C35 Fiesta de máscaras
Bajamos del avión y entramos en un coche que estaba aparcado esperándonos. Tras unos minutos de trayecto, el conductor se detuvo frente a un enorme edificio. Podía oír voces y música baja y, para empeorarlo todo, había cámaras, no sólo cámaras, sino cámaras de emisoras de radio y canales de televisión.
Con ojos atónitos, me volví y miré fijamente a Alpha Joshua, que me devolvió la sonrisa