+ Add to Library
+ Add to Library

C5

***ANGELA

Miro fijamente al espacio y me paso los dedos por los labios. Durante dos días no he podido dejar de pensar en ese beso. No me lo esperaba en absoluto. Fue repentino... pero tan bueno. Cierro los ojos para revivir mejor la escena. Tiene una forma de besar que es francamente divina. Su lengua enroscada sobre la mía hizo que mi corazón diera un vuelco. Ese beso fue simplemente delicioso. Soñé con ello las dos noches. Lo sentí cerca de mí y, lo que es peor, lo imaginé dentro de mí, haciéndome el amor mientras me besaba. Tierna, apasionadamente, divinamente. Un calor irradió en mi bajo vientre.

Tengo que sacarlo de mi cabeza.

Cuando abro los ojos, me encuentro con los de Elionne.

- ¿Vas a contarme por fin qué pasó entre tú y él para mantenerte en las nubes?

- Me besó.

Sus labios se ensancharon con una sonrisa.

- ¡Dios mío! Por fin llega. ¿Y cómo fue?

- Fue perfecto. Todo era perfecto y eso es lo que me asusta. Con Jerome fue lo mismo. Un beso, una noche y luego desapareció, dejándome sola con un embarazo. Volvió unos años después y esta vez fue una sucesión de desgracias.

- ¿Por qué lo crees ya? ¿Te gusta?

Camino con la mirada que acaba bajando.

- Creo que sí.

- ¿Es por eso que has estado encerrado los últimos dos días? ¿Para evitarlo?

- Sí, para evitarlo. Me temo que me voy a adelantar. Me temo que no podré resistirme a él. Tengo miedo de que me vuelvan a hacer daño.

- Escucha, cariño, no todos los hombres son iguales. Lo que viviste con ese perro podrido, Jerome, quedó muy atrás. Tienes que seguir adelante. Date la oportunidad de volver a amar. No soporto verte tan solo. Necesitas un hombre que te ame y te haga su reina.

- ¿Existe todavía un hombre así?

- Creo que sí. Mi hombre es uno, así que hay otros. Si te sientes cómoda con este tipo, entonces déjate llevar. La vida es un riesgo, y si no se arriesga, no se gana.

- Es un poco más joven que yo, creo.

- Debe ser un hueco pequeño. No te estoy diciendo que te enamores de él. Pero tampoco pongas demasiadas barreras a tu alrededor. Déjate llevar, cariño.

Sonrío débilmente. Tengo tanto miedo de otra decepción que no quiero volver a encontrarme con este hombre. Sin embargo, lo echo de menos.

- Creo que voy a salir a correr. Desde que estamos aquí no he hecho ejercicio y me está saliendo barriga.

- Volveré a la cama. Voy a volver a la cama. Necesito dormir hasta tarde antes de volver con mi madre.

Me pongo la ropa y me apresuro a ir al ascensor. Al pasar por su puerta, temo que salga y nos encontremos. Respiro aliviado cuando estoy fuera del hotel. Correré por la calle y volveré. Lo necesito para alejar mi mente de este beso que tanto me preocupa. Después de

Después de tres años, vuelvo a ser besada por un hombre. Me molestó tanto que preferí guardar silencio.

¿Y si se hubiera ido?

Este pensamiento salta de repente a mi mente. Hace dos días que me encerré en mi habitación. Tampoco ha venido a llamar a la puerta. Tal vez haya dejado el hotel. Este pensamiento me entristece de repente. Nuestra pequeña aventura terminaría antes de empezar. Así que es mejor que me olvide de ello.

En el camino de vuelta, me pierdo en mis pensamientos. Dudo en preguntar en la recepción si todavía está allí. Me doy cuenta de que no sé su nombre de pila.

- ¡Hola!

El corazón me da un vuelco. Cuando levanto la vista, ahí está, frente a mí, con un traje de jogging y una capucha en la cabeza. Su mirada es embriagadora.

- Hola", respondo, colocando un pelo detrás de la oreja.

- Por un momento pensé que te habías ido. Quiero decir, después de pensar que me estabas evitando.

- No te estaba evitando. Estaba descansando un poco después del día loco que tuvimos.

- Me siento mejor por ello.

Me sonríe, con esa sonrisa encantadora que no dejaría indiferente a ninguna mujer. Él también ha terminado de correr, así que volvemos juntos.

