+ Add to Library
+ Add to Library

C3 Cap 2

Lot despertó de una pesadilla, se vio atrapado en una pared que lo consumía con brazos cadavéricos y sus gritos desesperados resonaban en toda aquella casa de espanto. Entre sudor y susto, se detuvo a pensar en la reunión que tendría más tarde, pensaba que la búsqueda de un ser divino podría aliviar sus traumas, esos traumas, como cuando su padre lo golpeaba con fajas por haber cometido tonterías como quebrar un vaso o cuando lo obligaba a aprenderse de memoria versículos de la biblia. Y, peor aun cuando tenía que recitar las tablas de multiplicación.

Mientras seguía divagando en esos recuerdos, también se le cruzó por la mente, de manera involuntaria, la imagen concreta de Colline, la francesa que trabajaba como profesora y asistente de gestión cultural. Todos los demás recuerdos se esfumaron al pensar en esta mujer, que de alguna manera la parecía una extraña, y no una cualquiera, sino una con sentimientos y aventuras distintas a las de él. Lot no tenía en mente una vida resuelta, a sus veinticinco años trabajaba cinco veces a la semana en el centro de llamadas, y a veces, aturdido acudía a tomar. Era la solución más fácil para despejar la mente, iba a los bares, se sentaba en una mesa, y como era conocido por muchos, la gente se acercaba para conversar con él, y Lot hacía un gran esfuerzo para escucharlos.

Normalmente, esto ocurría cuando marcaban el reloj las 10 de la noche hasta la madrugada de un domingo. Tomaba recordando todos esos traumas que su padre le ocasionó, y no podía dejar de pensar en eso hasta que lograba emborracharse lo suficiente para ir a la cama. Pronto, se dio cuenta que sus amigos, familiares y conocidos realmente no lo conocían a profundidad, era como su música, un espejo aturdido por realidades alternas, espacios decorados en su mente por desvaríos y pensamientos caóticos. Aunque todo esto lo trataba de comentar a Mauricio Sánchez, su psiquiatra, nunca había una manera de expresarlo todo, y el doctor valoraba su condición asumiendo que vivía en un estado alterado y ansioso. Le recetaba algunas pastillas, que, Lot ni siquiera tomaba, solo iba a la cita con el psiquiatra para hablar de sus temas corroídos por la manía de confundir su lenguaje con unas emociones delirantes.

Se levantó de la cama para verse al espejo, unas figuras extrañas se acercaban a su hombro, eran unas criaturas que reconoció de inmediato, eran las criaturas del folleto que, Isidoro, el líder de la secta adoradora de Tenebrarum le dio al conocerlo. Se movían como en sus pesadillas, con esos brazos cadavéricos, lo sostenían y lo halaban, pero la sensación solo ocurría mientras observaba en el espejo.

—Estoy delirando —se dijo así mismo.

De inmediato se apartó del espejo y caminó hacia el baño, se quitó el bóxer y se dio una ducha. El agua corría por sus sienes, pensaba que, demasiados delirios lo atormentaban, pensaba que tal vez, la secta podría ayudarlo, y al finalizar la ducha, cerró la llave, tomó una toalla y evitó verse en el espejo. Anteriormente, Lot, había tenido esta misma sensación y esta misma alucinación, pero era de otra manera, veía a su novia, quien había fallecido hacía unos meses, Martha era su sueño, su mundo y mayor amor que tenía en la vida. Al fallecer, todo eso se derrumbó, y empezó una vida caótica, ni siquiera podía pensar claramente, por eso fue bajo recomendación del agente de recursos humanos al psiquiatra, y no cualquier psiquiatra, sino uno de los mejores del país, Mauricio Sánchez.

—Después de escucharlo, usted tiene un duelo patológico…

—¿Duelo patológico?

—No solo eso, también sufre estrés postraumático, y debe tomar…

Esa plática recurrente con el psiquiatra venía cuando se sentía devastado por tantas cosas que habían sucedido en su vida.

—¿Te amo? —se decía así mismo.

—No lo sé, tal vez, sí, tal vez, no, pero ahora voy a descansar…

—¿Descansar?

—Sí, es hora de morir, Lot.

Es la última conversación en el hospital que tuvo con su novia, quien minutos después fallecía y la imagen se repetía cuando Lot se enfrentaba a esos demonios.

—¿Te vas a dormir y dejarme en este mundo lleno de lobos?

—Tenebrarum, busca a Tenebrarum…

Y fue así que, Lot escuchó por primera vez el nombre de la deidad de las tinieblas: Tenebrarum.

—La única salida es adorarle, no hay más, yo le adoré, pero ya no puedo más, le entrego mi alma.

—¿Tu alma?

—Sí, toda mi existencia queda en sus manos.

—¿Existencia?

