Lo que nunca me esperé/C18 Capítulo 18
+ Add to Library
Lo que nunca me esperé/C18 Capítulo 18
+ Add to Library

C18 Capítulo 18

Camila Sáez

Leonardo ha estado muy pegado a mí desde que descubrió que estaba embarazada, cosa que agradecía, es más, amaba volver a tener a Leonardo tan cerquita mío, que cada noche me abrazaba y me dejaba dormir en su pecho o entre sus brazos, lo único que había cambiado, es que no hemos podido tener relaciones sexuales, ya que a él parece que le da miedo lastimar al bebé.

Mañana por fin será la ecografía de nuestro bebé.

Estaba preparando la cena, Leonardo no demoraría en llegar, le había preparado su comida favorita, lasaña, casualmente se la preparo como tres veces a la semana, siempre que me la pide, yo no me quejo, dice que me queda deliciosa, aunque a veces me queda cruda o quemada… río con ello, es tan gracioso, supongo que a veces hasta me faltan condimentos, pero cada día trato de mejorar en la cocina.

“¿Cómo estás amor? ¿Cómo te sientes?”. – preguntó él apenas contestó la llamada. – “¿Sucede algo? ¡Camila, contesta por favor! – agregó, no podía evitar sonreír por la preocupación que le daba mi bienestar.

“Amor todo está bien conmigo y con el bebé”. – mencioné sonriendo al teléfono. – “Sólo quería preguntarte si es que podrías pasar al supermercado y comprar queso para la lasaña… Ummm y de paso compra una crema de maní, pero la rica, no la salada, además de una crema de cacao, por favor. ¡Bye te amo!” – susurré sonriendo nuevamente.

“También te amo”. – escuché antes de colgar la llamada, esta semana ya llevaba como tres tarros de crema de cacao, sabía lo que Leonardo me diría, pero de igual forma deseaba con todo mi ser esa maldita crema.

Puse la carne a fuego lento, no quería que se cociera demás, Leonardo tardaría un poco en llegar, creo. No estaba segura de la hora en que llegaría, siempre me decía temprano, o un poco más tarde y es lo que pasaba.

Luego de una hora, más o menos, escuché la puerta abrir, fui enseguida a recibir al amor de mi vida, pero no se trataba de él, si no de Martha y Luciano, no sé que hacía ese hombre en mi casa, creí que le había quedado claro cuando Leonardo dijo que nos íbamos para no volver a verlo.

_ Hola, buenos días. – mencioné sonriendo, obvio había saludado por cordialidad. - ¿Cómo están? – agregué.

_ Bien querida. – dijo Martha acercándose a mí y besando mi mejilla. Me quedé mirando a Luciano a ver si decía algo, pero no. – Este hombre quiso acompañarme para ver donde vivían y donde crecería nuestro nieto. – mencionó la mujer que tenía enfrente de mí.

_ Iré a ver cómo va el almuerzo. – mencioné sonriendo y saliendo a la cocina, no sin antes escuchar un comentario mal intencionado de Luciano.

_ Vaya, ¿En verdad cocina? – no puedo creer que aún después de saber que esperaba un bebé de su hijo siguiera siendo igual de malintencionado.

Entré en la cocina y para que no me escucharán le envié un mensaje a Leonardo, de verdad no quería estar a solas con su padre, ni siquiera sabía si iba a poder contenerme si trataba de atacarme verbalmente, digo, nadie aguantaría algo así.

“Leo, llegó tu madre y tu padre a casa, ¿Dónde estás?”. – pregunté, había visto el mensaje, un punto a mi favor.

“Saliendo del super, en diez minutos estaré allá, solo no digas nada, y mantente lejos de mi padre”. – mencionó, eso es exactamente lo que haría, no quería estar cerca de ese hombre que solo me menospreciaba.

Luego de algunos minutos apareció el padre de Leonardo en la cocina, no estaba segura de que es lo que buscaba, pero seguro nada bueno.

_ Hola. – escuché, sonreí solo por cordialidad. – Ya me enteré de que mi hijo cometió el error de dejarte embarazada, suponiendo que ese hijo es en realidad de Leonardo, porque de las mujeres cómo tú no me espero mucho. – mencionó. - ¿No responderás? Seguro porque tengo razón. – agregó nuevamente.

_ Padre, ese hijo es mío. – mencionó Leonardo apareciendo por la puerta de la cocina. – Y si tienes dudas de mi mujer es mejor que te largues de mi casa. – agregó.

_ Eres muy confiado, Leonardo. – mencionó el hombre. - ¿Llamas casa a este sitio? – mencionó despectivamente. – Recuerda el lugar donde vivías y que perdiste por culpa de esta arrastrada. – mencionó. Leonardo hizo sus manos puño, dispuesto a golpear a su padre.

_ Leo. – dije ganándome a su lado. – No vayas a hacer algo de lo que te puedas arrepentir. – mencioné nuevamente.

