POSÉEME/C7 Capítulo 6
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C7 Capítulo 6

Estaba completamente furiosa ¿Pero quién se creía que era ese imbécil engreído?

En su vida se había sentido tan frustrada y enojada con alguien y ese alguien era ella misma ¿Cómo se había dejado tocar por un hombre que no era su novio? Y además ¿Cómo podía creer ese hombre que la vería arrastrarse para regresar a esa oficina y a trabajar para él? Si, volvería, pero para escupirle el rostro. En sentido figurado.

No quiso esperar hasta el día siguiente, simplemente quería ir a decirle unas cuantas cosas. Porque si él estaba acostumbrado a intimidar a mujeres para que hagan lo que se le antoje, con ella se había equivocado definitivamente.

Salió de la casa como petardo en el culo, directo a ese estudio jurídico, Santino necesitaba que alguien lo ponga en su lugar y ese alguien sería ella, Abril. O por lo menos lo intentaría. Lo que no sabe es que una vez que vuelva a esa oficina no saldrá siendo la misma.

Al llegar no espero a ser anunciada y atravesó los pasillos hacia su oficina, al mismo tiempo que varios hombres de seguridad la seguían.

Un portazo lo tomó por sorpresa al mismo tiempo que atendía un asunto importante, aunque nada podía ser más importante que él y sus deseos sexuales.

-

Lo lamento señor. – dicen apenados los de seguridad en tanto no dejaba de mirarla y observar detenidamente como su pecho subía y bajaba.

-

No se hagan problema, déjenme con la señorita. – y todos se fueron de la oficina dejándolos solos. Dejó su computador de lado y mientras se apoyaba en el respaldo de la silla es que rompió el silencio entre los dos. – Bueno, me sorprende el entusiasmo con el que tomas la noticia de que trabajarás para mí. – soltó de repente.

-

Usted es un cínico idiota. – y él chistó con su boca al mismo tiempo que negó con la cabeza.

-

Algo habrá que hacer con ese modismo suyo. Lamento informarle que si vino a firmar el contrato para ser mi secretaria, recién mañana por la mañana estará listo. Ahora sí su intención es firmar el acuerdo que le propongo para ser mi esclava, ese podemos cerrarlo en este momento. – entonces abrió uno de los cajones y sacó dos carpetas transparentes dónde pudo visualizar su nombre “Abril Evans”.

-

¿Y eso? – preguntó sin imaginarse de qué se trataba o bien, sin querer imaginarlo.

-

Dónde firmas tu consentimiento paraque pueda disponer de tu cuerpo como yo deseo. – el rostro de ella quedó inmóvil con la misma expresión de espanto y asombro ¿Enserio este tipo tenía el acuerdo ya preparado? ¿Pero cómo?

-

Usted está loco. – espeta con recelo.

-

La forma en la que me nombras es la adecuada. Que me trates de “usted” es lo que debes hacer como la esclava que serás una vez que firmes el acuerdo. – entonces ella rompe en risas y él jamás oyó una melodía tan encantadora para sus oídos, como aquella, que se quedó escuchando y disfrutándo.

-

Reitero, está loco. – dice para acercarse al escritorio. – déjeme en paz porque no firmaré absolutamente ningún acuerdo, si quiera el de trabajo. – pero él sabía cómo podía convencerla. Entonces se levanta de su asiento y a pasos lentos pero seguros se acerca a ella.

-

¿Y perder la oportunidad de que la pobre de su hermanita recupere el movimiento en sus piernas? - ese comentario le molestó completamente y enseguida lo ubico en su lugar.

-

Prefiero esforzarme en conseguir el dinero honestamente a ser una estúpida esclava sexual de un enfermo psicópata como usted. – dijo tajante y el soltó una fuerte carcajada.

-

¿Con el sueldo mediocre de una empleada de medio tiempo en un bar de poca monta? No me haga reír Srta Evans. Firme y ambos tendremos lo que buscamos, usted el dinero y yo a usted, atada en mi cama follándola duro. – ese comentario provocó que sus piernas pierdan estabilidad y él intenté acercarse, nuevamente invadiendo su espacio personal.

-

¡No se me acerque! – dijo extendiendo su mano a la altura de su rostro.

-

¿Temes que vuelva a dejarte con las ganas? – pregunto con voz ronca. Acto seguido tomó su mano con la suya y acercó su boca a la misma, para meterse uno de sus dedos en su boca fijando sus ojos a los suyos. Gesto tan excitante que no evitó morderse el labio inferior dos veces.

