POSÉEME/C15 Capítulo 14
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C15 Capítulo 14

Sentir como dos vibradores incrustados en su cuerpo sacudían sus adentros, era realmente magnifico, era como nadar en las aguas del infierno.

Ese primer intento de introducción del aparato le había echo sentir un pánico terrible y un dolor agudo inaguantable, pero en ese segundo intento, con su orificio anal ya lubricado, fue la gloria. ¿le dolía? Su y bastante, pero nada se comparaba con ese sentir vibrante dentro suyo. Era rozar el orgasmo una y otra vez.

- ¡AHHHHHHH AHHHHH! – su grito se podía oír en todo el edificio, que casualmente estaba cerrado por refacción general y el jefe había ordenado teletrabajo. Claro, ella no lo sabía porque a Santino no le interesaba que lo sepa. - ¡Ahhhhhh ahhhhhh! – sus gritos de placer eran melodía para sus oídos.

Mientras ella se retorcía de placer, él se había sentado en una silla, situado justo enfrente, metros, del escritorio donde estaba atada, fumando un puro y masajeándose la polla que ya podía sentir dolor de lo dura que esta. Así mismo, en los apoya brazos tenía los dos móviles con los que manejaba la intensidad de los aparatos dentro de ellas.

- ¡no tienes idea como se te abre el chocho cuando eyaculas. Verdaderamente se me hace agua la boca. – pero ella no era capaz de contestar a esa indirecta tan existente, porque apenas la dejaba recuperarse de un orgasmo que ya estaba activando el siguiente nivel en las vibraciones. – ohh si mami, que rico verte gritar de placer. –

- ¡ahhhhhh ahhhhh! – todo su cuerpo se sacudía al ritmo del sonido del aparato que cada vez se hacía más ensordecedor y era tanta la excitación que podía provocarle, que el orgasmo le llegaba a minutos de comenzarle a vibrar intensamente.

- Ohh siii eyacula para mí. – decía mientras se masturbaba y mordía el labio. – como se te abre el chocho y ese culo me vuelve loco. – se masturbaba y apretaba el glande provocando que aquel líquido saliese y mojara su mano.

- ¡ohhh síiiiii, siiiiii ohhhhh! ¡DIOSSSS! – Exclamaba entre los intervalos que le brindaba el uso de los aparatos. - ¡que bien se siente ohhhhhh! Ahí viene de nuevo ¡ahhhhhh ohhhhh ssssss! – por más que se preparara para el orgasmo, su cuerpo no era capaz de procesar ni el primero, ni el siguiente, ni el otro. Estaba gozando como nunca antes.

En ese momento él se incorpora de su lugar y se acerca donde ella para hablarle al oído mientras una de sus manos aprieta sus pechos y de vez en cuando estimula su clítoris.

- ¡que mojadita estas! – le gritaba al oído mientras le lamia la oreja cuando ella se sacudía al abrazar el éxtasis. - ¡muero por chuparte el choco y que me eyacules en la cara! – lo guarro que podía ser ese hombre le volaba la cabeza – me quiero tomar toda tu leche. – y en ese momento ella lo dijo, lo pidió a gritos.

- ¡hazlo! ¡chupamela! ¡chupame el chocho por favor! – grito y pidió y entonces, él se lo cumplió.

Acomodo la aplicación para que se activaran cada tres minutos la intensidad y se mantuviera por un minuto esa sensación.

Cuando ella pudo sentir su húmeda lengua en su clítoris su cuerpo, como pudo, se encorvo hacía atrás y automáticamente se dejó liberar, pudiendo sentir en su lengua y su nariz, como de su vagina un liquido aguado le caía por los costados en tanto él seguía moviendo su lengua sobre su clítoris.

- ¡ohhh que rica estas, que sabrosa eres! – decía el con su boca pegado a su chocho.

- ¡ahhhh me vengo… me vengo…. Ohhhh dios… oh dios! – y una vez más, explotaba, pero esta vez, dentro de su boca.

La sensación de venirse a chorros, como una canilla que sale a mucha presión, golpeaba las paredes de su garganta, era fascinante y el sabor completamente adictivo. Toda Abril era adictiva.

- A partir de ahora me declaró adicto a esto tan exquisito que libera tu cuerpo. – y nuevamente, casi sin dejarla respirar, él decide aumentar de golpe ambos aparatos. Quería que vuelva a eyacularle dentro de la boca – vamos, dámelo mami… - y nuevamente en su boca recibe el orgasmo de ella.

