POSÉEME/C8 Capítulo 7
+ Add to Library
POSÉEME/C8 Capítulo 7
+ Add to Library

C8 Capítulo 7

La alarma sonó a las 6 AM y casi como si se sintiera una niña nuevamente que va entusiasmada a su primer día de clases, salió disparando de la cama directo a al baño. Puso algo de música antes de meterse a la ducha y mientras lavaba si cabello largo cantaba.

“ Y si decides venir baby.. oh uh oh oh… no me demorare en besarte eh i eh eh… ma ma ma baby oh uh oh oh siempre he sido para ti”

-

¡Veo que estamos con todas las pilas hermanita! – le grita al otro lado de la puerta Catalina.

-

¡Lo que pasa es que está ansiosa por empezar en su nuevo trabajo! – grito Erika haciendo énfasis en la palabra “ansiosa”

En cierto modo si.

Abril había pasado gran parte de ella noche pensando en qué hacer con lo que le estaba proponiendo Santino y había llegado a la conclusión de que debía aceptar. Si bien ella había dejado de lado su carrera de abogada por el accidente de sus padres y para poder hacerse cargo de Cathy, en algún momento iría a retomar sus estudios y el trabajar para uno de los abogados más exitosos del país le sería ventajoso y fructífero en el campo de las leyes. Aprendería mucho sobre el campo y eso le serviría para poder formarse como una crítica y eficaz abogada penalista.

Ella, antes de la muerte de sus padres, deseaba irse por la rama del derecho civil, pero luego de ese terrible episodio en su vida, lo único que tenía en me te era el de poder recibirse para buscar al cretino que le arrebató la vida a sus padres y dejó paralítica a su hermana y huyó del lugar.

Pero también, no podía obviar el tema de que Santino había logrado volverla loca y que muy en el fondo, aunque no tanto, le gustaba cómo la tocaba, cómo se le insinuaba. En su vida se había sentido tan excitada y para ser sincera consigo misma, el firmar el acuerdo lo dilataba por el simple echo que le gustaba como le hablaba, escucharle decir como quería follarla generaba entre sus piernas algo que jamás conoció con otro hombre y solo por esa sensación tan exquisita como excitante es que se hacía desear y suplicar.

-

Cierren la boca. – dijo sería al salir de la ducha envuelta en su toalla.

-

¿Me vas a decir que no te caliente y no te moja ya sabe qué, al saber que trabajarás con ese dios griego que te mete mano sin siquiera pedirte permiso? – Abril pone los ojos en blanco y Erika sonríe. – SOS bien guarra. – y rompe en carcajadas.

-

No me pongas de mal humor ¿Si? – le dice fingiéndose ofendida, solo para no demostrar cuán excitada se ponía de solo imaginar que compartiría la oficina con Santino.

-

¿De mal humor? – y su amiga se le ríe en la cara exageradamente. – claro, porque saber que hasta puede follarte ahí, encima del escritorio sobre los papeles de algún caso importante, te pone de mal humor. – habla con sarcasmo. – no me hagas reír. Anda, ponte guapa y muéstrale quién es Abril Evans.

Erika salió de escena y Abril se dirigió al cuarto que compartían para que elegir qué podría ponerse en su primer día de trabajo.

El primer conjunto se trataba de una blusa transparente y un pantalón de vestir. Pero lo descartó enseguida dado que no vio a ninguna empleada usando pantalón, además si pretendía tener algún encuentro fogoso y casual una falda sería lo más cómodo. Por otro lado la blusa era demasiado transparente, tampoco quería que pensará que va por la vida buscando alguna polla con que saciar su hambre sexual porque su novio es un imbécil en la cama.

El segundo conjunto se trataba de una falda demasiado corta, que apenas si cubría sus glúteos y una blusa de hombros caídos con flecos. Los descartó enseguida cuando se dio cuenta que la falda era muy corta y que con la blusa se veía ridícula. Entonces vio el traje perfecto en el armario.

Una falda a la altura de las rodillas con una camisa en color blanco, entallada que destacaba perfectamente su figura y un saco del color de la falda. En negro.

Combinó el traje con unas medias cancán que le diera a su piel aquel tono bronceado y finalizo el outfit con unos zapatos negros de taco aguja

Como peinado se hizo un rodete con su fleco hacia un costado y algunas mechas que caían desde el inicio del mismo y pintó sus labios de un tono nude. Un poco de delineador y rímel para profundizar su mirada, un poco de rubor en los pómulos y listo.

-

Perfecta. – se dijo mirándose en el espejo al mismo tiempo que ingresaban su amiga y escupía el café de su boca. - ¡Erika! – la regaño porque en ese acto de “escupir” casi le mancha el atuendo.

