La sangre llama/C4 Capítulo 3
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C4 Capítulo 3

-Mira, Lorenita. Todos estos vestidos son para tí- Todavía recuerdo todos los vestidos finos que me regaló mi tía en ese entonces. Era como si fuera una princesa o una hija de una familia rica, los use durante muchos años.

Tenía una sonrisa de emoción y mi mamá también, entre las 2 me probaron varios vestidos y gritaban de emoción; era como un juego entre las 3.

-Esos vestidos son muy finos y muy caros.

-Para mi sobrina, todo lo que quiera y más- Apretó mi mejilla. Sé que mis tíos deseaban ser padres nuevamente, tener más hijos y hasta tener una niña. Al ver esos momentos de mi infancia atrás, tal vez por eso siempre me trató como si fuera su hija.

Simplemente ya no lograron concebir más hijos. Lo deseaba, pero nunca supimos porque sólo mi primo fue su único descendiente- Y yo compré esta ropa para la mejor hermana del mundo- Sacó ropa y recuerdo que siempre le dábamos esa una respuesta positiva, mi mamá era joven y hermosa.

-Supe que hace años, perdiste una beca en una universidad de la capital... Mis papás pensaron que te graduarias antes...

-Pero tú resultante una prodigio y valió la pena que usarán esos ahorros.

-Hortensia ¿No querías estudiar enfermería?

-Al inicio, pero luego me llamó más la atención estudiar relaciones internacionales. Pero me embarace y no podía sola- Dijo con tristeza- Pero ya que.

-Pero no es tarde. Tú aún eres joven, sacrificaste mucho por mí y yo puedo pagar la carrera que quieras.

-¿Cómo?-Dijo sorprendida.

-Hortensia, la vida es muy corta y aún estás a tiempo para cumplir tus sueños. Tú me ayudaste, es hora de que yo haga lo mismo por tí.

Vete a la capital, yo pago todo...

-Pero no puedo dejar la tienda, a mis papás, ni a mi hija.

-Llevatela contigo.

-Pero mis papás la aman. No tengo el corazón para separarlos, ni de dejarlos.

-Mira, mis papás y mi sobrina pueden vivir conmigo. Puedes venir los fines de semana, si no quieres llevártela.

-No conozco a nadie en la capital...

-No pongas pretextos. Dale el ejemplo a tu hija ¿O en serio te quieres quedarte aquí toda la vida y que ella siga tu ejemplo? Todo es por miedo-

Esa fue la conversación que hizo que mi madre se diera cuenta, que tal vez no quería atender la tienda toda su vida, que aún quería estudiar y conocer otras cosas. A partir de ese momento, ella inicio un viaje viaje a la capital. Llamaba todos los días, venía todos los fines de semana sin falta. Miraba a mis abuelitos a diario, se quedaban a dormir en la mansión de mis tíos, pero insistían en que un matrimonio debía tener su privacidad.

Mi mamá no quería que mi tía me acostumbrara a una vida de lujos,pese a su dinero y lo mucho qué insistía en que lo suyo era nuestro, mi mamá pensaba que aunque compartía, realmente era sólo de ella y la familia que conformó. Pero nunca le hizo caso y mis tíos me compraban juguetes, cosas materiales que pedía y eran como mis padres, ya que vivía con ellos. Por eso mi tía era como una segunda madre y mi tío mi padre.

Había algo en los ojos de Cristian, no dejaba de verme cuando estábamos cerca. Siempre me buscaba para jugar o darme alguna muestra afecto. Hasta llegamos a dormir juntos, conforme crecimos.

Mi tía en serio me consideraba su hija, le juro a mi mamá que me seguiría a la escuela donde hice mi jardín de niños.

Pero mi tía consideraba que alguien de su categoría o más bien "Nuestra", merecía ir a un colegio caro... Finalmente, fue por mi papelería y me inscribió en el colegio al que ella quería ir cuando era niña. El colegio Montalvo. Tenía instalaciones grandes como una mansión , el patio de juegos era más un gran jardín, tan grande que podías perderte.

Mi mamá evidentemente se enojó

-¿ESTÁS LOCA? YO A PENAS ESTOY ESTUDIANDO LA CARRERA, NI VENDIENDO LA TIENDA PODRÍA PAGAR 3 COLEGIATURAS- Fue uno de esos fines de semana, mi mamá fue a mi anterior colegio y le dijeron que mi papelería ya no estaba.

-Pero yo lo voy a pagar ¿Quién te está diciendo que lo tienes que hacer tú?