- Hoy en día es raro ver a mujeres haciendo deporte. Suelen estar demasiado ocupados haciéndose las uñas y poniendo trucos.

- Siempre me ha gustado hacer deporte. Así que lo hago para mantener mi figura. Todas las mañanas hago cinco kilómetros en la cinta de correr.

Silba.

- Bueno, que me aspen. Pero de nuevo, estoy haciendo diez así que.

- ¿Y qué? ¿Eres más atlético que yo?

- Parece que sí. Cinco kilómetros frente a diez, no es mucho.

- Hago cinco porque después tengo que ir a trabajar.

- No, haces cinco porque es todo lo que puedes hacer.

Hago una O con la boca. Me detengo.

- ¿De verdad me subestimas tanto?

- Demuestra que estoy equivocado. ¿Corremos?

- No me hagas quedar en ridículo.

Se ríe.

- La mujer que me pondrá en ridículo aún no ha nacido, créeme.

- Bien, vamos a correr. Si gano te inclinas ante mí.

- Vale, y si gano, cenas conmigo esta noche. Cena, los dos solos, en algún lugar apartado.

- Lo tienes.

- Bien, posiciones.

Tomamos la posición y él da la salida. Apenas me pongo en marcha, él se adelanta. ¿Quién me ha enviado a aceptar este reto? Al verlo muy lejos, grito de dolor. Pretendo haberme torcido el tobillo. Rápidamente regresa a mí.

- ¿Qué ocurre?", pregunta preocupado.

- Me duele el tobillo.

Se agacha para ver mejor. Pero lo empujo y empiezo a correr. Sólo que no doy ni dos pasos cuando me agarra por la cintura.

- Ven aquí, pequeño chivato. Lo sabía.

- ¡No, déjame ir!

Me sujeta con firmeza mientras lucho. Nos reímos como niños en la calle. Me tropiezo y me caigo. Se encuentra tumbado encima de mí. El tiempo parece detenerse en el subsiguiente intercambio de miradas. Su cara está demasiado cerca de la mía. Sólo un pequeño movimiento y nuestros labios se encuentran. Mi respiración se vuelve dificultosa.

- Me debes una cena", brama para disipar el ambiente sexual que nos ha envuelto.

Sonrío. Se levanta y me ayuda a hacer lo mismo. Empezamos a caminar de nuevo pero de verdad siento un dolor en el tobillo.

- Creo que esta vez sí que duele.

- ¿De verdad? ¿Te duele mucho?

- No, no tengo mucho dolor. Creo que es un calambre.

- Bien, sube.

Me está mostrando su espalda.

- ¿Qué?

- Súbete a mi espalda. No hay manera de que uses un tobillo dolorido como excusa para no responder a mi cena.

- Lol no lo hice...

- Súbete donde pueda obligarte a subir.

Pongo los ojos en blanco. Salto sobre su espalda. A pesar del sudor, su olor me envuelve. Comienza a caminar de nuevo. Me aferro a él con una sonrisa en la cara. Es la primera vez en mi vida que un hombre me lleva en su espalda. ¡Qué galantería! Todo el mundo en el hotel nos mira, pero a él no parece importarle. Es normal, nadie le ve con la capucha cubriendo su cara. Incluso en el ascensor se niega a dejarme tirado. Nos lleva a su habitación, me pone en su sofá y vuelve con un bálsamo. Sin preguntarme, empieza a masajearme el tobillo. Le miro sin entender por qué se comporta así conmigo. Pulsa su teléfono móvil y la música suena en la habitación. Me eché a reír.

- Eres una persona seria.

- Tiene que gustarte esta canción.

Ha vuelto a poner la música de este artista. Lo tararea al mismo tiempo que sigue masajeándome. Al verle cantar, acabo uniéndome a él con alegría. Sonríe. Creo que he memorizado la letra de tanto escucharlo a mi pesar. Cantamos juntos las dos siguientes canciones. Por último, este artista canta bien.

- Verás, es cuando tú quieras", me dice.

- ¿Cómo no voy a ceder cuando me persigues con ella? Espera a que investigue un poco sobre este artista para saber más sobre él.

Cojo mi teléfono móvil, pero él me lo arrebata.

- Ahora no. Tienes que relajarte mientras te doy tu masaje.

Me relajo. Después del masaje me acompaña a mi habitación. Me doy una ducha y me uno a Elionne en su descanso.

Llegamos a un lugar que me parece un parque. Estoy sorprendido.

