C4 ¿Lo has olvidado?

'Eres alguien a quien no olvidaré porque intimidaste mi corazón con tu rechazo.'

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Presente

La sujetó justo cuando se giraba para marcharse.

"Pensaba que hoy sería el día en que me dirías que me extrañas; ¿sabes?"

Con la mano en el bolsillo de su traje, la provocaba descaradamente.

"¿Por qué habría de hacerlo? Creí que tu luna era todo lo que yo no soy, además de que intentaste expulsarme de nuestro territorio a través del consejo. Una pena que no puedas hacer nada al respecto."

Ella lo observó dar otro paso atrás.

"Sí, eso se me había olvidado", dijo él apretando la mandíbula. Ella soltó una burla y pasó por su lado. "Pero nunca olvido esta sensación", sintió de nuevo sus manos rodeando su cintura.

"La sensación de estar cerca de ti, de sentir tus labios sobre los míos otra vez, y luego rechazarte de nuevo."

Él sonrió con suficiencia y ella desenredó sus manos de su cintura, lista para abofetearlo otra vez, pero él estaba más que preparado para detenerla. Ella se debatió entre sus brazos, empujándolo para alejarse. Cuando finalmente se liberó de su agarre, intentó abofetearlo de nuevo, pero falló, ya que él sujetó su mano en el aire.

Ella apretó los dientes con furia y él notó su enojo. Ella le escupió:

"Es una lástima que mi respuesta siga siendo la misma."

Ella retiró su mano de la suya y retrocediendo sus pasos, salió de allí, reuniendo todo su valor para no voltear y correr hacia sus brazos en busca de ese único beso. Ese único beso que anhela repetir, el que despierta su cuerpo. Lástima que él la haya rechazado, quizás sea hora de dejar las cosas así.

Dante, por su parte, estaba reconsiderando las cosas. Había algo en él que se negaba a dejarla ir, a permitir que se alejara de él.

Se había equivocado al rechazarla y compararla con Alexis, quien no significaba nada para él, solo una novia de la que no recordaba nada. La novia que estaba lista para convertirse en su luna, y que, desafortunadamente, lo traicionó a él y a su manada, algo que lamentaba profundamente y que jamás olvidaría ni perdonaría.

La compañera que eligió, aquella por la que pensaba que sentía algo, la misma que toda su manada amaba y adoraba. Sin embargo, lo que sintió en aquel entonces distaba mucho de lo que sentía ahora. 'Daniella fue mi amor a primera vista', reflexionó. 'Con solo mirarla una vez en nuestro primer encuentro, no pude dejar de pensar en ella'. Dante, al reconocer su deseo más profundo, apartó cualquier pensamiento de querer a Daniella.

Daniella estuvo a punto de toparse con el Alpha Allen al regresar al vestíbulo.

"Hola."

Él la detuvo, posando su mano sobre su hombro.

Daniella conocía poco acerca de Alpha Allen. Lo había conocido en una fiesta a la que la arrastró su amiga Aida. Él había sido uno de los novios de Aida hasta que ella encontró a su compañero y se mudó.

Nunca llegaron a conocerse personalmente; Daniella nunca tuvo la curiosidad ni el interés de conocer al Alfa. Solo asistió a aquella fiesta para saludar y despedirse de las personas con las que la presentaron esa noche.

Volver a encontrarse con él fue incómodo, aunque él le era prácticamente un desconocido. Era el ex de su amiga, lo que hacía extraño estar en su presencia.

A pesar de ello, él parecía llevarse bien con ella, especialmente al haber elegido el restaurante donde ella trabajaba a tiempo parcial para encargarse del catering del evento de esa noche.

Ella se zafó de él con un "Alfa" y corrió hacia el comedor. Al llegar, se dio cuenta de que casi todos habían terminado de comer, así que se dirigió a otra mesa para recoger los platos y llevarlos a la cocina.

Sosteniendo ambos platos en sus manos, el sub-chef Kiev le abrió la puerta.

"Gracias, Kiev."

Entró y dejó los platos en el fregadero, donde Sheila, otra empleada, estaba fregando. Kiev se acercó de nuevo para ayudarla con la vajilla.

"¿No deberías estar afuera socializando con los miembros de tu manada?"

"Nah, Crimson puede ser mi manada, pero Mystic es mi verdadero hogar", le respondió con una sonrisa radiante.

Kiev no era amigo de Daniella, pero todos en su trabajo asumían que habían sido pareja por la dulzura con la que él la trataba.

Llegó un momento en que los comentarios y rumores le afectaron tanto que se decidió a invitarla a salir, pero lamentablemente, ella lo rechazó.

Daniella no quería ilusionarlo; no estaba interesada en salir con nadie por el momento. Solo deseaba disfrutar de su libertad y sanar completamente antes de abrir su corazón a alguien más.

La noche llegó a su fin y Dante, junto con los miembros de su manada, se preparaban para regresar. Desde un rincón apartado del salón repleto, Daniella los observaba despedirse del Alfa Allen. Sintió un atisbo de celos al ver a algunas chicas, en especial a Carla, la hermana de Allen, suspirar por su compañero.

Si tan solo él no la hubiera querido, si tan solo no hubiera hecho lo que todos le hacían y que tanto daño le causaba por dentro. Observó cómo sus ojos avellana se iluminaban, esos mismos ojos que siempre la hacían perderse.

Recordó la primera vez que lo vio, lo impresionante que le pareció, nunca había encontrado a alguien tan atractivo, tan despiadado y a la vez tan fascinante.

Aunque esa noche pretendiera ser fuerte, en el fondo, tanto ella como su lobo anhelaban estar con él.

El sonido de un claxon interrumpió sus pensamientos. Al girarse, vio a Cameron saludándola desde su coche. Miró una vez más hacia atrás y se encontró con la mirada de Dante. Mantuvieron el contacto visual por un instante antes de que ella subiera al coche y se marchara hacia su hogar.

Una vez en su habitación, las lágrimas brotaron en silencio. Se dejó caer lentamente al suelo y allí, sobre el frío azulejo, se quedó dormida.