Prohibido Amor de un Ceo/C1 JAMAS SERÉ PARTE DE TU FAMILIA!
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C1 JAMAS SERÉ PARTE DE TU FAMILIA!

Las luces neón iluminan el cielo nocturno del distrito de los más prestigiosos y exclusivos clubes nocturnos.

Dentro de una lujosa sala privada VIP de un famoso club nocturno hay un ligero movimiento...

Recostada en la enorme cama, una joven mujer comienza a recuperar la consciencia lentamente.

Su cara está roja y tiene los ojos llorosos.

Ella no comprende porque se siente tan acalorada.

"Porque hace tanto calor aquí?"

"Porque estoy en este lugar?"

Murmura Emily con un hilo de voz.

Afuera se escucha un poco de música del club y algunas risas muy lejanas.

Ella intentó torpemente quitarse su suéter con sus temblorosas manos.

Después de muchos intentos fallidos lo logró por fin.

Tuvo más suerte para quitarse los zapatos de piso que llevaba puestos.

Se sintió un poco más fresca, pero el calor parecía ir en aumento a cada segundo.

Cómo si ella estuviera bajo el inclemente rayo del sol de mediodía...

Al escuchar pasos que se acercaban a ella, Emily trató de levantarse de la cama apoyándose con sus dos brazos.

Pero se sentía tan débil y mareada que no logró incorporarse en lo absoluto.

Un hombre de traje con un fuerte olor a vino y cigarro se acercó demasiado a su pequeña carita.

El hombre preguntó con voz muy aspera.

"Tu eres Emily Mu?"

"Eres la hermana de Flora Mu?"

El hombre se veía algo borroso en la visión de Emily.

"Yo...si lo soy, pero usted quien es?"

Murmuró débilmente la niña.

Emily intentó abrir bien los ojos para ver al hombre que estaba parado frente a ella.

Su mano tocó el armazón de sus lentes, pero ella simplemente veía muy borroso.

Aunque no estaba completamente a oscuras ese lugar, la tenue luz en ese lugar solo le permitió distinguir a Emily vagamente las facciones del hombre.

Parecía que poseía unas facciones duras y muy masculinas.

Sus ojos se esforzaron por distinguir algo más y ella pudo ver, con toda claridad la mirada fría y atemorizante del hombre.

El hombre se inclinó haciendo que una confundida Emily lo mirara más de cerca.

El misterioso hombre dejó caer la botella que traía en la mano en el suelo.

El líquido de la botella se derramó un poco en la alfombra.

Con enfadó, el hombre se quitó el elegante saco de su traje y su corbata.

Arrojó ambas cosas al suelo sin importarle si se maltrataban las costosas prendas de vestir.

Se dobló las mangas de su fina y lujosa camisa hasta los codos.

"Te ves ingenua e inocente..."

El hombre la observó atentamente.

"Me parece que tú expiaras mejor el crimen que cometió tu hermana Flora."

Dijo el hombre mientras le daba un buen trago a la botella de whisky.

En todo momento la intensa mirada de odio del hombre se mantuvo sobre ella.

Debido a la droga que le habían administrado, Emily no comprendía todo lo que pasaba a su alrededor.

Tampoco pudo comprender en su totalidad las palabras que el hombre pronunció.

Ella respiraba agitada debido al calor y sentía una angustia creciente.

Sin poder levantarse correctamente de la calurosa cama, Emily se retorcía del calor extenuante.

Su delicadas manos intentaban torpemente secar el sudor de su frente.

Su mano desabotonó un poco su blusa para que no se sintiera tan agobiada.

El largo y sedoso cabello castaño de la niña caía sobre sus hombros desenfadadamente.

Hacía que su piel blanca y sin imperfecciones fuera aún más deseable.

Sus labios rojos entreabiertos jadeaban por aire.

Su pecho se agitaba de arriba a abajo.

"Maldición!"

Murmuró Edward.

"Como puede ser posible que me excite está mujer?"

Se cuestionó el hombre.

La chica en esa cama era su enemiga.

Debería de estarla torturando en este preciso instante.

Debería de estarle provocando dolor.

