C6 Perdida

Punto de vista de Ava

"¿Qué? pregunté saliendo de mi aturdimiento cuando sus palabras se registraron en mi cerebro.

"No soy tuya. Quítate de encima, pervertido" le dije tratando de empujarlo.

Esto pareció enfurecerle, porque antes de que me diera cuenta me inmovilizó las manos por encima de la cabeza. Me lanzó una mirada asesina y volvió a hablar.

"¡Eres MÍA! Te guste o no... compañera", gritó molesto.

Me quedé helada cuando dijo la palabra "compañero". ¿Era mi compañero? ¿Yo era su pareja? Ahora empezaba a tener sentido.

Sabía que había algo familiar en él, y también el hecho de que me sentía segura y cálida entre sus brazos. Su olor era embriagador y adictivo. Olía a bosque, con un poco de vainilla.

Si su olor y su comodidad no eran suficientes, las chispas que me subían por los brazos, donde me abrazaba, deberían ser prueba suficiente. Sentí un cosquilleo cálido en la boca del estómago y un escalofrío me recorrió la espalda. Había una voz dentro de mi cabeza que coreaba la palabra "compañero". Era débil, pero seguía ahí, lo que significaba que mi loba estaba saliendo poco a poco de su escondite.

El vínculo de pareja tiraba de mí hacia él, absorbiéndome mientras me perdía en sus ojos una vez más. Pero había algo en él que me producía escalofríos. Parecía frío y distante, y gritaba peligro.

Seguía muy desnudo encima de mí. Pareja o no, me sentí un poco incómoda. Nunca había visto a un hombre desnudo y no pensaba hacer de hoy ese día.

"Umm..." Dije moviéndome incómoda debajo de él.

Creo que captó el mensaje, porque enseguida se bajó de mí y se puso unos pantalones cortos. Desvié la mirada mientras se vestía, pero pude verle el culo antes de apartar la cara.

Tenía un buen culo.

Me sonrojo un poco al pensar en los pensamientos impíos que me rondaban por la cabeza. Nunca había tenido este tipo de reacción con nadie, pero ahora mismo pensaba en todas las cosas pecaminosas que quería que hiciera mientras observaba cómo se flexionaban los músculos de su espalda.

"Vámonos" dijo alejándose de mí.

Yo seguía en el suelo que él me empujó. Ni siquiera tuvo la decencia de ayudarme a levantarme mientras avanzaba a grandes zancadas. Me senté en el suelo estupefacta con la boca ligeramente entreabierta mientras recorría su figura en retirada.

"No voy a ninguna parte contigo", grité, negándome a seguirle. Era un completo extraño para mí, compañero o no.

"No me hagas repetirlo", gritó, tratando obviamente de contener su ira.

"He dicho que no voy a ningún sitio contigo" me mantuve firme entrecerrando los ojos hacia él desafiante.

También había otro hombre con él. Se pararon a unos metros de mí e intercambiaron unas palabras, antes de que él volviera a centrar su atención en mí. Sus ojos pasaban del azul al dorado, lo que indicaba que estaba librando una batalla mental con su lobo.

Al cabo de unos segundos, sus ojos volvieron a ser azules y se dirigió hacia mí. Empecé a escabullirme de él mientras me dirigía una expresión de enfado. Llegó hasta mí en un santiamén, me levantó del suelo sin esfuerzo y me echó al hombro.

"¿Qué haces? Bájame ahora tú-tú-tú-" Dije golpeando mis manos en su espalda perfectamente esculpida. Para ser sincera, esto me estaba haciendo más daño a mí que a él. Dejé de golpearle la espalda y me masajeé las manos.

"El gato te comió la lengua, cariño", bromeó.

"¡No me llames así! No soy tu cariño", le espeté.

"Lo siento, pero no acepto órdenes de granujas", dijo con veneno en la voz.

"No soy un granuja, sólo estoy perdida"

"¿Perdida?"

"Sí, ya sabes, cuando alguien es incapaz de encontrar su camino o..." Empecé a explicar.

"Sé lo que significa esa palabra", espetó molesto.

"¿Puedes bajarme? Puedo caminar"

"No", fue su sencilla respuesta.

Gilipollas.

"Vale, ¿a dónde me llevas?" Le dije.

"En cuanto dijo eso, mi cuerpo se puso rígido y empecé a forcejear contra su agarre.

Por favor, no me lleves allí. Te lo ruego", dije intentando zafarme.

"Relájate. Te voy a llevar de vuelta a la manada del Norte"