C50 Rechazo
— Hija— llamó mi padre en un susurro.
No podía ver su expresión al llamarme. Pero ello no era necesario. Tantos años escuchando su voz llamándome habían servido ahora que carecía de la vista, para sin ella reconocerlo.
Sin embargo, aunque conocía perfectamente de quién venía ese llamado, lo que si me estremeció fue como lo dijo. Aquel llamado carecía de fuerza