C5 ¿Adivinas?

Perspectiva de Sophia

"¿Qué estará haciendo mi bebé... DIOS MÍO?", escuché el chillido estridente de mi mejor amiga Charlotte.

"¡ESTÁS JODIDAMENTE COMPROMETIDA!"

"Por favor, Char, deja de gritar."

"Ni lo intentes. No empieces. Patética excusa de amiga, ¡¿te comprometes y no me dices nada?!" exclamó a medio gritar.

"¿COMPROMETIDA?" Ryan irrumpió en mi habitación.

Char alzó mi mano para que él la viera.

"¿PERO QUÉ DIABLOS, SOPH?", exclamó Ryan, con los ojos como platos.

Charlotte y yo somos inseparables desde la primaria. Ella es una morena de ojos verdes y un carácter súper extrovertido. Sus padres fallecieron en un accidente automovilístico. Así que solo le queda Ryan, su hermano, y claro, yo.

Ryan es alto, esbelto, con esos mismos ojos verdes y cabello castaño oscuro. Es un chico muy atractivo y siempre está rodeado de chicas –si es que esa palabra existe–. Después del accidente, se unía a nosotras para distraerse; nos llevaba un año, así que congeniábamos de maravilla. Los tres somos muy unidos y compartimos prácticamente todo.

"¿Podéis callaros un segundo y dejarme explicar?" dije, agitando la mano en el aire.

"Oh, tú no tienes derecho a levantar la voz, nosotras somos las afectadas aquí", replicó Char, cruzándose de brazos.

Haciendo caso omiso a sus comentarios, comencé a relatarles todo, captando su atención por completo.

"¿NICHOLAS CARTER? ¿EL NICHOLAS CARTER?" volvió a gritar.

"Mujer, si no paras de gritar, te echo de esta habitación de una patada", la amenacé.

"Es increíble. Las chicas sueñan con salir con ese adonis y tú te vas a casar con él. Ya me imagino lo hermosos que serán los niños", murmuró ella ahora.

Me ruboricé al escuchar sus palabras, pero pronto recobré la calma.

"Char, ya lo sabes, nada de bebés", dije con tono firme, aunque la idea siempre me duele.

"Oh, lo siento, Soph."

Ryan me rodeó con sus brazos en un abrazo.

"Soph, tranquila, no te pongas triste. Tenemos una boda que organizar. Vamos, sonríe", le devolví la sonrisa a Ryan.

"Sí, necesito comprar un vestido para la fiesta de compromiso de mañana", comenté.

"¿Y el vestido de novia?" preguntó Char.

"Eso... la señora Carter insiste en acompañarme a elegirlo. La hermana de Nicholas también nos acompañará", expliqué.

"Pues entonces, ¡a comprar se ha dicho!" Char saltó de la cama con entusiasmo. Yo solté una carcajada ante su energía, mientras Ryan simplemente movía la cabeza en señal de resignación.

4 horas más tarde...

Llevábamos ya tres horas de tienda en tienda. Char nos había llevado de un lugar a otro sin encontrar aún "el indicado" para mí. Estaba junto a Ryan en un rincón cuando ella se nos acercó corriendo.

"Prueba este", me extendió un vestido color rosa pálido que, debo admitir, era de una elegancia exquisita.

Salí del probador con él puesto.

"¡Lo sabía, ESTE ES 'EL ELEGIDO'!", exclamó mientras aplaudía.

"A mí también me encanta", me dije a mí misma frente al espejo.

Pagamos y nos dirigimos hacia la salida.

"Vamos a comer algo, me estoy muriendo de hambre", se quejó Ryan.

"Yo igual", suspiré.

El camarero nos sirvió las hamburguesas, las papas fritas y las bebidas.

Mientras mordisqueaba mi hamburguesa...

"Cuéntame, ¿qué te parece él?" Ryan me miró fijamente.

"Eh... el señor Carter es un hombre simpático y jovial, Juliana es una dama muy cálida y acogedora. Y Ethan es un niño encantador. Así que... sí, me caen bien".

"Soph, creo que me refería a él, a quien te vas a casar, Nicholas Carter".

"Él... pues... umm, es amable... creo".

"¿'Adivinas'?", su tono denotaba molestia.

"Está bien, no hemos hablado", frunció el ceño, "pero me pareció un hombre decente."

"¿Decente? ¡Yo diría que es sexy!" Char intervino, y aunque agradecía su intento por suavizar el ambiente...

"¿Hablas en serio, Soph? ¿Te vas a casar con él sin siquiera haber conversado? ¿Qué sucede? ¿Te están forzando o algo por el estilo?" Ryan preguntó con un tono directo.

