C43 ¡No te detengas!
Entonces fue como si un río se desbordara dentro de ella. Su propia hambre la arrastró. Bruscamente, se echó encima de él, uniendo sus labios a los de él con fervor, intercambiando beso por beso en una ansiosa bienvenida.
Verdaderamente... locamente... profundamente, para siempre jamás, fue el último pensamiento racional que tuvo. Le dio la vuelta y la aprisionó debajo de él