C3 La víspera (Primera parte)

Me desperté temprano en la mañana y de un salto me levanté de la cama. La emoción me invadía. Una emoción intensa y profunda. Mañana sería mi cumpleaños. Cumpliría dieciocho años y por fin conocería a mi lobo. Estaba impaciente por transformarme por primera vez. Dicen que duele, pero ese detalle no me preocupaba. Solo sería un instante y con el tiempo, se haría más llevadero. Podía soportar un poco de dolor.

Ojalá mis padres pudieran estar aquí para presenciar mi primera transformación. Han pasado ocho años desde su partida y el dolor no ha disminuido.

Fueron víctimas de un ataque de renegados.

Los renegados son lobos sin manada, expulsados por cometer crímenes. Algunos eligen dejar sus manadas para vivir como renegados, aunque es poco común. Los lobos somos criaturas de manada; la soledad no nos sienta bien. Un lobo se vuelve renegado usualmente por tragedias en su manada o por la pérdida de su pareja, lo que los lleva a la locura y al exilio.

Los renegados viven aislados, sin colaborar con otros lobos. Sin embargo, cuando atacaron nuestra manada, lo hicieron en conjunto, algo completamente atípico. Tras aquel ataque, nuestro Alfa descubrió que un lobo renegado había unido a otros para asaltar distintas manadas. Le apodaron el Rey de los Renegados. Desde entonces, los ataques no han cesado, golpeando a la nuestra y a otras manadas en repetidas ocasiones.

En la noche de aquel ataque, intentaron asesinar al hijo de nuestro Alfa durante la celebración de su decimoctavo cumpleaños y su primera transformación. Era el momento en que debía iniciar su entrenamiento para convertirse en el nuevo Alfa y líder de la manada.

Pero esa noche, los renegados mataron a su padre, nuestro Alfa Luke. Se vio forzado a asumir el liderazgo de inmediato, y lo hizo de manera excepcional. Completó su entrenamiento rápidamente y fortaleció nuestra manada hasta convertirla en una de las más poderosas.

Mi padre era el Beta de Alfa Luke. Él y mi madre sacrificaron sus vidas protegiendo al Alfa, la Luna y su hijo. Era su deber.

Después de su muerte, mi hermano Andrew tomó el rol de Beta. Él y nuestro Alfa, amigos desde la infancia, ahora lideran nuestra manada juntos.

Andrew es un Beta excepcional y un hermano aún mejor. Tenía 17 años cuando nuestros padres fallecieron, y desde entonces ha cuidado de la manada y de mí. Jamás se quejó, asumió sus responsabilidades y las llevó a cabo con la mayor dedicación. Siempre se aseguró de que yo estuviera protegida y bien atendida.

Finalicé el instituto hace unos meses y ahora mi único compromiso es el entrenamiento. Tras los ataques, mi hermano y nuestro Alfa determinaron que todos los miembros de la manada debían estar preparados para defenderse.

En nuestra manada, es obligatorio completar la educación secundaria. Es similar a un instituto humano, pero nos centramos en la historia y cultura licantrópica, las leyes de la manada y todo lo necesario para su buen funcionamiento. Por ejemplo, un lobo interesado en la gestión de la manada debe profundizar en el liderazgo. Quienes se inclinen por la agricultura deben conocer sobre cultivos para asegurar el abastecimiento alimentario. Y aquellos que deseen proteger la manada, deben dominar técnicas de defensa y estrategias de combate, dedicando más tiempo al entrenamiento. Yo elegí apoyar al Alfa en la dirección de la manada. Era lo natural para mí, queriendo ser el soporte de mi hermano Beta. Así, me empapé de las leyes de la manada y todo lo necesario para contribuir a su éxito.

El Alfa, el Beta y el sanador de la manada eran los únicos que se apartaban de ella para recibir formación en sus respectivos roles. Se integraban en distintas manadas donde adquirían los conocimientos necesarios para sus funciones. Dicha capacitación solía extenderse por un año.

Dado que nuestra manada sufrió un ataque y nuestro Alfa anterior fue asesinado, nuestro nuevo Alfa y Beta completaron su entrenamiento en tan solo unos meses. La manada los requería con urgencia, por lo que todo tuvo que acelerarse. Extrañé a mi hermano cuando partió, pero entendía que era su deber.

El entrenamiento era diario, sin embargo, mañana tendría el día libre al ser mi cumpleaños y también mi primera transformación. Era un evento trascendental. La primera transformación es crucial, ya que en ella descubres a tu lobo interior y a tu compañero de vida.

En nuestra cultura lobuna, la figura del compañero es fundamental. Se trata de esa persona especial asignada por nuestra Diosa de la Luna, la unión de dos almas. Tu compañero pasa a ser tu prioridad, surgiendo un amor inmediato hacia él. Surge la necesidad imperiosa de estar juntos y protegerse mutuamente.

Ni mi hermano ni nuestro Alfa habían encontrado aún a sus compañeros. Por ello, hasta que eso suceda, su madre, Gloria, mantiene el título de Luna y asume las responsabilidades que ello conlleva.

Ella sufrió enormemente tras la pérdida de su compañero, nuestro Alfa anterior. Estuvo al borde de no superarlo. Dejó de comer, de dormir, de vivir. Es el vacío que se experimenta al perder a tu compañero. Las ganas de vivir se esfuman. A pesar de todo, logró recuperarse y se convirtió en una Luna excepcional. La quiero mucho; nos apoyó a mi hermano y a mí después de la muerte de nuestros padres, y desarrollamos un vínculo especial. Para mí, es como una segunda madre.

Le pedí que asistiera a mi primera transformación. Aceptó y me envolvió en un cálido abrazo. Presenciar la primera transformación de un lobo es un gran honor en nuestra manada. Cada manada tiene sus rituales, pero en la nuestra, solo aquellos que tú eliges pueden ser testigos de ese momento. Ser seleccionado es un verdadero honor.

Escogí a mi hermano, a Luna Gloria y a mis amigos, Amy y Jacob. Todos se sintieron honrados y compartieron mi emoción.

Estaba ansiosa por transformarme. Sería un momento mágico. Y tal vez, tenga más fortuna que mi hermano y encuentre a mi compañero pronto.

Pronto tendría que dirigirme al entrenamiento, así que me cepillé los dientes, me di una ducha rápida y me vestí. Opté por unas mallas negras, un top deportivo, una sudadera gris y zapatillas Nike negras. Recogí mi cabello castaño en una cola de caballo y bajé las escaleras.