C19 18
—Leonardo —llamé, tocando suavemente su puerta—. ¿Estás ahí?
Escuché unos pasos venir, abrió la puerta y rápidamente pude notar bolsas negras debajo de sus ojos, el cansancio se notaba demasiado en su rostro, aun cuando acababa de salir del baño, gotas de agua caían de su cabello.
—Buenos días —sonrió, haciéndose a un lado para que entrara