- ¿Qué hacemos en un parque a estas horas? Pensé que íbamos a cenar.

- Sí, así es. Aquí.

Le miro. ¿Habla en serio?

- ¡Vamos, sígueme!

Me lleva de la mano, que sostiene firmemente en la suya. Nos detenemos frente al gran carrusel. Está hablando con un hombre y al minuto siguiente nos pide que nos sentemos.

- ¿Qué? ¿Hablas en serio? ¿Hablas en serio? No, no me voy a subir a esa atracción.

- Oye, confía en mí, cariño. No voy a hacer nada que ponga tu vida en peligro. Además, es una deuda. Tienes que hacerlo.

- Recuérdame que no haga más apuestas contigo.

Sonríe. Dejé que me guiara de nuevo. Con el corazón palpitante, me acomodo. Él hace lo mismo a mi lado. El hombre le entrega un paquete.

- ¿Qué es? Le pregunto.

- Nuestra cena.

- Estás loco.

Mi risa se pierde en la garganta mientras la noria comienza a girar.

- ¡Oh, Dios mío!

- Deja de gritar, ni siquiera va rápido", se ríe.

- Si muero, te llevaré conmigo.

- Me encantaría.

Me estoy acostumbrando al ritmo. Tiene razón, es lento. Creo que estoy al límite cuando la máquina se detiene mientras estamos en lo alto del cielo.

- ¡¡¡OH DIOS MIO!!! La máquina está rota. Vamos a morir.

Se ríe a carcajadas.

- ¡Cálmate Angie! Fui yo quien le pidió que la detuviera cuando se colocó así.

- ¿Pero por qué? ¿Has perdido la cabeza o qué?

- ¡Mira hacia adelante!

Giro la cabeza y ahí... ¡vaya! Tenemos una magnífica vista de la ciudad. La ciudad es muy hermosa y está iluminada.

- ¿Y? pregunta.

- Es precioso. Tienes una gran imaginación, debo admitirlo.

- No debes descuidarme.

Mantengo mi mirada fija en la naturaleza. No muy lejos, se pueden ver los coches que pasan. Veo un poco de todo. Edificios, rascacielos, la laguna de Ebrié, en fin, un poco de todo.

- ¡Aquí tienes!

Tomo la lata de caramelos que me entrega y vuelvo a mi contemplación. Me siento vivo de nuevo, bien, en paz, tranquilo. Siento algo que sentí hace muchos años. Siento que pertenezco.

- ¿En qué estás pensando?", me pregunta, curioso.

- Por lo que se ve, todo parece ir bien. Todo parece tranquilo y agradable. Pero una vez que nos bajemos, la realidad nos golpeará de nuevo en la cara con todos nuestros problemas.

Respiro profundamente.

- Dejé este país hace ocho años. Dejé a mis padres con la esperanza de ir a un mundo mejor. Sin embargo, me estaba lanzando a la boca del lobo.

- ¿El padre de tu hija?

- Sí. Tuve a mi hija cuando tenía 15 años.

- Todavía es difícil acostumbrarse.

- Sí, lo era. Era joven, estúpido y estaba enamorado. Yo tenía 15 años y él 18. Fue mi primera vez y ese tiempo fue suficiente para dar a luz a un bebé. Negó la paternidad porque tenía que volar a Francia. Un bebé lo anularía todo. Se fue, mis padres me echaron, viví con los padres de un amigo del colegio hasta que a los ocho meses de embarazo mis padres volvieron a mejorar

a mejores sentimientos. Tuve que dejar la escuela. Incluso después del nacimiento del bebé. Mis padres no eran ricos, así que no podían cuidar de mi hija y seguir pagando mis clases. Así que empecé a vender con mi madre en el mercado. Estaba ahorrando dinero. Volví a estudiar a los 18 años porque ya había ganado bastante en los pequeños trabajos que hacía. Me esforcé por conseguir el BAC para poder presentarme a las oposiciones. Todo salió como estaba previsto y conseguí mi primer trabajo.

Sonrío.

