí.

Flashback.

Ayer.

Acababa de preparar el café negro para el señor Neil y Priyank también me había pedido uno.

Serví el café en dos tazas. Tomé una y, al girarme, choqué con Priyank. Un poco de café negro salpicó su abrigo nuevo. Retrocedí instintivamente, asustada.

"Yo... lo siento", balbuceé disculpándome.

"Maldita plebeya, has arruinado mi traje caro", me espetó con ira.

"La culpa fue tuya; estabas demasiado cerca", repliqué.

"Perra, ¿te atreves a responderme? Ahora verás lo que soy capaz de hacerte", amenazó agarrando mi mano izquierda con la suya.

"Suelta", exigí, forcejeando.

"Espera, perra", dijo con desdén, apretando mi muñeca con fuerza y tomando la otra taza de café caliente, lo que me hizo abrir los ojos desmesuradamente.

"¡No, no, por favor!" grité, pero él no escuchó y vertió el café caliente sobre mi mano. Me mordí el labio con todas mis fuerzas para no gritar. El dolor era insoportable.

Las lágrimas comenzaron a brotar como un torrente. Me soltó bruscamente. En ese momento, Nadia Bi entró en la cocina. Después de lanzarme una mirada fulminante, salió.

"¿Qué pasó, Sharanya? ¡Dios mío, te has quemado la mano!" expresó ella, preocupada.

Me sequé las lágrimas con brusquedad. "No es nada, solo se me derramó un poco de caf...é caliente en la mano. Voy a ponerme pomada".

"¿Podrías preparar otro café negro para el señor Neil?" le pregunté.

"Claro, querida, ve y aplica pomada en esa quemadura", me dijo con cariño. Asentí y me dirigí a la habitación donde me hospedaba.

El flashback termina.

"Pregunté algo, Sharanya, ¿en qué estás pensando?" Eso me sacó de mi ensimismamiento.

Solo atiné a decir, "Eh..." Me faltaban las palabras.

"¿Quién te hizo esto, Sharanya?" insistió el monstruo de ojos marrones.

"No... nadie, solo se me cayó una taza de café caliente en la mano ayer", me apresuré a explicar.

"¿Te pusiste crema?" preguntó, mostrando una preocupación inesperada.

"Sí, lo hice". Respondí, "Ay, suelta mi mano, duele".

"Hoy es tu primer día en la universidad, ¿cierto?" preguntó y yo asentí con la cabeza. "El chofer te llevará", afirmó.

"No hace falta, señor, tomaré un auto rickshaw. Ya sé cómo llegar". Dije en tono suave. Prefería evitar sus lujosos coches.

"No es una pregunta, es una afirmación", dijo con firmeza.

Mirándolo fijamente, le dije: "No necesito tu ayuda", y él solo rodó los ojos.

"¿Hasta cuándo vas a seguir con el teatro, Sharanya?" se mofó.

"No eres tan buena como aparentas", me siseó, provocando una sonrisa en mi rostro.

"Entonces, si no soy buena y todo es una farsa, ¿por qué te preocupas por mí, señor? ¿Qué soy yo para ti? Nada, ¿verdad?"

"No te preocupes por mí, señor, puedo cuidarme sola". Su agarre se relajó y soltó mi mano mientras yo me alejaba.

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"¿Hola, conductor?"

"¿Sí, señor?"

"Sharanya acaba de irse a la universidad. Síguela discretamente y avísame cuando llegue sana y salva al campus".

"De acuerdo, señor."

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Salí del auto rickshaw y me detuve frente a la universidad, la universidad de mis sueños. Había tantos estudiantes adinerados llegando en coches y vistiendo ropas de marca.

Avancé sujetando el borde de mi bufanda. Todos me lanzaban miradas. Definitivamente, yo era una forastera aquí.

"Mira cómo se viste, qué vulgar."

"¿Quién es esa chica? ¿Cómo logró entrar aquí?"

"Quizás con una beca."

"Dios, es tan extraña, puaj."

Escuché que decían eso de mí, pero lo ignoré. No tengo ni idea de dónde está la oficina del director. ¿Ahora qué hago? ¿A quién le pregunto?

Sentí una palmada en el hombro y al girarme, vi a dos chicas y un chico de pie detrás de mí.

"¿Eres la nueva?" preguntó una de las chicas. Asentí afirmativamente.

"Somos tus superiores y debes hacer lo que te decimos", afirmó la otra.

"Disculpa, pero solo eres una alumna más, no una profesora", repliqué.

"Oh, así que también sabes hablar, pedazo de naca." La chica alzó la mano para darme una bofetada y cerré los ojos con fuerza.

Espera. ¿No me llegó la bofetada?

Continuará