C22 Epilogo
El timbre sonó varias veces en la casa y al notar que nadie iba a atender, Jurlyn resopló molesta por tener que ser ella quien debía abrir la puerta.
- Maldita sea, somos tres en esta casa, y nadie se digna a mover el trasero para abrir la maldita puerta...- Al abrir la puerta, exclamo con brusquedad.- ¿Quién es?-
Un breve silencio opacó aquella radiante mañana. Una señora alta