C7 Un largo día.

Perspectiva de Sophia

Al ver a Nicholas acercarse, un ligero nerviosismo me invadió, pero rápidamente lo oculté tras una sonrisa.

No entiendo por qué sonaba tan cortante al decir que quería hablar.

Era evidente que el elogio de Char lo había dejado encantado.

Se palpaba una tensión entre él y Ryan. Percibiéndola, nos excusamos, Nicholas y yo.

Él quería que definiéramos la historia que contaríamos sobre cómo nos conocimos y demás. Finalmente, ideamos una.

En ese momento escuché a Ethan. Su alegría al verme era evidente y me confesó que me extrañaba. Y claro, yo también me alegré de verlo. El chico era un encanto, siempre tan alegre. Lucía muy elegante en su pequeño traje; apostaría a que romperá corazones en el futuro.

Nos volvimos al oír al Sr. Carter felicitarnos por nuestro compromiso y agradecer a todos su presencia. Nos invitó a la pista de baile.

Nicholas me condujo al baile y comenzamos a movernos al ritmo de la música, nuestros pasos en sintonía y nuestras manos encajando a la perfección.

Nuestras miradas se encontraron varias veces, y siempre era yo quien las desviaba.

Todo parecía perfecto, aunque sería aún mejor si estuviéramos enamorados.

Sin embargo, albergo la esperanza de que algún día lo estemos.

Recibimos innumerables elogios por nuestra danza y todos comentaban lo bien que lucíamos juntos.

Sentada y agotada, un hombre alto y apuesto se acercó a mí, alguien que me resultaba conocido. Era Caleb, al que había visto en el ascensor de la oficina.

Descubrí que era el mejor amigo de Nicholas desde la infancia. Al principio se mostró algo cauteloso, como si tratara de descifrarme, pero en pocos minutos se soltó y mostró su verdadera esencia. Era un tipo divertido y relajado, de esos con los que puedes hablar de cualquier cosa. Quizás podríamos llegar a ser grandes amigos.

El evento transcurrió y, para cuando regresé, estaba completamente exhausta. Y es que llevar tacones durante horas es toda una proeza.

Me acurruqué más cerca de Bree, repasando todo lo que había sucedido hoy.

La mayoría de mis pensamientos giraban en torno a Nicholas: sus ojos marrones, su mandíbula definida y esos labios irresistibles...

Definitivamente algo no anda bien conmigo.

Ugh, necesito dormir.

"Buenas noches, Bree."

Ella respondió con un ladrido.

Al día siguiente...

"Sophie, ¿estás lista? Juliana y Erica pueden llegar en cualquier momento", gritó mamá.

"Sí, mamá, ya casi", contesté.

Erica es la hermana de Nicholas. No pudo venir a la fiesta de compromiso porque tenía que visitar a una amiga en Italia por una emergencia. Así que esta sería la primera vez que la conocería.

Hasta ahora, me encanta la familia Carter y solo espero que ella no resulte ser alguna princesa consentida y engreída. No soporto a ese tipo de personas.

Me había puesto un suéter grande con unos vaqueros de cintura alta y recogí mi cabello en una coleta alta.

Al bajar, vi a la señora Carter sentada charlando con mi madre y, a su lado, una chica morena y esbelta. Tenía una piel bronceada hermosa y vestía un top corto con vaqueros y un cárdigan beige. Era realmente bella.

Al acercarme, ambas me recibieron con una sonrisa radiante.

"¿Sophia? ¡Vaya, eres aún más bonita de lo que mamá me había contado!", exclamó Erica.

"Uhh, gracias, Erica. Tú también eres muy hermosa", dije sonrojándome.

Se rieron suavemente de mi reacción.

"Cariño, vamos, tenemos mucho por hacer", dijo la señora Carter.

Asentí y las seguí.

Nos dirigimos a una de las boutiques de diseño más exclusivas de la ciudad, cuya dueña era amiga suya. En el camino, Erica y yo empezamos a conocernos mejor. Era realmente simpática y vivaz.

Después de revisar innumerables vestidos, uno capturó la atención de Erica.

"Oye, este se ve genial, deberías probártelo."

"Excelente elección, querida, es uno de mis favoritos personales", comentó Laurel, la dueña de la boutique.

Entré al probador. El vestido tenía un escote profundo y estaba adornado con encaje por todas partes. Salí llevándolo puesto.

"¡Ay, Dios mío... este es! Te queda INCREÍBLEMENTE hermoso", exclamó Erica, haciéndome ruborizar.

"¡Modera tu lenguaje, jovencita!", la señora Carter la regañó con una mirada severa, y Erica parecía como si la hubieran sorprendido en una travesura.

Contuve la risa.

"Realmente te queda precioso, querida", comentó Laurel, y la señora Carter sonrió con aprobación.

"Gracias, el vestido es realmente bello", respondí.

"Entonces, nos lo llevamos", decidió la señora Carter. Regresé con el vestido para que lo ajustaran.

La señora Carter pagó por él y yo ni siquiera me molesté en ver el precio. Sabía que debía haber costado una fortuna y mirarlo solo aumentaría mi culpa. Ya le habían dicho a mi madre que se encargarían de comprarlo y que no había lugar para el debate.

Luego fuimos a la joyería y también compramos un par de zapatos de tacón.

Después de casi tres horas, nos dirigimos a un restaurante para comer.

Charlamos sobre varios temas y me di cuenta de que tenían mucho en común. Eran amigables y divertidos.

Después, fuimos a degustar tartas. La señora Carter mencionó que Nicholas estaba ocupado con su trabajo y no podría acompañarnos.

Probamos varias y finalmente nos decidimos por una de chocolate.

Eran las siete de la tarde cuando finalmente llegué a casa.

"¡Mamá!", llamé.

"Estoy en la cocina, cariño", respondió.

Caminé hasta la cocina, donde estaba horneando galletas. Tomé una caliente, di un salto y me acomodé en la encimera.

"¿Cómo te fue hoy, Sophie? Te veo agotada", preguntó.

"Oh, fue un día agradable. Son personas maravillosas, geniales y divertidas. Pero ir de compras me dejó sin energía", suspiré.

Estaba distraída mirando al vacío cuando mamá me tocó el hombro.

"Sophie, ¿crees que tomamos una mala decisión al organizar tu matrimonio aquí? ¿No te sientes contenta con cómo están las cosas? Realmente quiero saberlo", me dijo con una mirada llena de inquietud.

"Mamá, no es nada de eso. Son personas amables y cálidas, y en cuanto a Nicholas, no tengo nada malo que decir de él. Así que no, no creo que hayas tomado una mala decisión, solo es que... estoy un poco nerviosa, eso es todo. Pero es algo que puedo manejar. Ya sabes que soy la niña prodigio de papá", contesté, alzando las manos al aire con una sonrisa.

Mamá soltó una carcajada y negó con la cabeza.

"Eso eres, y tengo la certeza de que encontrarás el amor y serás muy feliz. Ahora, anda a dormir. Necesitas descansar".

"Buenas noches, mamá", dije bostezando mientras me encaminaba hacia mi habitación.

Vaya que fue un día largo...