REENCARNACIÓN DE UNA JOYA/C2 CAPÍTULO 2: SISTEMA TICOON
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C2 CAPÍTULO 2: SISTEMA TICOON

De repente, Krystal escuchó un sonido en su mente y se detuvo en seco, invadida por un torbellino de pensamientos. ¿Estaría alucinando?

Activación del sistema... Cargando datos

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100% COMPLETO.

Krystal tenía ganas de reírse, pero no encontraba nada de gracia en la situación. ¿Qué eran esas voces que resonaban en su cabeza?

"¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!" exclamó Krystal en la habitación desierta. No estaba para bromas, con el hambre y la debilidad que sentía en ese momento.

No hubo respuesta, pero lo que sucedió después la dejó petrificada. Se encontró de pie en un lugar que se asemejaba a un centro comercial, aunque no se parecía en nada a los que conocía.

El aire y el ambiente entero eran distintos. Absorta en la contemplación de las tiendas frente a ella, un libro cayó a sus pies y lo recogió.

Krystal abrió el libro y se sumergió en su lectura. Después de una hora, había aprendido mucho.

El libro revelaba que todo ese lugar era suyo y se denominaba Centro Comercial Tycoon o sistema. Era como tener un as bajo la manga; con esto, podría llegar muy lejos y nadie volvería a pisotearla.

Se llenó de alegría al observar las tiendas aún cerradas. Según la guía, necesitaba acumular cristales y, cuanto más obtuviera, más se expandiría el centro comercial.

Había unas diez tiendas que le proveerían de todo lo necesario. Si lograba mejorar el centro, no tendría que preocuparse por comprar nada fuera. No era ingenua; intuía que lo adquirido en el centro sería de primera calidad y nadie podría engañarla con algo que no había solicitado.

Krystal comenzó a recorrer el centro comercial, familiarizándose con las tiendas disponibles. Había un supermercado especializado en comestibles, una farmacia, una librería, una boutique de moda, una tienda de música, un rancho para adquirir ganado y carne, una sala de misiones para obtener cristales, una sala del tesoro para comerciar objetos valiosos, un espacio de cocina virtual para descubrir recetas y aprender a cocinar, y finalmente, la pagoda, donde resolvería todos sus desafíos como artista marcial.

El centro comercial la envolvía en una sensación de tranquilidad. No había renacido en vano, y eso era reconfortante. No obstante, había un inconveniente: la moneda del lugar. Las tiendas eran prohibitivas y, sin esforzarse al máximo, no lograría comprar ni siquiera una fruta para saciar el hambre.

MONEDA DEL CENTRO COMERCIAL

1 Cristal = 100 piezas de oro = 1000 piezas de plata = E$1,000,000

La sola idea le provocaba un dolor de cabeza intenso; necesitaba un millón para obtener un mísero cristal. Afortunadamente, había escondido una suma considerable de dinero y solo tenía que recuperarlo, confiando en que nadie hubiera dado con su escondite.

Krystal decidió explorar algunas de las tiendas abiertas, comenzando por el supermercado, donde la oferta aún era escasa. Se sintió ligeramente desilusionada, aunque aliviada al mismo tiempo, ya que su bolsillo no le permitía adquirir nada, estuviera disponible o no.

Tras un breve recorrido, su semblante se iluminó al divisar una cesta de frutas en el mostrador, acompañada de un cartel que anunciaba su gratuidad. Movida por el hambre, se aferró a la cesta, seleccionó una manzana y empezó a saborearla mientras abandonaba el supermercado.

La manzana estaba exquisita, superando a cualquier otra que hubiera probado en sus vidas pasadas. Continuó su camino hacia la farmacia, mordisqueando la segunda manzana. Al entrar, se percató de que, al igual que en el supermercado, las estanterías estaban prácticamente vacías.

Esta vez no necesitó deambular sin rumbo, pues su atención se centró rápidamente en una botella de jade en uno de los estantes. Colocó la cesta en el mostrador y tomó la botella. La etiqueta indicaba que contenía una píldora de agua, ideal para fortalecer el cuerpo tras eliminar todas las impurezas.

Krystal sonrió al leer los detalles de la píldora. Era justo lo que necesitaba. Estaba convencida de que, al tomarla, experimentaría un cambio radical: ganaría fuerza y su cuerpo dejaría de ser frágil.

Colocó la botella de jade entre las frutas de la cesta y se encaminó hacia la última tienda que seguía abierta, el salón de misiones. Era un espacio reducido, adornado con un tablero en la pared. En él, la palabra MISIONES resaltaba en letras mayúsculas y, justo debajo, solo figuraba una única misión.

M1: Transforma tu vida matriculándote en una escuela prestigiosa en menos de un mes.

Recompensas: - 5 píldoras de fortalecimiento corporal

Krystal contempló la misión y esbozó una sonrisa. Para ella, este reto era mucho más sencillo que para la persona que la precedió. Sabía perfectamente dónde obtener dinero; poseía suficiente como para vivir cómodamente de por vida, incluso sin necesidad de trabajar.

No obstante, para alguien que no tuvo la oportunidad de estudiar en su vida pasada, asistir a la escuela y graduarse de una universidad de renombre siempre fue un sueño. Ahora que tenía un objetivo claro, estaba dispuesta a esforzarse al máximo para incrementar sus ingresos.

Sin dinero, no podría hacer que esa detestable familia se rindiera ante ella, algo que ya había prometido y estaba determinada a cumplir.

Krystal aceptó la misión y dejó el centro comercial para volver a la modesta habitación que había reservado en el motel. No pudo evitar sonreír al comprobar que sus pertenencias seguían intactas. Continuó saboreando las frutas, percibiendo cómo su estado de salud mejoraba notablemente.

Recordó la pastilla que había obtenido en la farmacia. Aún era temprano, así que decidió tomarla. La píldora se deslizó con suavidad por su garganta y se integró en su organismo.

Poco después, algo no iba bien; se apresuró al baño, donde pasó una hora en un proceso de purga intensa. El hedor era tan insoportable que casi pierde el conocimiento.

Luego se metió en la ducha y se quedó allí, observando cómo su cuerpo expulsaba residuos oscuros que el agua se llevaba consigo. Fue el baño más extenso y profundo que jamás había experimentado.

Finalmente, salió del baño y eligió otra prenda de las pocas que tenía en su maleta. Se sentía renovada tras la ducha. Krystal se examinó y una sensación de alegría la invadió. Notaba su cuerpo distinto, lleno de una energía nueva y se sentía ligeramente más fuerte que antes.

Sentía que si se dedicaba al entrenamiento, su cuerpo se fortalecería más que nunca. Anhelaba recuperar la condición física de su vida pasada y superarla.

El mundo era un lugar despiadado donde los fuertes devoran a los débiles. Si continuaba siendo frágil, le aterraba la idea de que algún día su propia familia la vendiera a un hombre mayor por un poco de dinero.

Krystal estaba decidida en este propósito y sabía que cuanto antes comenzara, mejor sería. Sin embargo, todo requería de dinero. Necesitaba conseguirlo cuanto antes y, dado que ya era tarde, optó por partir al día siguiente.

Para cenar, Krystal comió algunas frutas y reservó otras para el día siguiente. No disponía de dinero para gastar en comidas; lo poco que tenía debía ser suficiente para el transporte, así que debía economizar hasta que el dinero estuviera en sus manos.

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