C76 Un triste suceso
"¡Oh, Dios mío!" jadeó Sebastian, cuando las implicaciones de lo que acababa de recordar le golpearon. Su rostro se tornó ceniciento y sintió que le costaba respirar. Jessica, que no sabía qué le pasaba, ni el hecho de que acababa de sumar dos y dos le miró preocupada, preguntándose qué demonios le pasaba.
"¿Sebastian? ¿Estás bien?" Ella preguntó.
"Dios mío". Repitió. "No... no... no puede ser