C1 Prologo

Nunca acepté las palabras de mi madre cuando decía que nunca llegamos a conocer del todo a las personas. Y juraría que estaba equivocada, cuando desconfiaba de Stella. Me había enamorado y aunque muchos no veían mi noviazgo con buenos ojos, hice oídos sordos e intente hacer mi vida con ella.

- Eres lo mejor que me ha sucedido nunca.- Repetía en todo momento. Me parecía un milagro que alguien pudiera quererme de aquella manera. Ninguna otra mujer, por hermosa que fuese, podría interesarme jamás.

Mi madre y mi amigo, seguían sin entender porqué no abría los ojos. Pero aún así había insistido en querer casarme con ella y que tuviéramos una ceremonia lo más discreta posible, la cuál nunca se concretó.

Nos enamoramos y sin esperarlo, Stella quedó embarazada. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese por ella, no iba a permitir que nadie se interpusiera en mi camino, por lo tanto continué mi vida con ella, alejado de mi familia. Trabajando para que nada les faltara ni a ella ni a nuestra hija Jurlyn. Mientras ella, disfrutaba de salidas con amigas y fiestas a las cuales casi nunca podía asistir, yo sólo me dediqué a trabajar duro. Nunca le prohibía nada, ya que siempre se quejaba de aburrirse en la casa y estresarse por cuidar a nuestra hija.

Pero la mentira tiene patas cortas, tal y como decía mi madre. En el cumpleaños numero tres de nuestra hija, descubrí que me engañaba nada menos que con el que creía que era mi amigo. A partir de ese día, todo cambió. Nuestras vidas darían una giro inesperado y no pensé que las decisiones que había tomado, me harían tanto daño...

Encerrarme en mis recuerdos no servían para nada mas que atormentarme. Trabajar hasta el cansancio solo me alejaba de mi hija. Y no estar allí para ella, logre que se volviera fría y antipática. Ya no creía en el amor. Debería pedirle disculpas al amor por haberme enamorado de la mujer incorrecta. No hacía falta nadie mas en mi vida, porque realmente no necesitaba a nadie. No confiaba en nadie, absolutamente en nadie... Hasta que un día, alguien a quién no esperaba, llamó a mi puerta...