C2 No he hecho nada

Punto de vista de Ava

"Mamá, por favor, no te vayas" le supliqué mientras las lágrimas corrían por mi cara. Resoplé un poco temblando de miedo mientras le suplicaba con la mirada.

"Tengo que irme, cariño. Tienes que quedarte aquí y no salir hasta que vaya a buscarte", me dijo dándome un beso en la frente mientras se retiraba con una sonrisa tranquilizadora en la cara.

Salió por la puerta y la cerró suavemente tras de sí. Me senté en el suelo del pasadizo secreto y me balanceé de un lado a otro. Estaba aterrorizada y el hecho de no tener a nadie que me hiciera compañía me ponía aún más nerviosa.

Oí gritos al otro lado de la puerta y me asusté.

¿Y si le pasara algo?

Podía quedarme aquí sin hacer nada, pero al mismo tiempo qué podía hacer una niña de seis años. No pensé en ello mientras salía corriendo al pasillo para ver a mi madre rodeada por cuatro lobos. Todavía estaba en su forma humana mientras los observaba.

Miró en mi dirección y me suplicó que volviera a esconderme, pero yo sólo me quedé congelada en el sitio mientras mis ojos se abrían de miedo.

Entonces ocurrió. En un segundo, un lobo la atacó por detrás y le hundió los dientes en el cuello. Un grito de terror salió de mis labios mientras permanecía inmóvil, demasiado asustada para moverme. Podía oír el crujido de los huesos desde donde estaba cuando el lobo le partió el cuello. El lobo la soltó y se retiró.

Su cuerpo cayó al suelo con un ruido sordo mientras sus ojos sin vida me miraban fijamente. Corrí hacia su cuerpo inmóvil y la abracé.

Estaba cubierta de su sangre, pero no me importaba. Las lágrimas corrían por mi cara mientras lloraba a lágrima viva, con la cara hundida en su pecho.

"¡No!" Grité mientras sacudía su cuerpo, con aún más lágrimas corriendo por mi cara.

"Por favor, vuelve conmigo" le supliqué sacudiendo su cuerpo.

"Mamá, por favor" le supliqué llorando aún más fuerte.

"Tú, todo esto es culpa tuya", atronó mi padre y corrió hacia su compañera inmóvil. Sujetó su cuerpo contra el suyo mientras lloraba.

"¡Todo esto es culpa tuya!", exclamó.

"No. No lo hice. No hice nada", tartamudeé.

"Todo esto es culpa tuya", rugió enseñándome los dientes.

Me escabullí aterrorizada mientras él se acercaba a mí. Levantó la mano y me cubrí la cara con mis pequeñas manos.

"Yo no he hecho nada" grité, esperando el impacto.

"Yo no he hecho nada" grité mientras me sentaba en la cama, con el cuerpo cubierto de sudor. Un escalofrío me recorrió la espalda mientras me estremecía de miedo.

Fue sólo una pesadilla. He tenido estas pesadillas desde el día en que ocurrió. Cada vez era diferente, pero siempre terminaba con mi madre muriendo y todo el mundo culpándome de su muerte.

Miré la hora y vi que eran las tres de la madrugada. Sabía que no iba a poder dormir después de aquella horrible pesadilla, así que me quedé despierta.