- Era una fiesta en casa. Por fin iba a salir a flote. Por fin podría mantener a mi bebé como es debido y ayudar a mis viejos padres. Todo era perfecto aunque ya no podía tener una relación estable. Mi corazón estaba hecho pedazos. Así que viví con mi hija hasta que un día, cuando tenía 25 años, el diablo llamó a mi puerta. Había vuelto para pedirme perdón por todo el mal que me había hecho. Quería conocer a su hija y casarse conmigo. No quería hacerlo pero mi corazón se rindió. Todavía lo amaba. Mis padres pensaron que esta era la vida que me daba la oportunidad de ser totalmente feliz. Tuve la oportunidad de reformar mi pequeña familia. Así que acepté su propuesta. Gran error.

Tomo un trago.

- Nos casamos el mismo año y volamos a Francia. Al principio todo era hermoso. Pero no puedes fingir por mucho tiempo. Su verdadera naturaleza volvió al galope. Me engañó todo el tiempo. Cada día una nueva chica. Cada noche un nuevo perfume de mujer. No lo entendí. ¿Por qué se casó conmigo si iba a hacerme esto? Descubrí entonces, un año después, que si había vuelto con nosotros era por despecho. Se había casado pero su mujer no podía darle hijos. Y él también tuvo un pequeño problema con su semilla.

Un problema que tardaría mucho tiempo en solucionarse. Básicamente, yo era la que le había dado su única descendencia. Por eso ha vuelto. Pero a pesar de todo eso, me quedé. De todos modos, no tenía a dónde ir. No quería que trabajara. Así que dependía de él para todo. Aguanté su vida inconstante durante cinco años. Más de una vez me encontré con desnudos. Pero hice la vista gorda por mi hija. Le gustaba tener un

Papá. No quería privarla de esa alegría. Sólo en el cuarto año, me contagió seis ITS a la vez. Por lo general, era sólo uno, que me curaba fácilmente. Pero esta vez fueron seis. No pude soportarlo más y pedí el divorcio. Pero no cooperó. Me amenazó con quitarme a mi hija si no cambiaba de opinión.

- ¿Y tú lo hiciste, supongo?

- No esa vez. Cedí y me quedé, por mi hija. Ahorraba sin que él lo supiera porque nunca estaba cerca. Era con este dinero con el que pretendía pagar los honorarios del abogado. Pero al final me quedé. Las cosas siguieron como antes. Infidelidad, humillación, golpes, en fin, todo. Un año más tarde, contraje otra ITS, que esta vez casi me dejó estéril. Es decir, si no soy realmente estéril. El médico me dijo que ahora debería contar con mis estrellas de la suerte porque puede que no vuelva a dar a luz. Estaba destrozado. Mi mundo se estaba desmoronando. Tenía fe en que podría tener otro bebé con mi hombre. Pero eso estaba muerto. Volví a poner el divorcio sobre la mesa. También sacó a relucir la amenaza.

- ¿Y?

- Lo hice. Pensé, es mejor que me aleje de mi hija viva que muerta. No quería que fuera huérfana. Fui a por ello. Como resultado, me quitó a mi hija y me quedé sin dinero. De todos modos, todo le pertenecía a él. Pero mi abogado luchó para que me quedara con la casa. Lo vendí y construí una nueva vida en otra ciudad. Mis padres murieron al mismo tiempo, así que estaba completamente sola. Hasta que conocí a Elionne. Vio a su hermana marfileña en apuros y no dudó en ayudarme. Su marido me contrató en su empresa y, gracias a ellos, hoy soy bastante estable económicamente.

- ¿Pero su hija?

- Rezo para que se ponga en contacto conmigo porque ya es mayor de edad. Hice todo lo que pude para encontrarla, pero fue en vano. Puse una orden de búsqueda con la ayuda de la policía, pero hasta ahora no ha habido respuesta. He probado con las redes sociales, y todavía nada. Además, en realidad no sé nada al respecto. En nuestra época no existían todas estas cosas.

- ¿Su tiempo? Hablas como si fueras una anciana", se ríe.

- Lo digo en relación a ti. Eres más joven que yo.

- Sí, por sólo cinco años. No está tan lejos.

- No importa. No somos de la misma época.

Me uno a su risa.

- Prefiero verte con esa sonrisa en la cara", dice. Me gustas más con una sonrisa que con lágrimas.

Su voz se vuelve suave. Giro la cabeza en su dirección. Me mira fijamente.

- Ningún hombre tiene derecho a hacerte llorar. Pero esta noche recuerdo que eres mucho más de lo que pensaba. Eres muy valiente. ¿Pasar por todo lo que has pasado y seguir en pie? Tienes que ser tú para hacerlo.

Desliza su dedo por mi mejilla.