"No, nada de eso, tuve la libertad de decidir. Es solo que... mis padres se pusieron tan felices cuando acepté la propuesta, y los Carter parecen ser buena gente. Además, no estoy enamorada de nadie ni saliendo con alguien, así que..." Mi voz se fue apagando.

"Oh, vale, solo espero que esto te haga feliz". Ryan me regaló una sonrisa cálida, que yo correspondí.

Siempre se comporta como el hermano protector que nunca tuve.

"Ya basta de charlas serias, tenemos que comprar joyas y otras cosas. Coman rápido o me encargaré de que lo hagan", nos amenazó Char.

"Ugh, estoy agotada", me lamenté.

"No hay de otra", dijo ella con un guiño.

Tras dos horas más de tortura, finalmente terminamos. Se quedaron a cenar en mi casa y después se fueron, prometiendo volver al día siguiente a las 4 p.m.

Me cambié a mi pijama y me deslicé en la cama. Bree se acurrucó a mi lado y me quedé dormida abrazándola.

Al día siguiente...

El despertador me sacó del sueño.

Una sensación de nerviosismo se anidó en mi estómago. Intentando ignorarla, me levanté de la cama. El resto del día pasó en un suspiro. Eran las 3:30 cuando...

"¡Hey, nena, aquí llegó tu maquilladora personal!" Char entró en la habitación alzando los brazos triunfalmente.

"Qué madurez", dije recostándome de nuevo en la cama.

"Pero te ves espectacular, Char". Llevaba un deslumbrante vestido rojo sin espalda y su cabello recogido en una cola de caballo desenfadada.

"Bien, gracias. Así que mueve ese trasero maduro a la ducha ya mismo y sal en diez", me arrastró fuera de la cama y me empujó hacia el baño.

Me desvestí y entré en la bañera. Me exfolié la piel y me lavé el cabello con champú. Salí envuelta en mi bata de baño.

"Siéntate y déjame empezar con tu maquillaje, y está prohibido mirarte al espejo hasta que termine", ordenó.

Me encogí de hombros en señal de rendición.

Ella se puso manos a la obra y era realmente buena en ello. Así que tenía la certeza de que el resultado sería estupendo.

Finalmente terminó, pero no me dejó echar ni un vistazo furtivo. Me vestí y luego comenzó con el peinado. Le tomó unas buenas tres horas.

Cuando finalmente me miré al espejo, no podía creer que fuera yo. Había optado por un maquillaje en tonos nude cálidos. Mi cabello estaba recogido de manera relajada, con mechones sueltos enmarcando mi rostro.

Me veía hermosa.

"Esto es increíble, Char", exclamé.

"Agradécemelo después, cariño", respondió con un gesto.

"Te quiero, perra."

"Y yo a ti, nena. Vamos a bajar."

Descendimos al salón donde Ryan estaba con mis padres.

"Atención todos, contemplen a la deslumbrante futura novia", anunció Char con teatralidad.

Todos se tomaron un momento antes de reaccionar.

"Dios, cariño, pareces una princesa", dijo papá, mientras mamá me miraba llena de orgullo.

"Soph, vas a dejar a todos sin palabras", me halagó Ryan.

"Tú también estás irresistible", le dije.

Ahora, vamos, querida, o llegaremos tarde.

Llegamos al lugar y era maravilloso. Estaba decorado con un toque de elegancia y sofisticación.

En cuanto entramos, el señor y la señora Carter se acercaron. Ambos lucían distinguidos y... adinerados.

"Estás preciosa, Sophia", me examinó de arriba abajo.

"Gracias, mamá."

"Ven, necesito presentarte a un montón de personas." Me guió hacia adentro y me fue presentando a los numerosos invitados.

Luego, me disculpé para dirigirme hacia donde estaban mis mejores amigos.

"¿Dónde está tu futuro esposo?" Char me miró con una ceja alzada.

Simplemente me encogí de hombros.

Mientras miraba alrededor, lo divisé.

Su cabello estaba impecablemente peinado con gel. Vestía un traje de tres piezas en azul que le sentaba a la perfección, marcando su figura musculosa y esbelta. Se veía increíblemente atractivo y apostaría a que las chicas no podían evitar babear por él.

Igual que tú...

Debería dejar de mirarlo antes de que se dé cuenta, pero me es imposible.

Entonces, al levantar la vista, nuestros ojos se encontraron; los suyos, cálidos y marrones. Me había pillado observándolo.

¡Mierda!