-Ya me estás pagando la universidad y te lo agradezco, pero de la educación de mi hija me encargó yo. Así que ve por la papelería de mi hija, mis papás pueden ir a dejarla si a tí te molesta.

-Ya pague la colegiatura, por un año.

-¿PORQUÉ NO ME AVISASTE? YO VOY A TRABAJAR Y TE LO VOY A PAGAR...

-¿ME VAS A PAGAR 6 AÑOS DE PRIMARÍA?-

-¿COMO QUE 6 AÑOS?

-Ya pague toda la primaria de Lorenita- Ella me cargó y me besó- Ella va a tener una educación digna.

Ella va ir al colegio que yo siempre soñé.

-Nuestra escuela no fue mala, lo sabes bien. Tan ambiciosa y materialista como siempre... Y NI ME AVISASTE...

Alma, este es un pueblo pequeño.

Nosotras no somos ricas ¿Crees que ellos no saben quiénes somos nosotras? Yo no quiero que hagan a mi hija de menos y además por tener sólo el apellido de su mamá.

-Nadie la va a hacer de menos. Y ahora hay mamás solteras por todos lados, ella lleva un apellido, si. Pero lleva tu apellido y eso es un total orgullo, quítate esos pensamientos de antaño de la cabeza, hermana- Tomó sus hombros- Lo mío es de ustedes y ya te lo dije.

-Pero yo no te estoy pidiendo nada, Alma.

-No le niegues lo mejor a tu hija.

Finalmente mi mamá accedió. Mi tía me puso el uniforme el primer día, me miraba con orgullo y me daba mucho apoyo. Fue una de las mejores cosas que me paso en la vida, allí conocí a quien sería una de las personas más importantes de mi vida: Mi mejor amiga Jacinta.

El primer día, la vi sentada en una fuente; era una niña pecosa, cara pálida de pelo liso y negro, ojos grises que es un color muy díficil de ver y que era muy bonita. Ella tan tímida, que yo la saludé. Nuestras manos se tocaron, recuerdo que sentí algo y llamó la atención de ambas. Había algo en nuestros ojos, lo más cercano que sentía era cuando Cristian me miraba pero era diferente. Empezamos a hablar.

Jacinta era nieta ilegítima de una hija de unos asendados importantes. Sus abuelos no deseaban su nacimiento, pero su hija se aferró y falleció al darla a luz. Finalmente terminó siendo criada por sus abuelos, pero no había un trato como él que yo o tal vez otros niños recibíamos. Sé que su crianza fue dura, Jacinta escuchó cosas que una niña de la edad que teníamos en ese entonces no debería escuchar.

Conmigo siempre sonreía, pero cuando nos separabamos lloraba.

Sus abuelos la llamaban en ocasiones bastarda.

Tarde años en entender el significado de esa palabra, también entender que yo lo era. Mis padres fueron mi tío y mi abuelito Juan, tenía un sólo apellido...

Pero afortunadamente tuve todo el amor y hasta más de lo que podía imaginar en ese entonces, tenía una vida color de rosa y pude compartir parte de eso con Jacinta...

En algún momento mi familia habló con la de Jacinta, su trato hacia ella cambio increíblemente. Recuerdo que todos terminaron llorando y la trataron como su difunta hija lo hubiera querido.

En algún momento al crecer en serio lamente que mi tía convenciera a mi mamá de dejarme con ella, que mi corazón latía y se derretía de ternura por mi primo, pero no sabía que allí empezaba este amor... Empezó de una manera inocente, sin imaginar que al crecer los 2 sería nuestra ruina. Tal vez sino me hubiera quedado tantos años en su casa, nuestro vínculo no hubiera sido tan estrecho. Que cuando empezamos a dormir juntos de tan chicos y nos abrazamos, no era una buena señal.

Que me gustaba que me vieras y me sonrieras. Cosas que amaría y lamentaría por mucho tiempo. Que nos estábamos haciendo uno a tan corta edad y para mal... No sabíamos que nos estábamos amando locamente y que soltar nuestra mano era mejor...

La culpa me siguió durante mucho tiempo, pero esa mirada me acorralaba, me hacía escapar y me daba las respuestas a mis ansias de vivir...

Finalmente mi mamá tuvo razón y mi tía no tanto... Cuando él comenzó a creer que yo le pertenecía y yo insistía que no, sabiendo que no...

-Mi mamá le dijo a mi tía que lo nuestro era suyo y debe ser igual por ambas partes... Tú eres mía y yo tuyo- Maldita sea! Queria sacarme sus palabras de mi cabeza y no verlo tan seguido, cuando al fin tenía paz...

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