C15
Hemos estado tomando el sol durante horas, casi tres para ser precisos, pero él insiste en no querer entrar. Esto demuestra cuánto lo extrañaba, cuánto necesitaba sentir el calor del sol en su piel. Me alegro tanto de haberme arriesgado a convencerlo de salir.
"¿Estás seguro de que no quieres entrar? El sol está castigando con fuerza", le pregunto por enésima vez. Como siempre