-

Siento que si lo vuelves hacer, lo próximo que tendré en mi boca serán los labios de tu vagina. -

Escuchar aquello con sus dedos metidos en su boca provocó un dolor agudo entre sus piernas y solo Dios sabía cuánto deseaba que hiciera lo que dijo. Lo deseaba esa parte sucia y morbosa que llevaba dentro. La realidad es que inconscientemente buscaba esos encuentros con él y muy en el fondo le gustaba saberse deseada de esa manera por su parte.

-

Firma el acuerdo. – dice metiendo sus dedos en la boca y haciendo un gesto perverso como excitante. – se que lo quieres. – saca su lengua para lamerle las yemas de sus dedos, sin dejar de mirarla a los ojos.

La boca de Abril está abierta, sus ojos dilatados, sus mejillas rojas como una manzana, sus pezones erectos y su zona íntima mojada y adolorida por la excitación. “ese hombre debe ser un infierno en la cama”

-

Confíe en mí, le daré el mejor polvo de su vida. – dice sin dejar de lamerle los dedos, seduciéndola.

-

Deja. – pudo articular una palabra a medias y entonces deja sus dedos para llevar su mano a su polla.

-

¿Puede sentir lo dura que está? – ella asiente hipnotizada por sus ojos cafés. - ¿Quiere sentirlo dentro suyo? – volvió a asentir sin darse cuenta. – firme el acuerdo y lo tendrá todo para usted Srta Evans.-

Y de pronto volvió a la realidad y como bien perra que podía ser a veces, sonrió de lado haciéndole creer que la tenía en sus manos y le apretó tan fuerte la polla que terminó escuchando como de sus labios exclamó un aullido de dolor.

-

Eso es para que no vuelva a tocarme. ¡Idiota! – pero él ríe a carcajadas.

-

Perra y salvaje. – ella abrió sus ojos como platos muy sorprendida, si hasta esas palabras ofensivas en sus labios sonaban demasiado seductoras - me gusta. Voy a disfrutar castigarla, sodomizarla y sobre todo educarla. – sus palabras la penetraban con tanta fuerza que apenas si podía estar en pie. – firme el contrato de trabajo. Habrá tiempo para convencerle de que soy su única opción de que su hermana vuelva a caminar. – dijo y a ella se le suavizó el rostro ¿Debía aceptar? Realmente necesitaba el trabajo, quizás podría hacerlo y cuando encontrará algo mejor cambiar de trabajo. Lo cierto es que ella se buscaba cualquier escusa para no admitir que si lo hacía era por lo caliente que ese hombre la ponía y terminaba por justificarse con que necesitaba el trabajo, que luego lo dejaría aún sabiendo que una vez que firma, para romper cualquier contrato había que pagar por los intereses y ella no tenía cómo costear un gasto como ese.

-

Púdrase. – y se fue.

-

espero mañana a las 8 AM. – dijo seguro de que ella estaría a esa hora en su oficina.

Cuando llegó a su casa, Erika la estaba esperando en el living, conocía perfectamente a su mejor amiga como para saber que algo estaba sucediéndole y no le ha dicho absolutamente nada. Eso de salir corriendo porque acaba de conseguir un trabajo no es algo normal, por lo que no la dejaría hacer nada hasta que no hable con ella primero.

En ese momento que ella escucho el ruido de la cerradura supo que Abril había llegado a casa. Cuando traspasó la puerta y la vio sentada con esa expresión en su rostro, supo que se venía el interrogatorio.

-

No por favor. – extendió su mano y siguió directo a la cocina. Necesitaba beber algo de agua. Erika la siguió detrás.

-

Algo está sucediendo y quiero saberlo ya. – dijo firmemente y Abril solo pudo dar un fuerte respiró y voltearse a verla. – habla ya. – exige su amiga.

-

Amiga… estoy al borde del colapso. – entonces ella la mira de arriba abajo y si, efectivamente algo le estaba sucediendo.

-

Si te explicas un poco lo comprenderé. – habla haciendo movimientos con sus manos para que prosiga con el diálogo.

-

Hace unos días tuve un accidente en la calle pro el cual perdí el trabajo de repartidora. – Erika asiente atenta a sus palabras y la manera en la que hablaba. – ese hombre fue muy descortés conmigo y en vez de pedirme perdón y fijarse que esté bien, solo le preocupo su maldito auto. – hizo una pausa y continuó – cuando fui a cenar con Mauro me lo encontré en el restaurante y tuvimos un evento desafortunado, pero el se comportó… - le daba vergüenza decirlo pero lo hizo enseguida. Necesitaba saber lo que Erika pensaba. – vulgar, insinuándose. De echo el vestido me lo arruinó con vino él mismo. – justo en ese momento Erika la interrumpe.

