C17 17
El punto de vista de Sheila
A la mañana siguiente, ya estaba despierta, y la sensación del cuerpo de Killian aún perduraba en mi piel. Todavía no podía dejar atrás aquel momento, odiaba la inevitable verdad de que, por mucho que odiara la locura de que Killian me afectara, descaradamente, ansiaba más de sus caricias.
Suspiré, avergonzada por mis pensamientos