_ No haré nada, pero que el señor se quede tranquilo y no habrá su boca para decir estupideces. – mencionó. Su padre, que lo miraba con una sonrisa burlesca, se acomodó la chaqueta y luego salió de la cocina.

Me quedé abrazándolo unos instantes y luego le miré.

_ Será mejor que terminemos la comida. – susurré dejando un tierno beso en sus labios.

_ No sé como no lo golpee, no debí dejar que te tratara de esa forma, Camila. Debí creer que mi madre lo traería un día para arreglar las cosas entre nosotros. – mencionó.

_ Leonardo, ambos sabemos que tu padre, aunque tengamos diez niños, no me aceptará, ya le caí mal. – mencioné sonriendo tristemente, no quería dividir a su familia, pero no sabía que pasaría esto, espero tal vez, ganármelo algún día, pero así, lo veo un poco imposible.

_ Camila, me da lo mismo lo que él piense, salimos de esa casa para que no nos molestara más y nos dejara hacer nuestra vida en paz. No puede venir a nuestra casa e insultarte cómo si tuviera el derecho de hacerlo. – mencionó.

_ Tienes razón, pero de igual forma es tu padre. – mencioné sonriendo. Él me miró y me abrazó, luego, sin que me lo esperase bajó su mano a mi abdomen bajo y lo acarició, mis mejillas se sonrojaron. – Será mejor que terminemos con el almuerzo. – mencioné sonriendo nuevamente.

Terminamos de hacer la lasaña, ordené la mesa del comedor, por lo general siempre estaba limpio, pero esta vez, justo hoy, había dejado la ropa para doblar encima de la mesa, lo iba a hacer por la mañana, pero no pude, me dieron nauseas y estuve cerca de media hora en el baño.

Ordené y llevé los platos para que todos pudiéramos almorzar pacíficamente, o eso pensaba, me mareé un instante cuando llevaba los primeros platos a la mesa, alcancé a dejarlos antes de que me cayera, detrás de mí venía Leonardo con el resto de los platos.

_ ¿Estás bien? Camila, que rayos pasó. – mencionó. – ¿Necesitas que te lleve al hospital? – mencionó nuevamente, me encantaba cómo se preocupaba por mí, pero no sabía si aquel mareo había sido algo malo o no.

_ Estoy bien. – respondí sentándome en la silla.

_ ¿Y tú? Ni siquiera te moviste para poder ayudarla, Si le hubiera pasado algo te juro que no me ves nunca más en tu vida. – gritó a su padre, la pobre de Martha estaba escuchando todo, ella no tenía la culpa de nada, porque estaba ayudando a traer las cosas a la mesa.

_ No le ha pasado nada, ¿O sí? – preguntó él con su típico tono de voz burlesco, no quería que se siguiera comportando de esa manera, pero tampoco sabía que hacer.

_ Por favor comamos. – mencioné, Martha asintió y todos nos llevamos el primer bocado a la boca, estaba nerviosa, una cosa es que Leonardo coma mis comidas, que casi siempre son prueba y error, y otra muy distinta es que sus padres la coman.

El almuerzo transcurrió normal y me fui a lavar los platos, Martha vino a ayudarme, mientras que Leonardo seguía hablando con su padre, no quise escuchar de qué, pero seguramente tenía que ver conmigo, el bebé, y la casa en la que vivíamos.

Salí de la cocina y me fui a mi habitación, mi cabeza dolía a horrores, no quería alarmar a Leonardo, pero si seguía con este malestar estaba segura de que tendría que ir al hospital a checar que todo fuera bien conmigo.

_ Hola, ¿Cómo te sientes? – preguntó Leonardo entrando en mi habitación, sonreí con solo escucharlo.

_ Tengo frío. – susurré arropándome aún más con las sábanas. – Y me duelen un poco los huesos. – mencioné nuevamente.

_ A ver. – dijo caminando hacía mí, no sabía si todo iba del todo bien allá abajo. – Tranquila mis padres se marcharon, les dije que para la próxima vez seríamos nosotros quienes iríamos a su casa. – mencionó sonriendo mientras tocaba mi frente. – Estás ardiendo, Camila. Te llevaré al hospital ahora mismo. – mencionó.

_ No es necesario, solo quédate aquí conmigo, Leonardo. Abrázame, susúrrame que todo va a estar bien, que estaremos bien. – mencioné sonriendo y tratando de tranquilizarlo.

_ Si no mejoras dentro de media hora, te llevaré al doctor, Camila. No te expondré ni a ti ni a nuestro bebé. – mencionó. Estoy segura de que no podía haber encontrado otro hombre mejor para que fuera el padre de mi hijo o hija.

Me dormí entre sus brazos, él acariciaba mis cabellos y también mi barriga, esperaba tanto que mi vientre estuviera abultado, para que comenzara a hablarle a nuestro hijo y sentir todo ese amor transmitido hacía él y hacía mí.

_ Te amo. – susurré entre dormida.

_ Eres el amor de mi vida, Camila. – mencionó él.

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height