C96 ¿Y ahora qué?
Los ojos de Lancelot bajaron al suelo, donde la copa de champagne se habia roto en pedazos, derramando el costoso contenido por todo el suelo. El terror invadio a Elizabeth, helandole la espina dorsal y paralizando sus sentidos, hasta el punto de que sus manos permanecieron en el aire, en la postura exacta en que habia dejado caer la copa.
Era incapaz de moverse y no sabía qué decir ni qué hacer