- ¡ohhhhhhhh! – exclama con su rostro inexpresivo y viendo como sus ojos se ponen blanco. Sus gritos ya son casi monstruosos y sus eyaculaciones, las mismas que no paran él las recibe en su boca.

- Vamos, quiero que me folles la polla. – le dice tajeando sus atadoras y liberándola.

Por los incontables orgasmos que había experimentado su cuerpo y por las vibraciones que aun sacudían sus adentros le era imposible poder mantener el equilibrio, pero así y todo él la llevó hasta una silla común y corriente, con respaldo. Se sacó la parte baja de su vestimenta liberando un gran y grueso pene y la obligó a sentarse encima de ella.

- ¿no me sacaras esto que me metiste? – le pregunta en un hilo de voz.

- No. Fóllame con los vibradores adentro. – dijo y la sentó de golpe, robándole un aullido desgarrador, al mismo tiempo que atacaba uno de sus pechos con sus dientes. – muévete. – le ordenó y ella comenzó a moverse al compás de las vibraciones que por alguna razón la motivaban hacerlo rápido. – ohhh sí nena… que bien te mueves. – exclamaba mientras se ponía cada vez más duro. – menéate. – le ordenó minetras sus manos apretaban con fuerza las carnes de sus caderas y le guiaba los movimientos.

- ¡ahhh ahhhh! Ahí, llego… ahí llego. – y podía sentir como sus paredes vaginales se contraían apretando su polla y le provocaba una sensación tan placentera que deseaba volver a sentirla, pero intensificada. Mientras su cuerpo se recomponía, él estiró su brazo para volver intensificar las vibraciones y las secuencias y esta vez, ser el quien la folle. Quería acabarle dentro.

- Ohhh de nuevo… de nuevo… - grito con todas sus fuerzas y en ese segundo él se levanta con ella en brazos, sacando una fuerza que ni él sabía que tenía y la lleva contra la puerta de vidrio transparente donde su cuerpo, mojado producto de los incontables orgasmos que en esa hora había experimentado y el fervor de su sangre que no encontraba descanso para enfriarse. Si hasta del otro lado de la puerta se podía ver sus glúteos incrustados en el vidrio esmerilado y sus brazos extendidos por encima de su cabeza y los golpes una y otra y otra vez más los gritos de placer de ella retumbando y haciendo eco por cada piso del edificio vacío.

- Sí… si….. siiii…. Así…. Acaba para mí. – decía mientras sus movimientos se hacían cada vez más intensos, rápidos, fuertes y sus manos abrían sus glúteos para que su pene pudiera entrar con facilidad, lo cual hizo que el vibrador sea expulsado desde lo más profundo de su vagina directo hacía el suelo al mismo tiempo que recibía el orgasmo.

Perdida, embriagada de placer es que ella lleva sus manos hacía detrás de su cuello y hace que sus frentes se junten en tanto le gemía en la cara y él embobado miraba como su boca se agrandaba y se achicaba al compás de sus envestidas. Como sus dientes mordían tan fuerte sus labios que hasta se los lastimaba ella misma.

- Así… así…. Mi amor. – le pedía ella mirando a sus ojos dilatados por el placer de lo vivenciado. – más… más… más… fóllame… fóllame duro… - le pedía y cómo si él fuese el esclavo, sus movimientos de pelvis comenzaron a parecerse a el funcionamiento de una metralleta. – hazlo… hazlo… así…. Me vengo…. Ahhh…. Ahhhh…. Siiiiiiiiiiiiii. – dijo sujetando con fuerza sus cabellos y mordiéndose los labios. Él solo podía cerrar sus ojos y tocar el cielo con sus manos.

Ambos habían alcanzado el orgasmo y fue uno tan monstruoso que hasta ni cuenta se había dado que su cuerpo expulsó también el vibrador de su ano. Lo caliente y lubricado que estaba su cuerpo había podido lograr dilatarla y se sentía tan bien que, si él quisiera penetrarla analmente, no sería capaz de hacerlo sin problemas. Ella se sentía tan abierta y tan dispuesta que dos pollas penetrándola sería algo que no podría negarse.

De repente se quedan mirándose y observando el movimiento de sus pechos que suben y bajan. Él acaricia torpemente su rostro, mete sus dedos, su mano dentro de su boca, en tanto ella daba algunos movimientos con su polla aun dentro, para sentir esa sensación de choque eléctrico cuando alcanzas el éxtasis y tu cuerpo aun siente que lo repite. Pero cuando en ese momento él saca sus dedos de su boca, ella pierde la razón y lo toma con ambas manos, para besarlo salvajemente y él perder el control de sus propias clausulas.

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