Lot divagaba en sus propios pensamientos mientras acudía a sus recuerdos, estos recuerdos aparecían como una visión oscura, y veía el cadáver de su novia en un ataúd, se acercaba a darle la última despedida y pronunciaba el nombre de aquella deidad: Tene… bra… rum. Tenebrarum.

Entre todas las cosas que la mamá de Martha le entregó por voluntad antes de morir, estaba el diario de su novia, y leía aquellas páginas cuando se sentía atormentado por la idea de la soledad perpetua.

—24 de julio de 2015. Fui por primera vez a la secta, me recibieron y aprendí algunos cantos para invocar a Tenebrarum. La oscuridad me abraza, la tempestad y toda la materia que existe se vuelve una conjetura de ideas sublimes, no hay nada como la paz de Tenebrarum, un dios fuerte, un dios justo y poderoso.

Al final del diario, Lot, vio el número de un hombre, y decía:

—Para ti, amor, que tanto buscas la calma, ponte en contacto con Isidoro, él te va a guiar al paraíso, donde algún día nos volveremos a ver. Te lo prometo.

Y, así fue como conoció a Isidoro, lo llamó, se vieron en un café. Isidoro le extendió el folleto con aquellas criaturas infernales. Aunque sonara como un disparate para cualquier persona consciente de que Tenebrarum solo es la invención demoniaca de una mente retorcida, para Lot, lo era todo, porque su novia lo era todo, y aquella adoración que ella tenía por un dios que apenas conocía, en un estado de agonía, pudo convencer a Lot de adorarle.

Volvió a la cama, tomó la fotografía de Martha, donde estaba con su perro, Gary, y recordó aquel día.

Lot estaba aprendiendo a tomar fotografías en un curso, y esa foto, la tomó él. Además había más en la cámara, como era reciente, todavía no había superado aquel dolor de muerte, ese dolor que solo conocen alguno cuando fallece un familiar o una pareja, ese dolor que somete a las mentes más duras, no hay nada como ese dolor de muerte, esa sensación de vacío y soledad. Lot continuó viendo las fotos, quería llorar, se sentía impotente, pero recordó…

—Tenebrarum es el dios de la oscuridad, como verás, la oscuridad es la verdadera naturaleza da la humanidad, vivimos aterrados porque ignoramos que es la única vía de salvación, la única vía verdadera, el lazo que nos une es la vida y la muerte, pero más la muerte, por eso, Martha, que estaba comenzando a recibir las ordenes de Tenebrarum, entregó su alma, por amor al dios de la oscuridad.

—¿Martha entregó su vida?

Algunas incógnitas surgían en su mente, las dudas y las preguntas que invadían sus pensamientos acerca de aquella secta lo atraían cada día. Pero como era de esperar, Isidoro no confiaba en cualquiera, y le dio varios meses a Lot para que asimilara la muerte de su novia, y luego procedería con las reuniones.

—Hoy es el día, hoy voy a conocer a Tenebrarum —se dijo así mismo. Todo esto en tu nombre amor, todo esto para ti, tal vez nos veamos pronto.

Sucumbió ante el sueño, y pronto, su mente, agotada y caótica descansó por unas pocas horas.

Se hizo de tarde, era la hora de su primera reunión. Se vistió, se lavó la cara y se cepilló los dientes. Un mensaje llegó a su celular:

—Calle de Center, frente a la casa de Joaquín Rivas, el poeta.

Tomó un taxi, y tuvo un mal presentimiento, tal como le había dicho Isidoro, tuvo cuidado y le dijo al taxi que lo dejara en el centro comercial Vertical, de ahí se fue a pie, Center quedaba a pocas cuadras, y llegó a tiempo.

—Isidoro, estoy afuera —dijo por llamada.

—Perfecto, la reunión está lista para recibirte, ya vamos a atenderte.

Isidoro salió vestido de saco de su casa, y atendió afuera al joven Lot.

—¿Tuviste un impedimento?

—Sí, presentí que el taxista…

—Sí, lo sé, tuve una mala corazonada, es mejor prevenir. Entra.

Isidoro abrió la puerta de metal en las afuera de la casa, y dejó entrar a Lot. Caminaron a través de un jardín, y aquella sensación de nervios invadió la mente de Lot.

—¿Martha vino a esta casa?

—Sí, varias veces, es decir, las pocas veces que vino, estuvo con nosotros.

—¿Me explicará lo su entrega de muerte?

—Más tarde, por ahora, vamos a presentarte ante la congregación.

—Espero no causar molestias.

—No te preocupes, Martha dijo que aquí con nosotros te sentirías cómodo, me habló de ti todo el tiempo, y quedé intrigado, como siempre, intrigado por conocer personas con una capacidad mental como la tuya.

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height