C1 Capítulo 1
"Firma este acuerdo de divorcio y mañana preséntate en la Oficina de Asuntos Civiles con Bella."
Chase Lu alzó la vista y encontró a su suegra, Jane Zhang, arrojando con desdén dos hojas de papel frente a él.
Detrás de ella se encontraba una mujer hermosa de tez pálida.
Era su esposa, Bella Song.
En Ciudad Dorada todos la conocían.
Poseía una belleza sin igual, pero su matrimonio era considerado menor y desdichado.
Era vox pópuli en Ciudad Dorada que se había unido en matrimonio con un hombre sin valía.
Al ver a Bella tan fría e inmutable, Chase sintió un punzante dolor en el corazón y sus manos temblaron al tomar los documentos de divorcio.
El día que tanto temía finalmente había llegado.
Cuando Bella observó a Chase tomando el acuerdo, su rostro se ensombreció aún más y desvió la mirada.
Había perdido toda esperanza en su esposo, aquel que la había defendido durante la última década.
"Chase, no lo he olvidado."
"Hace diez años, en una noche cubierta de nieve..."
"Andabas en harapos, con un palo de madera en la mano. Aunque no me conocías, para protegerme enfrentaste a perros callejeros que te mordieron sin piedad, pero te negaste a huir."
"Con ese palo como si fuera una espada, te erigiste en mi caballero resplandeciente."
"Desde aquel momento, comencé a admirarte."
"Eres un héroe en mi corazón."
"Aún recuerdo tu valentía, ¿y tú?"
"Con el paso de los años, has perdido todo tu ardor y coraje..."
"Mírate ahora. Hablas con timidez cada día y ni siquiera te atreves a defenderte cuando te golpeo o te reprocho. ¿Sigues siendo un hombre?"
"No soporto verte así..."
"He esperado por ti durante diez años, pero también me has decepcionado durante diez años."
"¡Si tan solo hoy te hubieras plantado y rechazado estos papeles de divorcio!"
"¡Entonces, me habría entregado a ti por el resto de mi vida!"
"Lamentablemente, no pudiste..."
"Ni siquiera tuviste el coraje de retener a tu esposa."
"Quizás lo mejor sea poner fin a esto aquí..."
Ante ese pensamiento, Bella no pudo reprimir las lágrimas y se giró para irse.
No obstante, Jane observó a Chase con desprecio, sintiéndose sumamente complacida.
Hace diez años, su ingenua hija había rescatado a un niño de la calle e insistió en que se quedara en su hogar. Desde entonces, el muchacho había estado con ellos una década.
Su hija se había esforzado al máximo por ganarse la aprobación de todos hacia él. Hace tres años, finalmente se casaron.
El acontecimiento fue el chisme del momento en toda la Ciudad Dorada.
La familia Song, que había sido muy admirada por la belleza de Bella, se convirtió en motivo de burlas por este asunto. Desde entonces, no lograron recuperar su estatus.
La diosa de la ciudad se había casado con un hombre sin valor.
El chiste había estado en boca de todos en Ciudad Dorada durante tres años.
Ahora, su hija finalmente había comprendido.
Si su hija se divorciaba de ese hombre, podría comenzar una nueva vida en Ciudad Dorada con su belleza sin igual.
Alfred Gao, que había estado cortejando a Bella durante mucho tiempo, parecía una opción adecuada. Su familia era rica y poderosa. Recientemente, la familia Song incluso había solicitado ayuda a los Gao.
Jeje...
"¡Firma ya! Mi hija tiene una cita con Alfred Gao mañana", espetó Jane a la inmóvil figura de Chase.
Chase soltó un suspiro y guardó el documento de divorcio. Con frialdad, comentó: "Dame un instante, estaba preparando una sopa para Bella".
Jane miró a Chase con desprecio. Durante la última década, ese hombre siempre había mostrado una actitud hosca, como si la familia Song no mereciera su respeto.
Solo Bella lograba arrancarle una sonrisa.
"¿Quién te has creído que eres?"
"¡Más te vale que lo firmes!"
Jane insistió una vez más antes de abandonar la cocina.
Después de que se marcharan, Chase esbozó una sonrisa amarga y sus ojos se inundaron de lágrimas.
Contempló la olla de sopa hirviendo y sintió cómo le escocían los ojos.
"Bella, ¿sabes por qué he evitado la confrontación y no he respondido a las agresiones todos estos años?"
"Porque estás enferma."
"Tu cuerpo es frágil, no soporta las provocaciones."
"Siempre caías enferma al final de cada mes, y era una tortura para ti."
"No podía soportar la idea de hacerte aún más daño..."
"Si no hubiera estado añadiendo hierbas medicinales a esta sopa cada mes, no habrías resistido más de quince años."
"Solo falta un año para que te recuperes completamente."
"Es una lástima, solo un año más..."
"¿Por qué no puedes concederme ese año?"
"¿Estás realmente decepcionada conmigo?"
"¡Aún desconoces mi verdadera identidad!"
"Por esa frase tuya, porque dijiste que necesitabas compañía, he permanecido a tu lado durante una década."
Al recordarlo, el corazón de Chase se retorcía de dolor.
Pero justo entonces, su teléfono móvil sonó.
Lo tomó y frunció el ceño ligeramente.
Era un número que no había visto en diez años.
¿Sería posible que fuera su familia...?
"Hola", contestó Chase de inmediato.
Del otro lado de la línea, una voz anciana y cargada de tristeza dijo: "Joven Maestro, el Viejo Maestro falleció anoche..."
Las palabras cayeron como un mazazo, y Chase quedó paralizado por el impacto.
"Abuelo... ha fallecido", pensó con pesar.
Chase provenía de una distinguida familia aristocrática conocida por su maestría en la medicina, los Lu del Norte.
Sus padres habían fallecido cuando era joven. Desde niño, había sido objeto de envidia y resentimiento por su talento por parte de otros miembros de la familia.
Su abuelo era el único que verdaderamente lo había querido.
Pero al final, para protegerlo por el resto de su vida, su abuelo simuló la muerte de Chase y lo sacó de aquel hogar tóxico. Su deseo era resguardarlo de la política dañina y las intenciones ocultas que imperaban en la familia.
También fue esa primera noche, errante por las calles, cuando se cruzó con Bella, la chica que le había causado un dolor profundo en el corazón durante tanto tiempo...
"Joven Maestro, el Viejo Maestro le ha estado observando en silencio todos estos años. También ha estado acumulando poder en su nombre. Hay además una carta que desea entregarle. Iré a buscarlo ahora mismo".
La voz del hombre al otro lado del teléfono se quebraba.
Chase asintió. Después de colgar, se dejó caer al suelo.
"Él, que solía cargarme sobre sus hombros y disfrutaba pinchar mi rostro infantil con su barba de pocos días..."
"Quien se deslizaba en mi habitación en plena noche, me transmitía sus conocimientos de medicina y me daba golpecitos en la cabeza cuando me quedaba dormido..."
"El abuelo ya no está..."
Chase no se percató de que su rostro estaba bañado en lágrimas. Solo cuando un humo denso y el olor a comida quemada invadieron el ambiente, su atención volvió al presente.
