C3 Preciosa figura

Sabía que había estado excitada todo el tiempo, pero aún así me sorprendió cuando se giró hacia mí y me besó en los labios.

Me sentí gratamente complacido, aunque también asustado, y por poco me aparto.

Recobré la calma rápidamente y correspondí su beso. Fue un momento cargado de emoción.

Estaba tan enamorado de la señorita Tolu en aquel entonces que olvidé que la estaba persiguiendo. Finalmente, fue demasiado para mí y eyaculé más esperma del que jamás había liberado, directamente en su útero.

Me sacudía y temblaba sobre ella mientras eyaculaba una y otra vez dentro de ella.

"Ooooh sí, dámelo todo", dijo mientras más esperma se derramaba en su interior. Yacía sobre ella, jadeando pesadamente.

Ella gemía de placer mientras yo intentaba recuperar el aliento, con mi miembro aún dentro de ella.

Su vagina hizo un sonido húmedo al retirarme, y un poco de esperma se escurrió. Le eché otro vistazo a su hermoso trasero y luego me bajé de ella. Me disculpé mientras me vestía.

"Lamento haberte violado, pero debo admitir que me has dado mucho placer y no pude controlarme contigo, eres irresistible."

Ella habló justo cuando terminaba de vestirme y salía con suavidad de su habitación. "¿No podrías decirme al menos tu nombre?", preguntó. Dudé un momento, sabiendo que no debía revelar más.

"Ya conoces mi nombre, Tolu", dije mientras salía de su cuarto y cerraba la puerta tras de mí. Inmediatamente limpié todo lo que había tocado antes de saltar la valla de su casa.

Caminaba sonriente de regreso al campus, pensando: "No puedo creerlo. Me acosté con mi profesora y salí impune. Y no solo eso, sino que creo que ha sido el mejor sexo de mi vida."

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Al día siguiente la observé y, para mi sorpresa, parecía estar bien, incluso algo alegre.

La había estado vigilando durante semanas y nunca la había visto caminar con tanta confianza como aquel día.

Si cabe, mi atracción por ella había crecido aún más. Su atuendo de ese día exudaba puro atractivo.

Llevaba un vestido naranja muy ajustado que realzaba cada curva de su espléndida figura. Sentí la tentación de volver a acostarme con ella en medio del campus.

La seguí discretamente hasta la cafetería donde se encontró con sus amigas para escucharlas a distancia. Se mostraba completamente normal, incluso algo más vivaz, mientras charlaban sentadas a unas mesas de distancia de mí.

Entonces escuché lo que estaba esperando. "Tengo algo que contarles", dijo. "¿Qué?", preguntó Kamara, su colega.

"Fui violada anoche", reveló con un tono inesperadamente jovial. "¡Dios mío! ¿En serio?", exclamaron sus amigas. "Técnicamente, sí. Justo cuando iba a meterme en la bañera al llegar a casa anoche, un hombre me atacó en mi dormitorio".

"¿Y llamaste a la policía?", preguntó Damilola entre lágrimas. "¿Atraparon a ese desgraciado?", inquirió Kamara.

"Idiota", me dije a mí mismo en silencio.

"No", contestó Tolu.

"No he hablado con la policía, y no tengo intención de hacerlo", afirmó Tolu, negando con la cabeza.

"¿Por qué te niegas a llamar a la policía?" inquirió Kamara, visiblemente enojado.