-

¿Vas al trabajo a un funeral? ¿Por qué tanto color negro? – indaga conteniendo la risa. – pareces una mujer madura, por no decir una vieja….ya sabes el resto. – pregunta tomando con dos dedos y haciendo gesto como de asqueada, su saco negro.

-

¡Deja ya, Erika! Así estoy bien. – volvió a mirarse frente al espejo y sonreírse a si misma. No importa que dijera su amiga, ella se veía fabulosa. – son las 7 AM, debo ir a trabajar. –

-

A follar dirás. – la corrige muy convencida, pero Abril la fulmina con la mirada.

-

A trabajar ¿Te es difícil conectar las neuronas a esta hora Erika? – dice pero ella se encoge de hombros

Respiró hondo antes de salir de su casa y se encaminó hacia la oficina.

En el trayecto, que duraba 30 minutos, se puso a repasar todo lo que debía decirle, para que no quedará como que acepta el trabajo por qué él manifiesta obsesivos deseos sexuales hacia ella. Aunque gran parte de su decisión se basaba en el eso. Debía defender la idea de que solo aceptaba el trabajo por qué lo necesitaba y respecto al acuerdo, la realidad era que sentía curiosidad y algo en el fondo le decía que terminaría por aceptarlo, solo que eso significaría sentirse como una prostituta y ella estaba muy lejos de serlo. ¿Pero qué otro calificativo le puede poner a entregar su cuerpo las veces que ese hombre lo desee por 250.000 dólares? Otro no había y cualquiera remitiría a lo mismo, vender su cuerpo a cambio de dinero.

Cuando llegó al gran e imponente edificio sintió como el corazón comenzaba a latir con más fuerza y demasiado ligero. Estaba nerviosa ¿Cómo la recibiría? ¿Con qué cara lo vería a los ojos luego de la excitante entrevista del día anterior? En ese momento recordó aquella situación en la que su mano se coló por debajo de prenda inferior y le enterró dos dedos dentro de ella. O cuando le obligó a tocarle la polla dura. Pensarlo y revivirlo le hacía encender el cuerpo y sus pechos, sus pezones dolían de solo percibir esa sensación exquisita.

Borró esos pensamientos calientes de su mente y de su cuerpo, respiró hondo y se adentro en el edificio. Se anunció en recepción diciendo que asistía para la firma del contrato de trabajo con el Sr. Rivas y le dieron paso hacia su oficina, aunque le informaron que él aún no había llegado.

Se dirigió al ascensor y mientras esperaba a que las puertas se cerraran, tomo de su bolso aquel libro que estaba leyendo “Soy Eric Zimmerman” de Megan Maxwell, el mismo que la había hecho adicta a las alucinaciones de un hombre como él poseyendo su cuerpo.

-

Soy Erik Zimmerman - ¿Qué patética y estúpida se pone el libro frente a sus ojos de manera vertical en una firma de contrato? Nadie… oh no, esperen… si, una ABRIL EVANS. Su voz la penetró con tanta fuerza que su entre pierna ya se preparaba para lo que fuera que sucedería. – No sabia que le gustaba la literatura erótica Srta Evans. - ella no supo emitir una palabra, simplemente asintió con sus labios pegados. - ¿Sabe que tenemos en común el protagonista de ese maravillosos libro y yo? – preguntó muy cerca de su cuerpo y ella negó hipnotizada por su masculinidad. – que a los dos nos gusta lo mismo en el plano de lo sexual. – pero por un momento se detiene y piensa. – pero yo voy más ayá. – y por alguna razón ella necesito saber más.

-

¿Cómo Cristian Grey? – dijo casi en un susurro hipnotizada por sus ojos negros.

-

Ummm…quizás algo… - y se acercó lo suficiente como para erizarle hasta el último vello de su cuerpo. – pero a mí me gusta ser más sádico. –

Esa confesión hizo que se le cayera el libro de la amamos y en vez de agacharse a recogerlo, quedó mirándolo como tonta, en tanto él enarcaba una sonrisa y se agachaba tan lento como tortuoso, sin dejar de mirarla fijamente.

Tomo el libro del suelo y mientras se iba incorporando, con la esquina del libro trataba un camino desde sus tobillos hasta, haciéndole sentir el frío de la tapa blanda del libro traspasar la media, lo paso por su bajo vientre, luego ente medio de sus piernas hasta que se lo llevó a la boca. En su puta vida el accionar de que le devuelvan un libro había sido tan excitante.

-

Gracias. – apenas pudo decir.

-

Sabía que vendía. – soltó cambiando totalmente de tema.

-

Si.. es que necesito … - dijo rápidamente pero él la interrumpió.

-

Lo que usted necesita es aceptar y firmar el acuerdo. Me está haciendo alcanzar los límites del deseo y no sé de lo que puedo ser capaz. - ¡Demonios, ¿Cómo podía ser tan excitante ese hombre?!