Un dolor como Él que sentía en ese instante de su vida.

Debería de haberla encontrado inconsciente y no drogada en esa habitación de hotel.

Edward le acarició la mejilla a Emily con sus dedos de forma tosca.

Eso la hizo reaccionar ante su toque.

"Porque estoy aquí?"

"Que quieres de mi?"

Preguntó la niña arrastrando sus palabras.

Edward sin retirar su mano de su mejilla habló.

"Estás aquí por una razón que pronto conocerás."

"Tenemos esta lujosa habitación para nosotros solos durante toda la noche..."

Edward tomó otro trago de whisky directamente de la botella antes de continuar con sus palabras.

"Y estoy más que seguro que nos divertiremos mucho."

Amenazó Edward a la niña.

"O al menos yo sí lo haré."

Una sonrisa perversa apareció en los labios de Edward.

Él sabía a la perfección que tenía una misión que cumplir esa noche.

Una misión contra ella por ser parte de esa despreciable familia.

Pero, porque no divertirse y disfrutar de ella si ya estaba ahí?

Emily giró su pequeña carita contemplando a su alrededor.

Pudo ver con un poco de claridad que se encontraba en una enorme habitación.

Después miró a la persona que le hablaba.

Todavía seguía aturdida por la droga y no podía distinguirle bien la cara.

Emily nunca había utilizado ninguna clase de droga ni había fumado o tomado en toda su vida.

Por eso los efectos de la droga se intensificaba en su cuerpo.

Tenía las mejillas sonrojadas y calientes.

Su cabeza daba mil vueltas.

Las luces destellaban deslumbrandola de más y se veían muy extrañas.

Algunas palabras pronunciadas por ese hombre, ella las escuchaba con mucho eco...

Una nueva ráfaga de calor la inundó.

"Calor...tengo mucho calor..."

Emily se quejó débilmente.

"Por favor señor..."

"Podría darme un vaso con agua?

Emily rogó.

Edward sosteniendo la botella de whisky en la mano habló en tono burlón.

"Tienes calor mujer?"

"Con mucho gusto te ayudaré a refrescarte."

Acto seguido, Edward abrió la llave de la ducha.

Cargó en sus brazos sin ningún esfuerzo a una débil y delgada Emily.

En la ducha la dejó bajo el chorro de agua fría sin haberle quitado nada de su ropa.

Emily se sintió un poco incómoda por la ropa húmeda que se pegaba a su cuerpo.

Además el agua estaba muy fría.

Pero después de un tiempo se sintió aliviada, pues el calor en su cuerpo disminuyó.

Sintiendose mejor Emily exhaló un suspiro de alivio.

Ya que estaba algo más alerta, Emily pudo limpiar sus lentes para poder mirar bien a la persona que la había llevado a la ducha.

Ella quería ver bien al hombre que estaba con ella en esa habitación de hotel.

El magnífico, guapísimo e intimidante hombre frente a ella tenía unos ojos negros brillantes.

Un fuerte, marcado y poderoso físico musculoso.

Y un aura muy masculina y peligrosa...

"Cuñado!"

Gritó Emily muy sorprendida cuando lo observó perfectamente.

Ella no lo podía creer!

Emily estaba sola, en esa habitación de hotel con su futuro cuñado!

"No es posible!"

Pensó Émily.

"Cuñado, que estás haciendo aquí?"

"Porque no estás con mi hermana Flora?"

Cuestionó la niña apenada.

"Jamás seré tu cuñado!"

Gritó Edward muy enfadado.

"Jamás podría casarme con una asesina como tu hermana!"

Dijo Edward de forma tajante.

Que dijo Él?

Asesina?

Flora, su hermana flora...una asesina?

Emily de sintió muy confundida por las palabras de su cuñado.

"Eso no puede ser posible, cuñado!"

"Conozco bien a mi hermana y no sería capaz de matar a nadie!"

Emily defendió a su hermanastra Flora.

"Cuñado, por favor, déjame ir!"

"Debe haber un error en esta situación."

Pidió Emily intentando salir, sin éxito de la ducha.

"Por favor, no quiero causar ningún problema entre tú y Flora!"

