C2 ¿Por qué lo ha hecho?

"¡Puedes marcharte ya!" Le espetó él tras el clímax.

Avergonzada, ella se puso la falda a toda prisa y salió corriendo de la oficina.

A pesar de que disfrutaba acostándose con él, esperaba un trato más amable después de que le arrebatara la virginidad de esa forma.

Él la había amado. Cuando ella comenzó a trabajar para él, él insistía en cortejarla, pero ella no cedía porque era su jefe y él estaba fuera de su liga.

Cuando finalmente se entregó a su amor, tuvo que dejarlo por la presión de su madre.

Proveniente de una familia de clase media, le prohibían salir con alguien que no fuera de su estrato social; eso fue lo que le dejó claro la madre de Luke.

Desde entonces, no había estado con ningún otro hombre.

Con un suspiro profundo, decidió dedicarse a trabajar.

Laboró incansablemente hasta la noche.

Había llegado el momento de regresar a casa después del trabajo.

Empacó sus cosas rápidamente y estaba lista para irse.

Fue entonces cuando sonó su teléfono.

Era su jefe, Luke.

"Ven a mi oficina ahora."

¿Por qué la llamaba? Era hora de irse a casa y ella quería hacerlo.

Se dirigió a su despacho.

"Mi conductor no está, está enfermo. Así que necesito que tú me lleves a casa", explicó él.

"Pero señor, ya es fuera de mi horario laboral y..."

"Eres mi secretaria. ¡Es tu responsabilidad!" Contestó él con frialdad.

"Está bien, señor", accedió ella.

No tuvo más remedio que aceptar, ya que formaba parte de sus obligaciones. Solo esperaba que no tuviera segundas intenciones.

Todavía se sentía dolida por el trato que había recibido de él anteriormente.

****************

Estaban en el coche, reinaba un silencio tenso mientras ella lo conducía a su casa.

Ella aceleró y en poco tiempo llegaron a su residencia.

"Trae mi maletín y sígueme adentro", ordenó él.

Ella obedeció en silencio.

Ya había estado en su casa antes, así que no era nada nuevo para ella.

"¡Espera!" Exclamó él, sujetándola justo cuando ella estaba a punto de marcharse.

"¿Qué...?" Alcanzó a decir antes de que él presionara sus labios contra los de ella y comenzara a besarla con intensidad.

Ella intentó zafarse de él, pero fue inútil; él tenía demasiada fuerza para ella.

Dejó de resistirse y optó por entregarse al beso. Él la seducía con tal lentitud que le resultó imposible resistirse.

Luke recorrió con sus labios desde su cuello hasta el hombro y ella soltó un suspiro, porque aquel contacto, de forma inexplicable, parecía encender cada terminación nerviosa de su ser. Ella desprendía un aroma a sol y ropa limpia, y él aspiró hondo, maravillado por lo sugerentes que podían ser esos olores naturales. Ella respiraba entrecortadamente mientras él se demoraba en su cuello y se arqueó hacia atrás cuando él deslizó sus dedos por su vientre tembloroso, recorriendo la estrecha franja de rizos hasta alcanzar el punto más íntimo y sensible de su cuerpo. Su espalda se curvó y apretó los dientes ante una oleada de sensaciones abrumadoras. Él descendió por su cuerpo y exploró ese mismo lugar con su boca, sus dedos y su lengua.

"Oh..." Allie jadeó, sumergida en un torbellino de sensaciones como nunca antes había experimentado. Era como si un pulso intenso recorriera su ser mientras su corazón latía con más fuerza, y se encontraba tan sobrepasada que simplemente cerró los ojos con fuerza y se dejó llevar por la embriagadora marea de placer ascendente.

La reacción de Allie excitó a Luke tanto como si estuviera con su primera mujer, y estaba tan absorto en esa urgencia que ni siquiera consideró lo que hacía aquello tan diferente. Se incorporó para tomar un preservativo de la mesita de noche y abrió el paquete con los dientes, consciente apenas de que luchaba por mantener el control mientras se regodeaba en la emoción de esa experiencia sin igual. Incluso el sabor de su boca lo enloquecía, reconoció, mientras le robaba otro beso con una insistencia febril, consciente de que una aventura de una noche no sería suficiente para saciarlo... pero ella cambiaría de opinión, claro que sí.

"¡Fóllame!" gimió ella.

Allie sintió cómo su miembro se abría paso más allá de su delicada entrada, incluso se elevó un poco cuando él inclinó sus caderas y luego la embistió, colmando el clamor de su ser.

"Estás tan apretada", exclamó justo cuando la ardiente tensión de su penetración empezó a resultarle incómoda. Un segundo después, se retiró para mejorar su posición y la embistió de nuevo, duro y rápido. Le dolió y se estremeció justo cuando él repitió el movimiento. La vez siguiente fue menos dolorosa y, de hecho, su respiración se entrecortó de sorpresa cuando una oleada renovada de deseo mezclado con placer convirtió su pelvis en un caldero de ardiente fluidez.

El ritmo urgente de él intensificaba su creciente excitación. Su corazón latía tan fuerte que le robaba el aliento. Quería más, su cuerpo entero estaba en el cénit de una necesidad abrasadora, de modo que cada embestida de él en su interior era exquisitamente buena y esencial.

"¡Ven conmigo!" gruñó él en su oído.

"¡Sí... sí!" gritó ella.

La oleada de júbilo que la inundó la elevó a un éxtasis vertiginoso y luego su cuerpo se convulsionó y se deshizo en mil pedazos, al mismo tiempo que se elevaba en un éxtasis de placer.

Se abrazaron y permanecieron quietos durante un tiempo.

Allie estaba inundada de emociones. Quería seguir abrazándolo, pero no podía.

Estaba a punto de deshacer el abrazo, pero él la anticipó.

"Puedes irte a casa ahora", dijo él con frialdad, dándole la espalda.

"¿Por qué lo hiciste?" preguntó ella.

"¿Hacer qué?" Se giró hacia ella.

"¿Por qué me llevaste a la cama en el trabajo y luego me hiciste venir aquí para volver a hacerlo?" preguntó ella, temblando.

"¿Acaso necesito una razón?"

"¿Qué te pasa, Luke?" le gritó ella, consumida por la furia.

"¡Ni se te ocurra levantarme la voz! ¡Soy tu jefe y al parecer eso se te ha olvidado!"

Ella agarró su bolso y se arregló la falda con rapidez.

"¡Esto se acabó! ¡No lo toleraré ni un minuto más!" exclamó con vehemencia y salió de la casa dando un portazo.