- Te mereces que te quieran como nunca. Te mereces toda la dulzura del mundo porque ya has aguantado bastante el dolor del mundo. Eres como la miel y nadie tiene derecho a quitarte tu dulzura, tu sabor y ese gusto exquisito que se esconde en ti.

- ¿No es una letra de canción?

- Me lo acabo de inventar.

Me río para ocultar mis emociones. Qué bonitas son estas letras. Acerca sus labios y los coloca suavemente sobre los míos. Me estremezco. Rompe la barrera de mis labios con su lengua y yo, a pesar de toda mi fuerza de voluntad, cedo ante él. Me va a volver loca con su deliciosa forma de besar. Desliza sus dedos por mi mejilla para profundizar el beso. Quiero más. Quiero que me amen esta noche. Pero él termina el beso. Demasiado rápido.

- Quiero besarte cada vez que te vea", dice.

Sonrío e inclino la cabeza.

- Deberíamos apresurarnos a terminar y volver antes de que pierda el control de mí mismo.

- De acuerdo.

El viaje a casa fue de nuevo silencioso. Me mordí el labio una y otra vez por miedo a preguntarle algo de lo que me arrepentiría.

***COLLINS

Me contengo de volver a besarle, en el ascensor. No ayuda el hecho de que seamos sólo nosotros dos. Finalmente llegamos.

- Espero que lo hayas pasado bien.

- Sí", responde tímidamente. Gracias", dice tímidamente.

- Un placer compartido.

Nos detenemos frente a la puerta de mi habitación.

- ¿Nos vemos mañana?

- Sí, hasta mañana. Hasta mañana.

Nos quedamos unos segundos más, intercambiando miradas. Es la primera que se aparta. Yo hago lo mismo. Pero una vez que mi puerta está abierta, me pica hasta la médula. Me doy la vuelta de nuevo.

- ¡Angie!

En cuanto se da la vuelta, me lanzo literalmente sobre sus labios. Automáticamente me echa los brazos al cuello, como si no se lo esperara.

- Quiero más de ti esta noche, confieso contra sus labios.

Un brillo se enciende en sus ojos. Creo que ella también lo quiere. La llevo a mi habitación, que cierro sin mirar. Mis labios ya se han perdido en los suyos. La aprieto con fuerza contra mí. Siento que si la dejo, la perderé para siempre. No quiero soltar más sus deliciosos labios. Quiero disfrutar de ellos el resto de mi vida. Le quito el vestido y la levanto. Ella envuelve sus piernas alrededor de mí. La coloco en la cama, con cuidado de no chocar con ella. Saco el móvil del bolsillo trasero de mis vaqueros y enciendo el reproductor. Las notas de mi canción empiezan a sonar. Me ayuda a desvestirme. Con mis dientes, le quito la lencería. Beso mi camino por sus piernas hasta su pecho.

- ¡Eres preciosa Angie!

Gime y arquea la espalda ante el contacto de mis dedos en su flor. Me encanta la forma en que sus pechos me señalan. Sin soltar su flor, chupo una. Oírla gemir multiplica por diez mi placer. Quiero poseerla ahora mismo, pero primero quiero mostrarle, con mis acciones, lo preciosa que es. Necesita volver a sentirse guapa y deseable después de todo lo que ha pasado. Quiero demostrarle lo mucho que me hace perder la cabeza cuando estoy con ella.

Se aferra a la cama mientras mis dedos se deslizan dentro de ella. Cada vez jadea más. Sigo con chupetones en su cuello. Puedo sentirla venir. Su cuerpo está temblando.

- Adelante, suéltate, cariño", le susurro en el hueco de la oreja. Eres tan hermosa cuando gimes.

Voy más allá y hay una explosión. La beso para amortiguar su llanto. Se vuelve a hundir lentamente. La veo recuperar el aliento. Es tan hermosa así. Quiero verla toda mi vida. Para hacerla venir toda mi vida. Para demostrarle que es especial.

- ¿Estás bien? Le pregunto.

Ella asiente y mantiene la mirada baja. Creo que está avergonzada.

- ¿Qué pasa?

- Yo... no he conocido a un hombre desde mi divorcio. Me temo que no estoy a la altura.

Sonrío.

- Sólo disfruta. Eso es todo lo que quiero. No tienes ni idea de lo que me haces, Angie.

Ella me mira. La beso.

- Deja que me ocupe de ti.