"Debo irme ahora!"

Comentó la niña a toda prisa.

Emily quería irse lo más pronto posible de ese lugar.

Ya no le importaba a la niña que su ropa estuviera hecha un desastre.

Cerró apresuradamente la llave del agua con sus manos frías y temblorosas.

Se exprimió la ropa y el cabello lo mejor que pudo para no dejar gotas de agua a su paso.

Edward se hizo a un lado para no mojarse cuando Emily salió del baño.

Antes de que ella pudiera alcanzar la puerta para salir de ahí Edward le dijo.

"No tienes porque irte tan pronto..."

"Ven Emily, te prometo que nos vamos a divertir."

Edward se acercó tambaleante a la jovencita.

"Ya te dije que no me casaré con tu hermana nunca..."

"Pero eso no significa que estaré solo hoy."

Edward bebió unos cuantos tragos a la botella de whisky que tenía en la mano.

Con alarde de fuerza Edward arrojó a Emily a la cama.

La pobre chica rebotó en el colchón atemorizada por completo.

Emily recordaba haber salido de su trabajo ese día por la tarde.

También recordaba haber estado de pie esperando el autobus que la llevaría de vuelta a casa.

Después, ella sintió una gran mano que le había puesto un pañuelo en la boca...

Y mucho tiempo después había despertado en ese lugar donde ahora estaba con su futuro cuñado...

O ya no era su cuñado?

Y porque?

Porque estaba ahí ella?

En esa suave y enorme cama, donde ahora Edward la miraba con ojos lujuriosos y desenfrenados.

Ella pudo ver qué Él estaba bastante borracho ya.

Por lo que no controlaba sus emociones ni sus acciones en absoluto.

Ahora que ella estaba despierta al fin lo podía ver claramente.

Sentía que se la podía comer viva en cualquier momento.

"De verdad me atrae está mujer?"

"Es un insulto para Lucy!"

Edward maldijo en su pensamiento.

Edward se sentó un momento en el sillón frente a la aterrorizada chica.

Recordar a su amada le hacía daño.

Su amada Lucy...

Ahora, ella ya no estaba en este mundo.

Y todos los culpables de su muerte deberían de pagar por su crimen contra ella!

Por un momento Edward cerró los ojos mientras pensaba en Lucy.

Recargó su cabeza en el sillón y extendió los brazos para evocar el recuerdo de su amada.

Emily vió eso como una oportunidad de escapar de Él y de esa habitación.

Sin hacer ruido, estiró su mano y con fuerza agarró la botella que Edward había tirado al suelo.

La sostuvo con firmeza en sus delicadas manos.

Sin perder un segundo más, Emily golpeó a Edward en la cabeza.

Edward sintió el golpe en un costado de su frente.

Ese dolor hizo que Edward abriera los ojos muy molesto.

Mirando a la tonta chica frente a Él con la botella en la mano todavía, la lanzó a la cama de nuevo.

Avanzó rápidamente hacía ella y le quitó la botella de la mano.

Colocó su fuerte y duro cuerpo encima de ella.

Atrapó con una de sus manos las dos manitas de la niña.

Y las estiró por encima de su cabeza para inmovilizarla por completo.

"Cuñado déjame ir por favor..."

Nuevamente, Emily rogó con labios temblorosos.

El pobre corazón de la niña palpitaba descontroladamente de miedo.

"Estúpida mujer!"

"Deja de llamarme cuñado de una vez!"

Gritó furioso Edward frente a ella.

"Ya te dije que no lo seré nunca!"

"Recuerda mi nombre de ahora en adelante!"

Edward le dió una mirada de advertencia.

"Mi nombre es Edward Situ!"

"Entiendes?"

"Edward Situ!"

Gritó fuertemente.

Emily tembló por las fuertes palabras de Edward.

"Y lo recordarás a partir de este momento y toda tu vida!"

"Está noche gritarás mi nombre cuando estés enterrada debajo de mi!"

Exclamó terriblemente Edward.

Sin piedad, Edward rasgó las ropas mojadas de Emily para quitárselas.