-

¡Que cerdo cretino! – espeto asqueada, pero Abril continuó su relato.

-

No le dije nada, lo deje pasar. Ayer cuando fui a la entrevista resultó ser uno de los empleadores y se volvió a insinuar, me ofreció un acuerdo a cambio de darme el dinero para la operación de Catalina y luego… -

En ese momento se detuvo porque necesito tomar aire, había hablado lo suficientemente rápido como para que Erika pudiera procesar todo lo que le había dicho.

-

¿Qué te hizo ese depravado Abril? – dijo preocupada.

-

Me tocó. – su amigo se llevó la mano a su boca y justo antes de que ella pudiera decirle algo continuó. – me penetró con sus dedos y a mi… - dijo mirando a todos lados caminando de un lado a otro incrédula de lo que iba a decir. – me gustó. – y Erika sintió que su amiga se volvió completamente loca.

-

Tu estás mal. – dijo conteniendo la risa. - ¿Y quién es? – pregunto por curiosidad.

-

Santino Rivas. – y su amiga se ahogó con la saliva.

-

¡Santino Rivas! Por dios.. ¿Santino Rivas te metió mano? – dijo excitada y entusiasmada. – por dios, que envidia me das, perra. – hizo un gesto obsceno que Abril la miró con asco. - ¿Y qué acuerdo te ofrece? – pregunta curiosa.

-

Ser su esclava sexual. – los ojos de Erika se abrieron como platos y negó con la cabeza.

-

Vamos, esto es muy fuerte. Quiero saberlo todo. – y se dirigieron al cuarto que compartían. – vamos, suelta todo. – habla entusiasmada como un niño que le compran algo que pidió por mucho tiempo.

-

¿Qué quieres que te cuente? –

-

Todo amiga, todo. ¿Cómo te metió mano? ¿Le has visto la polla? Todo, no omitas nada… ya me estoy excitando. – dice sin más y sin pudor.

-

¡Erika! – se quejo Abril.

-

¡Calla! ¿Tienes idea hace cuánto no me mueve una buena polla? – ella niega sorprendida. – pues no me juzgues. – y ríen ambas. - ¿Pero le has visto la polla? – y el silencio de su amiga lo dice todo - ¡Puta eres! ¿Y cómo la tiene? – y por un momento ella cierra los ojos reviviendo aquel momento que le hizo tocarlo.

-

Grande y gruesa. – habla casi al borde del orgasmo. – me espera mañana a las 8 am para firmar el contrato laboral. – dice descansada.

-

¿Y qué vas hacer? – pero Abril guarda silencio. - ¿Dirás qué sí supongo? – pero ella no responde nada. - ¿Tienes idea de cuántas mujeres mueren por estar en tu lugar? – ella niega. – yo tampoco, pero soy una de ellas. No seas tonta. – y guardan silencio. – piensa en todas las que desearíamos ser tu… hazlo por todas y fóllatelo… piensa que le harás un bien a la población femenina. – pero había algo que Erika se estaba olvidando.

-

Erika, tengo novio. – y ella levantó las cejas.

-

¿Y? Vos y yo sabemos que Mauro es un idiota en la cama… vos necesitas alguien que te deje suspirando por más. Así, como te ves ahora y él, en un año y pico que llevas no lo ha logrado. Definitivamente te hace falta una buena revolcada. Además, necesitas el dinero para la operación. No te digo que aceptes ser su esclava, pero si el trabajo. – y por un momento analiza la cuestión. Tenía razón.

-

Tienes razón. – dice pensando.

-

¿Qué debes follartelo? – Abril la miró y ella comprendió que a eso no se refería. – bueno, entonces a prepararse que mañana a las 8 am te espera ese capullo pero excitante abogado. –

Quizás ella tenga razón. Mauro no le generaba esa sensación de querer más de él en el cuerpo, en cambio Santino sí. Quizás podría conocer de qué se trata ese acuerdo, qué es lo que quiere de ella y decidir entonces si firmar o no. La realidad es que Santino tenía toda la razón, juntar la plata le llevaría mucho tiempo y con él la tendría en un abrir y cerrar de ojos ¿Pero a cambio de que? Eso de ser su esclava sexual daba a muchas ideas en su cabeza, sin imaginarse lo que realmente le gustaba a Santino en el plano de lo sexual y lo que deberá de hacer y podrá experimentar poniendo su cuerpo en sus manos. Porque si no aceptaba no podría imaginarse en diez vidas más lo que sería estar a merced de un hombre como él.

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