Reanudo las caricias, los besos. La preparo para recibirme. Entonces, cuando entro en ella después de protegerme, me detengo en ese mismo segundo. Estoy retorcido por un deseo fugaz. Pero sobre todo me llama la atención lo evidente. Nunca más podré prescindir de esta mujer. Me acaba de marcar. Tras un momento de aplazamiento del orgasmo, empiezo a moverme. No es más que un suspiro y un gemido. Siento su placer en mi carne. Me meto un poco más fuerte con cada golpe. Ella es la primera en llegar al orgasmo. La sigo dos golpes después. Me desplomo junto a ella y la estrecho entre mis brazos. Nadie habla pero creo que nos entendemos.

Al final se queda dormida en mis brazos después de haber hecho el amor de nuevo. Duerme tranquilamente. Sólo la miro. Es increíble lo que me ha dado en tan solo una semana de citas. Esta mujer ha cambiado mi vida. Por su sencillez, por su belleza, pero sobre todo por su sonrisa que me enamoró desde el primer día. Ahora, ¿qué pasará? ¿Le digo la verdad sobre mí? ¿Sobre por qué vine a este país? Y, ¿seguirá queriendo salir conmigo? O, si acepta salir conmigo, ¿le gustaré yo o el artista?

Me sorprenden los fuertes golpes en la puerta.

- Mierda, ¿quién podría ser?

Salgo de la cama lentamente. Me pongo una media y voy a abrir la puerta.

- ¿Papá?

- Sí, papá. Entremos.

- ¿Qué estás haciendo aquí?

- He dicho que nos vayamos a casa y ahora. El avión está listo.

Está tratando de entrar pero yo estoy en el camino.

- ¿Qué está pasando?

Me está detallando.

- Ah, estás con una puta.

- No te atrevas a llamarla así.

- Lo que sea. Date prisa y coge tus cosas.

Salgo por la puerta completamente y la cierro detrás de mí.

- No puedo irme, papá. Tengo que ocuparme de algo primero.

- ¿Con esa... chica ahí dentro? Collins, ¿ya tienes un problema con una chica y quieres añadirlo?

- Papá, yo...

- Escúchame, te hablo ahora como tu representante, no como tu padre.

Su carrera está en juego con esta historia de violación. ¿Quieres divertirte? Sí, claro, lo harás. Pero después de que esto termine. Ahora mismo no puedes permitirte una distracción. Eres una estrella negra en un país blanco y estos blancos están dispuestos a destruir tu carrera. No les des la oportunidad. Recuerda todas las noches de insomnio que pasó componiendo los sonidos de su primer álbum que fue oro, plata y platino. ¿No quieres volver a pasar por eso? ¿No quieres hacer lo que más te gusta en el mundo? ¿No quiere oír a su público corear su nombre en los conciertos? Collins, este es tu sueño. Has trabajado duro para llegar aquí. ¿Estás dispuesto a dejar que esta familia te estafe así?

Estoy bajando la cabeza.

- Esta chica es una más. Verás que en menos de una semana encontrarás otro.

- Eso es diferente.

- En ese caso, deja que la vida te una. Puedes encontrarla cuando quieras. Sólo quiero que te centres en tu carrera. Tienes que sacar un nuevo álbum que borre todos estos escándalos. Tienes que volver al mapa. Su público se está volviendo inquieto. Tenemos que irnos ya, Collins.

Me duele admitirlo, pero mi padre tiene razón. Mi carrera se está yendo al garete. Tengo que guardarlo. He trabajado mucho para llegar aquí. Me niego a perderlo todo ahora.

- Bien, espérame. Vuelvo enseguida.

Vuelvo a entrar en la habitación. Todavía está dormida. Sin hacer ruido, guardo mis cosas. Me parece terrible que todo termine así entre ella y yo, pero no puedo imponerle mi vida, mi mundo. Es demasiado complicado en este momento para dejarla entrar. Necesita una vida tranquila. Necesita un hombre que la proteja. Yo, con los medios de comunicación persiguiéndome a cada paso, tengo miedo de no poder librarla de ciertas cosas. Escribo una nota en un papel y la pongo en la mesilla de noche. Le doy un beso en la sien y salgo a buscar a mi padre. Cuanto más me alejo de la habitación, más me duele. Puede que me odie, pero es mejor para los dos. Y pensar que me enamoré de ella.

