C56 Promesa de placer continuado
La levantó, subiéndole el vestido al mismo tiempo, y la sentó sobre el frío mármol de la mesa junto a la puerta.
Antes de que ella pudiera decidir lo que pensaba de eso, él le separó las piernas y se interpuso entre ellas para que quedaran frente a frente, boca a boca...
Besándonos de nuevo. Profundamente. Sin reservas.
El fino encaje de sus nuevas bragas parisinas se rompió