Matrimonio Forzado/C9 Capítulo 9
+ Add to Library
Matrimonio Forzado/C9 Capítulo 9
+ Add to Library

C9 Capítulo 9

Saravi.

Luego de descargar toda mi frustración… Con la persona equivocada; entonces entro en conciencia de que he cometido un error muy grande. Dejé que el hombre que esta frente a mí, vea mis puntos débiles, dejé que conozca lo que siento, como también mis sentimientos por la monarquía…

Realmente me siento frustrada ahora mismo.

Una vez más he dejado que mis impulsos dominen mi persona, una vez más siento que pierdo. El rostro del rey ha pasado de estar enojado a uno más calmado instantáneamente. Eso a la verdad me causa más terror. Esperé quizás que su furor aumentara con mis palabras. ¿Acaso lo hice para que me echara? ¿Para que aborreciera aún más mi presencia aquí?

—¿Entonces eso es lo que la atormenta? —pregunta por fin de forma muy lenta.

Pero yo no sé qué decir, porque no sé exactamente a qué se está refiriendo.

—¿Puede ser más claro? —intento preguntar mientras que mi respiración se va acompasando a la normalidad, y la verdad lo hice porque no quiero más enredos. Es claro que quiero enmendar algunas cosas. Por el bien de Mishaal.

El hombre expulsa el aire lentamente mientras niega, y como para colocarle más tensión al asunto, se desplaza sin avisar y sale de la habitación dejándome totalmente confundida.

¿Qué he hecho? ¿Acaso estoy cavando mi propia tumba?

Sin pensarlo dos veces llego a la puerta y pongo el seguro, luego reviso una mesilla y tomando una hoja y una pluma, comienzo a escribir rápidamente el mensaje a Mishaal. Uno corto quiero prever el hecho a que esto llegue a manos equivocadas. Necesito encontrarme con él.

Luego de dar varias vueltas por la habitación, decido por encontrar mañana en la mañana a Borja y tantear un poco el terreno con él, no conozco a más nadie en el palacio que tengas nexos con Mishaal, y atinar al azar sería muy peligroso para todos.

Después de que Nadia me ayudará a quitar todo mi vestuario, decidí por descansar y dejar que mi mente se calmara, necesitaba que el sueño pudiera acompasar la tensión de todos mis nervios y del cansancio de mi cuerpo.

***

Un calor bastante intenso comienza a despertarme, y aunque la comodidad me incita a seguir mi sueño relajado, determino que es hora de levantarme. Entonces me remuevo en la cama estirándome un poco, sintiendo la rica sensación de descanso, hasta que de repente mi cuerpo choca con un muro de piedra.

Abro los ojos deprisa.

El cuerpo de Kalil reposa a mi lado, está boca abajo y no tiene sábana alguna encima de él. Un pantaloncillo que llega hasta sus tobillos es lo único que lo acompaña, porque ahora puedo ver con exactitud toda su espalda y brazos desnudos. El color de su piel es como… un dorado, como si el sol hubiese sido cariñoso con él y lo rociara a diario.

Niego lentamente y una sonrisa se forma en mis labios mientras que retrocedo un poco de su cercanía…. No se ha qué se debe todo este pensamiento.

Vuelvo mi mirada a su rostro, el cual parece totalmente relajado, sin presión, ni preocupación, como si en estos momentos solo fuera un hombre sin algún compromiso. Un hombre normal. Su boca cerrada hace que sus labios se vean más grandes de lo que son, más rellenos, mientras sus cejas tranquilas lo hacen más imponente. Hay algo que debo aceptar, Kalil Sabagh es todo un prototipo de hombre que volvería loca a cualquier mujer.

¿Cómo se portaría él con Alina Menen?, ¿sería cariñoso?, ¿la ama realmente?

¡Ay, por Dios! Pero ¿y qué caso da?… Mejor para mí, ¿No?

Mi pulso acelerado me alerta un poco, entonces tomo la sábana y comienzo a quitarla hasta que noto un movimiento que me frena en seco.

—Buenos días, Saravi…

Los vellos de mi piel se erizan al escuchar su voz y paso el trago para poder darle la cara.

—Buenos días… alteza —respondo con las mejillas rojas.

Está claro que necesito poner distancia, toda la necesaria.

—Ayer… —él comenzó.

Pero no quería otra vez el tema, no puedo dejarlo continuar.

—¡Por favor! No quiero seguir discutiendo con usted —le interrumpo de inmediato.

—Ayer hablé con el vizconde, Saravi —dice colocando las manos en la cama para poder impulsarse y levantarse. Algo que me desanima en el momento. Y no sé por qué—. Si nos alistamos pronto, podremos ir después del desayuno al centro de Angkor.

Mi ceño se frunce un poco. Mientras diviso su pecho desnudo.

—¿Al centro de Angkor? —pregunto titubeando.

