C69 UNA LLAMADA DE MI ANTIGUA CASA.
MEREDITH:
De un potente empujón, Miles me penetró. Cuando intenté apartarme, me sujetó las caderas. Se mantuvo firme, sin moverse. Mi respiración se aceleró, haciéndome hiperventilar. Creo que nunca me acostumbraría a su polla. Siempre era como la primera vez.
"Lo siento, nena", gimió, deslizándose hacia fuera. Esta vez, me penetró sin prisas. Miles era profundo pero menos brutal