C1 Un amigo y un compañero

"La amistad surge en ese instante en que una persona le dice a otra: '¿Qué? ¿Tú también? Pensé que era el único'."

- C.S. Lewis

Será el primer encuentro entre la Manada Creciente y la Manada Carmesí después de años de conflicto bélico. Una rivalidad originada por una disputa territorial que el consejo podría haber solucionado, pero que no lograron resolver. A raíz de ese pequeño desacuerdo, las tensiones entre ambas manadas se intensificaron, y todo esto sucedió con la tercera generación. Desde entonces, se libraron guerras entre ellas.

Al llegar a la décima generación, las cosas comenzaron a calmarse entre los dos adversarios y se firmó un tratado para ambas manadas. No obstante, la paz fue efímera, ya que el Beta de la Manada Creciente intentó violar a la fallecida Luna de los Carmesí durante uno de los eventos organizados por el Consejo, lo que reavivó el conflicto hasta convertirlo en una guerra fría.

Durante siglos, las dos manadas fueron enemigas, ambas temidas y ahora lideradas por dos jóvenes Alfas que han acordado dejar de lado sus diferencias y establecer una relación amistosa. Ambos Alfas forjaron una amistad en la escuela, lejos de las miradas de sus manadas, y con el tiempo se convirtieron en los mejores amigos.

Cuando les llegó el momento de liderar sus respectivas manadas, ambos Alfas decidieron que era hora de tender puentes en lugar de levantar muros entre ellos.

La Manada Creciente fue la anfitriona de su reunión, y la Manada Carmesí, liderada por el semidiós en apariencia, en la cama y en la guerra de lobos, según las damas, no era otro que el Alfa Dante Hernández.

Era el centro de atención en el mundo de los hombres lobo, como esas celebridades de cine. El único Alfa sin pareja, que desafía las normas del consejo que estipulan que todo Alfa debe tener una Luna al cumplir los veinte años. Además, estableció sus propias reglas sin buscar la aprobación de ellos. A Dante no le interesaba tener una luna o novia; para él, una era más que suficiente, y tener otra sería una mala idea, pues consideraba que no eran más que un vínculo; las compañeras no significaban nada más que una distracción.

El mejor amigo de Dante, Allen Beau, el Alfa de la Media Luna, era el polo opuesto a él. Se conocieron cuando ambos fueron castigados en detención por pelearse por una chica. El incidente ocurrió cuando el deportista estrella del último curso, hijo de otro Alfa, confundió a Allen con Dante mientras buscaba al joven que había estado con su efusiva novia. Estaban acosándolo cerca de las gradas cuando el deportista se percató de su error al ver a su chica en brazos de otro, que resultó ser Dante, escondido tras una esquina lejana.

La pelea se tornó violenta y el deportista con sus secuaces acabaron en el hospital. Desde entonces, Allen procuraba mantenerse cerca de Dante, quien no solo lo había salvado de aquel altercado, sino también de otros abusones. A pesar de la dificultad para entablar amistad con Dante, Allen persistió y, finalmente, se convirtieron en los mejores amigos tras la universidad.

Dante descendía por la escalera de su Packhouse, la residencia estaba habitada por el Alfa, su hermana menor Cora, su beta Jem y su Gamma Lawrence.

Cada miembro de la manada tenía su propia vivienda; nadie residía en la casa principal, excepto en ocasiones especiales o eventos para toda la manada. El único visitante frecuente y quien fungía como consultor de la manada era Kyle, el hermano mayor de Jem, que aún no encontraba a su compañera pero tenía una novia llamada Clara.

Dado que era la primera vez que firmaban un tratado, todos se congregaron fuera de la casa para desearle suerte al Alfa, excepto Kyle, que había salido de vacaciones con Clara. Después de recibir buenos deseos, Dante se subió a su coche acompañado de sus guerreros secretos encubiertos, junto con su Beta Jem y su Gamma Lawrence.

Partieron hacia la manada vecina, la Media Luna. La distancia era corta, por lo que llegaron puntualmente y fueron recibidos por su mejor amigo. Allen le extendió la mano derecha y Dante la estrechó en respuesta, antes de entrar todos juntos para discutir y formalizar su acuerdo.

Al caer la tarde, era hora de la cena y, para sorpresa de todos, el ambiente era de cordialidad. La comida ya estaba en la mesa. Él seguía asintiendo a Allen mientras se sumergían en su charla; estaba a punto de preguntarle por su luna cuando aquel aroma volvió a capturar su atención.

Había olvidado los años transcurridos desde su último encuentro, la última vez que percibió ese perfume. Se esforzaba por parecer atento a Allen, aunque sus ojos se desviaban hacia las jóvenes que servían los platos.

Retrocedió en su silla, ofreciendo una sonrisa a Allen, y al girar la vista hacia la izquierda, la vio depositando la comida frente a Jem y después ante Lawrence. Un gruñido escapó de sus labios al notar las miradas de los muchachos hacia ella; ella les devolvió la sonrisa y luego, como si acabara de captar su esencia, dirigió su mirada hacia él.

Sus ojos se encontraron y, sin darle una segunda ojeada, tomó el plato que estaba frente a Jem y se marchó. En su interior, su lobo aullaba con una sola palabra resonando en su mente: "compañera".