***ANGELA

Me despierto aturdido. El olor del macho en las sábanas me recuerda mi noche loca. Aprieto los ojos con vergüenza. Dios mío, ¿cómo he podido gemir tanto y tan fuerte en los brazos de este desconocido? ¿Cómo me verá ahora? Grité como una loca. ¿Pero cómo no iba a hacerlo, si mi cuerpo estuvo en falta durante tres años? ¿Cómo no iba a hacerlo, si manipulaba mi cuerpo con pericia, como si le hubiera dado forma? ¿Cómo lo miro ahora a los ojos? No puedo. Pero tendré que enfrentarme a él. Estoy en su habitación y en su cama.

Me giro en su dirección pero su sitio está vacío. Tal vez esté en el baño. Me siento, teniendo cuidado de cubrir mi pecho con la sábana. ¿Qué pasará ahora? ¿Estamos juntos, en una relación? ¿O es sólo un romance que durará el tiempo que estemos aquí? ¿Quiero una relación? ¿Con él? Me siento bien con él. Me siento especial cuando me mira. Entonces, ¿debo dejarme llevar? Quizá mi mejor amigo tenga razón. Debería darme otra oportunidad en el amor.

Me intriga el silencio en la sala. ¿Ha salido a hacer un recado? Hago un movimiento mientras una hoja se cae de la cama. Lo recojo. Hay una inscripción en ella.

"Estoy fuera. Lo siento".

¿Eh? ¿Qué? ¿Qué quieres decir con que se ha ido? ¿Qué quieres decir con que se ha ido? ¿Irse a dónde? ¿Es una broma? Llamo a recepción porque estoy intrigado.

- El Sr. AGNIMEL se fue anoche. Acortó su estancia. ¿Es usted la mujer que ocupa su habitación en este momento?

Me pitan los oídos. Se fue tarde anoche. Cuelgo como un autómata, sin contestar a la recepcionista. Se fue así, después de nuestra noche. ¿Qué ha fallado? ¿Qué hice para que huyera? ¿No era yo tan bueno? A menos que...

- ¡Oh, Dios mío!

Me engañaron de niño. Sólo estaba jugando conmigo. Me guiaba mientras ponía los órganos. Oh Dios, ¿cómo pude ser tan ingenua? ¿Que me tome el pelo un hombre más joven que yo? Sólo quería divertirse. Un joven que probablemente se retó a sí mismo a tener sexo con una mujer mayor que él. Y yo... yo... Dios, me duele. Me visto y salgo corriendo de su habitación. Antes de llegar a la mía, mis lágrimas me traicionan. Doy un portazo.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué das un portazo así?

Me siento pesadamente en la cama. Se me hace un nudo en la garganta.

- ¿No fue buena tu noche?

- Me engañaron, Elionne.

Te lo dije pero no me escuchaste.

- ¿No es así?

- Te dije que ya no quería estar con hombres", dije, con la voz temblorosa.

- Pero yo...

- Ya no quería confiar en un hombre. No quería que me engañaran más, no quería abrir mi corazón. No quería dejarme llevar. Pero me convenciste de no hacerlo. Todo esto es culpa tuya.

- Cariño, dime qué pasa. ¿Por qué eres así?

- Se ha ido, ¿me oyes?", dije, levantando la voz. Me entregué a él toda la noche. Me dejé llevar, tal y como dijiste. Me entregué a él y se fue. Me utilizó y desapareció. ¿Y sabes qué es lo peor? Me abrí a él. Le conté todo sobre mí. Sobre mi pasado, mis heridas. Confié en él cuando no sé absolutamente nada de él. No sé quién es. Ni siquiera sé su nombre. Dios mío, ¿qué he hecho?

Oculto mi rostro y lloro en silencio.

- Lo siento, cariño", dice, acariciando mi pelo.

- Es tu culpa, Elijah. ¿Por qué no me dejaste en París en mi vida cotidiana? ¿Por qué me animaste a hacerlo?

- Sólo quería que te relajaras. Tenía fe en que encontrarías el amor. Pero, ¿por qué estás en este estado? Lleva lo sucedido al segundo grado. Él se lo pasó bien, tú te lo pasaste bien. Todos ganan.

Miro hacia abajo.

- A menos que... ¿te hayas enamorado de él?

Aprieto los dientes. Sin responderle, voy al baño y cierro la puerta tras de mí. No quiero pensar en ello. Prefiero no pensar en ello.

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height