C45 Tan hermoso
No me avergüences actuando como si fueras tímida -se burló Adam, y sus largos dedos castaños la rodearon por las muñecas para volver a descruzar los brazos. Aquel fingimiento le crispaba los nervios y su enfado con ella era intenso.
En esa grieta, Adam la observó con puro aprecio depredador. En lo que a ella se refería, eso era cierto. Cuando la miraba, cuando pensaba en ella