Las arrojó al suelo lejos de la cama con repugnancia.

Esa noche estaba dispuesto a disfrutar de ella hasta hartarse.

Quería tener sexo duro con ella.

Emily no pudo hacer nada para resistir lo que Edward le hacía.

Su ropa mojada fue arrojada al suelo lejos de ella.

Por lo que ella se encontró desnuda y fría debajo de Él en cuestión de minutos.

Sin piedad ni delicadeza...

Sin besos ni palabras dulces...

Sin atender sus súplicas y sin arrepentimientos...

Edward penetró rudamente a una virgen Emily.

El intenso dolor que sintió Emily en ese crudo fue tanto físico como mental.

Ella no entendía porque tenía que pagar por algo que ella jamás había hecho!

Tampoco le había hecho nada malo a Él.

Y ahora Edward la violaba sin piedad.

Las lágrimas cayeron libremente por sus mejillas.

Ella enterró la cabeza en una almohada cerrando los ojos.

Lo hizo para intentar escapar, de algún modo, de lo que le estaba ocurriendo.

Emily pudo sentir las manos calientes y grandes de Edward recorrerla de pies a cabeza.

Una y otra vez de forma agresiva...

De forma muy posesiva, Edward la hizo suya.

Emily sentía los movimientos de Edward encima de ella.

Ella intentaba pensar en otra cosa para que terminara lo más rápido posible esa humillación.

Así, la primera vez de Emily con un hombre fue robada a la fuerza.

Su virginidad le perteneció a Edward Situ a la mala.

Emily se obligó a no emitir ningún sonido en todo ese tiempo.

Solo cerró con fuerza sus ojos deseando que su tortura acabará pronto.

Y que Edward no la matara.

La noche y madrugada avanzaron lentamente...

La habitación entera se llenó de calor.

También de gemidos y jadeos entrecortados masculinos.

Alguno que otro pequeño gemido femenino culpable.

Edward seguía interminablemente...

Hasta que el delicado cuerpo de Emily colapsó sin remedio al ser novata en relaciones sexuales con algún hombre.

Emily cayó desmayada en la cama completamente agotada.

Edward se sintió saciado por fin después de mirar el cuerpo maltrecho y ultrajado de la niña inconsciente.

Él la dejó a un lado de esa cama.

Edward se recostó lejos de ella para descansar después de su maratón sexual de esa noche y madrugada.

Así, la primera experiencia sexual de Emily había sido terriblemente dura.

La experiencia definitivamente fue traumática para ella.

Pero aún le esperaban cosas horribles más adelante.

Cosas que la joven Emily no sabía todavía.

Y que definitivamente ella no esperaba que sucedieran, ni en sus más horribles sueños.

Ni en sus más locas pesadillas pensó que le pasarían cosas tan terribles y malas.

Todo ello sin que Emily fuera culpable de nada!

Pero, ante los ojos de ese demonio llamada Edward Situ, ella era todo, menos inocente.

Solo por tener ese apellido y a esa tonta hermana.

Todo por ser el eslabón más débil de la familia Mu.

Edward sonrió de forma malvada satisfecho con su fechoría.

Había sido el mejor desfogue de sus intensas emociones.

Y el mejor alivio momentáneo de su tristeza acumulada.

Este era el inicio apenas.

Edward sabía que recién estaba comenzando con su venganza.

Y sabía que disfrutaría mucho más de lo que haría.

Él quería que los involucrados vivieran el mismo infierno por el que Él estaba atravesando en ese punto de su joven vida.

Y se encargaría de que así fuera.

Nadie se metía con Edward Situ y salía libre de consecuencias!

Y menos por la abominable acción que toda esa maldita familia había tenido en contra de Él.

Todos debían pagar.

Nadie se libraría de sus vengativas acciones.

Y cuando Edward estuviera satisfecho, se retiraría a contemplar tranquilamente todo el caos y tristeza que habría tan magistralmente sembrado en la familia Mu.

Edward no pararía hasta destruir por completo a esa maldita familia que le había traído tanta desesperación, desesperanza y decepción a su vida.

Lágrimas de sangre estaban a punto de rodar...

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión.

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