Por suerte las puertas se abrieron y su papel de hombre serio y distante se hizo presente.

-

Buenos días. – dijo a algunos colegas que cruzaba y ellos le contestaban tratándolo de usted o de licenciado.

Cuando por fin llegaron a su oficina, ella se queda parada fuera de la misma y una vez que él se adentro y termino de acomodar sus cosas, al darse cuenta que ella permanecía afuera viéndolo nerviosa y avergonzada, la invitó a pasar.

-

¿Esperas una invitación? – fórmula al verla detenida allí. Ella niega – entonces pasa, así hablamos de cuestiones laborales. –

Ella pasó rápidamente y se sentó en el sillón situado en frente de su escritorio, acto seguido él tomó asiento. Saco de su cajón, el mismo de dónde había sacado aquellas carpetas en la que una decía su nombre, el contrato laboral para luego dárselo en mano.

-

Bien, tu jornada laboral es de 6 ya diarias, con posibilidad de extenderse si es necesario. Llevará el orden de toda la sección A, B y C, ficheros con los casos que se encuentran en proceso judicial. Puede que la necesite para hacer algún trámite en el palacio de justicia o bien que venga conmigo por algún motivo en particular al momento de llevar a cabo algún juicio o audiencia. Su salió será de 50.000 pesos mensuales y todo lo que deba hacer fuera del horario laboral se le será remunerado como adicionales. Conforme este de acuerdo puede firmar y completar sus datos al final de la hoja. –

Mientras él le explicaba sus responsabilidades como su secretaria, ella iba leyendo cuidadosamente los puntos del contrato, por si había algo que no le quedará claro, era mejor plantearlo antes de ponerle “el gancho”

Mientras ella leía concentrada, Santino se echa hacia atrás y la observa fijamente. Pese haber asistido demasiado formal, no podía dejar pensar en lo sensual y hermosa que era y por sobre todo en lo caliente que lo ponía.

Ella sintió la pesadez de su mirada y como si se tratara de un toc, involuntario se mordió el labio inferior. Está vez él no dijo nada, simplemente agudizó su mirada. Necesitaba ver más piel y con lo que traía puesto apenas si podía ver su cuello, entonces rompe el silencio.

-

¿Piensa venirse así de vestida a diario? – quiso saber y esa pregunta la tomo por sorpresa.

-

¿Qué tiene mi ropa? – preguntó sintiéndose muy avergonzada.

-

No me deja apreciar sus atributos. – entonces comprendió a qué se refería. Volvió su mirada al contrato que seguía leyendo, cuando de repente irrumpe en su tranquilidad.

-

¿Siempre es así con sus empleadas? – levanto la vista y él hizo un gesto como preguntándome a qué se refería. - ¿Siempre eres acosador con tus secretarias? – fue más directa para que no hubiera dudas de lo que le interesaba saber.

-

No con todas. – guarda silencio, se reclamé sus labios y continua. – solo con quién es capaz de ponerme dura la polla aunque se vista como su abuela. – eso fue una indirectas demasiado directa, que provocó que detuviera la lectura y posará sus ojos en los de él.

-

No me ofenda Sr. Rivas. – dice sería pero su respuesta no la sorprende para nada.

-

¿Qué le ofende? ¿Qué le diga que se viste como sus burla o que me pone la polla dura como una roca? – y puso los ojos en blanco y sonrió en tanto negó con la cabeza.

Había terminado de leer el contrato y lo firmó. A partir de ese momento sería la Secretaria personal del licenciado Santino Rivas. Por un momento se queda mirándolo en tanto éste revisa el documento y sella cada hoja, entonces la envuelve la intriga.

Sabía que lo que él le proponía era ser su esclava sexual ¿Pero qué implicaba ser su esclava? ¿Humillaciones estilo sirvienta y jefe? Porque de ser así no lo permitiría nunca. Ella solo conocía el sexo tradicional, aunque deseaba un hombre como Eric Zimmerman en su vida. Entonces, así como él podía ser tan descarado en esos comentarios, ella podría indagar sobre ¿Qué implica el ser su esclava sexual?

-

Sr. Rivas. – llama su atención y pese a que no se molestó en mirarla, estaba escuchando la perfectamente. - en ese dichoso acuerdo que me ofrece exactamente, ¿Qué implica eso de ser una esclava? – Si pregunta lo tomó por sorpresa y lo motivo, dado que estaba seguro que le interesaba el aceptarlo.

-

¿de verdad quieres saber? – preguntó con voz ronca y seductora y ella asintió, por lo que sacó del cajón el acuerdo y luego de colocarlo encima de su escritorio concluyo– entonces comencemos

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height