C1 Prólogo

"La emulsión no se forma en el yacimiento", intento modular mi voz mientras sostengo la mirada. "Realmente, se origina cuando el hidrocarburo ingresa al pozo, dentro de la tubería de revestimiento, donde la diferencia de presión hace que el petróleo y el agua se mezclen frenéticamente, generando emulsiones".

Siento una especie de triunfo al lograr terminar mi explicación, jadeando, y por fin permito que mi cuerpo experimente el cansancio de haberme movido tan rápido mientras respondía a su pregunta, que tal vez aparezca en el examen de mañana.

"Háblame del agente emulsionante", dice con una sonrisa mientras me observa cabalgar a mi propio ritmo, lento y constante, pero aún así disfrutando ambos del placer.

"Uhmm", retiro mi mano de sus hombros y me incorporo, "Cuando el agua está en el aceite, queda encapsulada por una película resistente. Esa maldita película...", me atraganto con mis palabras cuando él, de repente, intensifica el movimiento desde abajo, acelerando el ritmo.

"Continúa", me incita con una sonrisa pícara, manteniendo la velocidad que me hace negar con la cabeza. Sabe perfectamente que no puedo hablar con esta tensión en mi vientre, y solo consigo gemir mientras me aferro a él en busca de apoyo para no caer o algo peor.

"No te detengas por mí", dice con esa arrogancia en su voz que me hace jurar que le daré una lección después de esto.

"Ray", lo llamo, respirando con dificultad.

"¿Sí, amor?", responde con su eterna arrogancia.

"Déjame terminar", insisto, aún sin aliento.

"¿Terminar de explicar? ¿O de llegar?", pregunta con descaro. Juro que le daré una lección después de ambas cosas.

"De explicar", es lo único que logro decir antes de que finalmente reduzca la velocidad un segundo después.

"Dios mío", me enderezo de nuevo, "¡Déjame terminar de hablar, por favor!". Le doy un golpecito en el pecho desnudo cuando se ríe, "Pensé que querías terminar de otra manera primero".

No puedo evitar reírme también. Pero me recompongo y retomo mi explicación: "Así que, este agente emulsionante".

"¿Mhmm?", pregunta, levantando una ceja y apoyando las manos detrás de su cabeza, mirándome con diversión.

"Puede ser parafina o cualquier otro químico que se use durante la perforación. Impiden que las gotas de agua colisionen entre sí, evitando que se unan. Es decir..."

"¿Como nosotros?"

"¿Eh?" Me toma por sorpresa. Y tras un instante, cuando finalmente lo asimilo, asiento: "Sí, como nosotros. No hay forma de que podamos estar juntos. Simplemente flotaremos hasta que un desemulsionante rompa esa película, ese agente emulsionante".

Él suspira, "Tengo mucho desemulsionante, amor". Con desemulsionante, se refiere a dinero.

"Y tu desemulsionante no me importa. Nunca me ha importado". Él ya lo sabe.

"¿Qué tal hasta que terminen tus prácticas?"

Me río, aunque no tiene gracia: "Ya te estoy dando un extra por hacer esto hasta mi examen de mañana". Es el primer sugar daddy al que he permitido quedarse tanto tiempo. Así que no, no voy a romper más reglas.

"¿Qué te parece si te tomas un descanso este verano y retomamos cuando comiences tus prácticas?"

Él es el chico más joven, inteligente y atractivo que he tenido como sugar daddy. Que sea mi profesor en la clase de Aseguramiento del Flujo este semestre lo hace increíblemente excitante, especialmente porque el reglamento universitario prohíbe estrictamente nuestra relación.

Pero ahí radica el problema. Debo detener esto antes de que las cosas se pongan feas. Arriesgar mi educación por un romance con un profesor sería el mayor error de mi vida.

Necesito ponerle fin, lo que significa que hoy realmente debería ser la última vez que nos veamos. Que nos acostemos. Que hagamos cualquier cosa que no sea mantener una relación profesor/alumno.

"Yo terminaré mi doctorado, tú tu licenciatura, y entonces podríamos..."

"No, Ray", lo interrumpo con un movimiento de cabeza, evitando que termine la frase, porque no puedo permitirme tener una relación con un sugar daddy. Esto es puramente un arreglo comercial. Tres meses y deberíamos concluirlo.

Aunque ya llevo casi cuatro meses con Ray.

"¿Por qué no? Me gustas, Elle."

Solo puedo mirarlo fijamente mientras su frustración se hace evidente. En vez de recostarse, se sienta conmigo, aún con su erección dentro de mí, y me pregunto si debería desmontarme o quedarme así.

"No buscas dinero, pero aquí estás. Tú también sientes algo por mí, cariño." Toma mi cabello y lo acaricia desde la raíz hasta la cintura. "Todo este lío terminará cuando acabemos nuestros estudios."

"Lo que nos lleva otro año más."

"Le diré a Cupcake que extienda el contrato hasta entonces, si todavía quieres ser mi sugar baby. O si no, lo dejamos y nos convertimos en una pareja de verdad."

¿Una pareja de verdad? "No", niego con la cabeza una vez más, "Nadie puede enterarse de esto. No hasta que termine mi carrera."

"De acuerdo. ¿Entonces seguimos con el contrato?"

No estoy segura. Es amable, adinerado y solo nos llevamos cinco años, que para mí es la diferencia de edad ideal.

Pero seguir con esta relación tan peligrosa... no lo sé. Estoy exhausta de tener que ser cautelosa todo el tiempo.

Con mis anteriores sugar daddies lo manejé, pero con él es distinto; requiere más cuidado porque si alguien descubre que me acuesto con mi profesor, mi carrera universitaria se arruina. Está claramente estipulado en el reglamento.

"Lo pensaré." Es lo único que puedo responder, porque sería una insensatez negarme en esta situación, tanto literal como físicamente. Primero tengo que terminar mis estudios antes de dejarlo definitivamente.

"Está bien. ¿Entonces, seguimos repasando?" Sonríe al fin. "¿O seguimos haciendo el amor?"

"Haciendo el amor." Me acerco a su rostro y beso sus labios. Es increíble en la cama y sería el novio perfecto. Pero nuestra situación es tan incorrecta que necesito frenar esto ya.