—Así es, el palacio esta al norte de Angkor, un poco alejado de sus ciudadanos, rodeado de bosque, así como la casona donde usted vivía. Alrededor del palacio solo están los duques y gente de posición, que por supuesto hacen parte de nuestro reino. Solo que vamos a dedicarnos un poco más al resto del país. Al centro y el sur de Angkor. Nos llevará unas tres horas en llegar, por lo tanto debemos aprovechar el día, para no volver tan tarde.

No conozco ese territorio, jamás en mi vida he visto más allá que el palacio y sus alrededores, las palabras de Kalil de cierta forma hacen que mi mente se abra y quiera ver todo de lo que habla. Una llama grande se enciende en mi pecho, una que de cierta forma me compromete con personas que aún no conozco, pero que siento, forman parte de mí.

—No sabía que usted nos acompañaría, el vizconde me dijo que era trabajo de la reina —expliqué luego de un rato.

Su ceño se frunce levemente. ¿Ahora que dije?

—Saravi, cuando lleguemos podrá hacer algunas visitas en compañía del vizconde si así lo desea, pero yo debo ir también, tengo asuntos que atender allá.

—Escuche… —manifiesto rápidamente. ¿Por qué todo lo malinterpreta?—. No quise decir que no quería que viniera, usted malinterpreta mis palabras.

Poco a poco me voy acercando a su sitio, hasta quedar frente a él enojada.

—No importa, ya veremos qué hacer para que usted pueda sentirse libre y no tenerme cerca todo el tiempo.

—¡Ay, por Dios! —expulso exaltándome y resoplando, terminando con la paciencia que me quedaba—. ¿Ahora quien se comporta como un niño?

Y no sé por qué, ni sé en qué momento mi mente no hizo conexión con mis extremidades. En un instante me acerco tanto a él que doy un pequeño empujón brusco, tocando su pecho y haciéndole retroceder unos pasos atrás.

Me quedo helada ante su mirada, puedo sentir su respiración acelerada sobre mi rostro, y su pecho bronceado sube y baja deliberadamente.

—Bien, entonces me comportaré como el hombre que quieres, Saravi.

Con fuerza, pero sin hacerme daño me estampa sobre él sin quitar su mirada de la mía… Como un desafío. Su mirada cambia al instante y en un segundo más sin esperarlo, comienza a besarme ferozmente.

No solo su boca tiene fiereza, sus manos me aprietan de una forma bastante posesiva, como si quisiera meterse en mí. Coloca su mano en mi nuca impidiendo que me aleje; yo me resisto todo el tiempo tratando de quitar sus manos de encima, de removerme todo lo que pueda, de luchar para ir en contra de lo que quiere hacer. Sin embargo, algo sale mal.

Su lengua entra en mi boca y roza la mía tomando posesión lentamente de cada uno de mis labios, besándolos como si de eso dependiera su vida, cada vez que hace el ejercicio un millón de partículas explotan en cada rincón de mi piel, haciéndome sentir… Tan básica, tan necesitada de esto que estoy experimentando, tan… Intensa.

Mis brazos se aflojan totalmente y por una razón de exigencia, mi boca se mueve y comienzo a probar su boca también… Y es exquisita, es, adictiva. Mi dominio se va al caño, y me dispongo a imitar los mismos movimientos y de la misma forma que él ha hecho conmigo.

En ningún momento la intensidad de nuestro acto disminuye, en ningún instante sus manos dejan de tocarme… Entonces, en un rincón bastante carente de fuerzas, me asoma una pequeña lucecita de alerta.

«¡¿Qué estás haciendo, Saravi?!»

De un tirón me despego al segundo, tocando mis labios de prisa.

—Yo… No…

Él no me deja terminar, después de su larga mirada sobre mí, abre una de las puertas que separa la habitación de otra, y pasa al uno de los baños dejando un vacío casi desértico.

¿Qué he hecho?

Mi cuerpo tiembla descontroladamente, es como si la adrenalina me dominara por completo. Y no sé qué hacer, no cuando él está ahora mismo detrás de una pared de la habitación, porque aún yo siento que sus manos y su respiración siguen aquí, caladas en mi piel. No sé si llamar a mis damas para tratar de despistar lo que ha ocurrido, y hacer como si esto nunca hubiese sucedido.

¿Qué hago? ¡¿Qué hago?!

Camino rápidamente a la cómoda de la habitación para ver mi aspecto frente al espejo, y lo que distingo me deja con tal preocupación que no logro procesar todo en orden.

Mis labios rojos están hinchados, mis mejillas sonrosadas como si hubiese colocado un poco de polvo que hace verlas más coloradas, mi cabello está revuelto, pero mis ojos… Mis ojos y mi mirada son un enigma.

Lo peor de todo es que aún estoy en ropa de cama, lo peor es que no puedo quitar de mi memoria el tacto de su cuerpo tan cerca al mío.

¡Debo salir de aquí!

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height