C8 Un intercambio perfecto
La brisa fresca que entraba por la ventana acariciaba el rostro de Mia, y sus pestañas temblaron al presenciar el amanecer. Emitió un gemido y giró la cabeza, tomando posesión de su entorno. La luz que inundaba su habitación le permitió familiarizarse aún más con cada detalle. Aquellas eran sus estancias, su refugio, a menos que el rey la requiriera y la convocara