C234 Capítulo 234
La puerta del castillo era casi inexistente. Fragmentos de madera colgaban de los postes superiores, unos pocos se aferraban a las jambas, pero en su mayor parte, lo que había sido una elegante entrada se había reducido a nada más que astillas y motas de pintura dorada, gracias al ariete que Eli había mencionado antes.
Al darse cuenta de que la única arma que tenía era la pequeña daga